Algunos problemas de organización, un comienzo más frío de lo normal, junto a la usencia de Clas Nachmanson, empañó la actuación de la veterana banda, a la espera de lo que será su nuevo lanzamiento en el 2008.
Aún no me podía creer lo que estaba pasando, pero era cierto. Apenas faltaba un cuarto de hora para que dieran las diez de la noche, y en los oídos de la desconcertada audiencia de la Sala Heineken de Madrid, comenzaban a resonar los agresivos bits de 'Monochrome'. Mal comienzo, y no porque el tema no fuera el adecuado, sino porque todo aquello estaba comenzando un cuarto de hora antes del horario previsto. Por este motivo no pude asistir a la actuación de los madrileños Debod, que imagino no pudieron contar con mucho publico visto el desbarajuste. A los que si pude ver fue a Reaper, el nuevo proyecto del griego Vasi Vallis. Tecno Industrial convencional, quizás demasiado, que no llegó a calar en la mayoría del publico. Pese a todo he de reconocer el esfuerzo realizado por parte de este artista, al que algunos recordaran de su anterior proyecto Frozen Plasma, a la hora de intentar animar a un público frio, que esperaba ansioso las sutilezas electrónicas de Covenant. Un salto cualitativo al que, en mi opinión, Reaper no puede, hoy por hoy, hacer frente.
La segunda sorpresa para muchos de los asistentes fue la ausencia de uno de los miembros del grupos sueco. No estamos refiriendo al siempre espectacular Clas, que esta siendo substituido por Daniel Myer en esta gira, aunque también parece estar colaborando en la gestación del nuevo disco de los suecos que verá la luz durante el 2008. Hasta qué punto esto podría significar un giro al sonido de uno de mis grupos favoritos está aun por ver, de momento durante toda la actuación eché de menos la presencia de Clas y sus saltos a un lado y a otro del escenario. La novedad de ver en un concierto de Covenant a Daniel Myer (Haujobb, Architect) aporreando unos timbales acústicos, no consiguió que me olvidara de él. Pero vayamos con el concierto.
Todo empezaba fuera de ritmo, hasta el propio Eskil desentonaba más de lo normal en 'Monochrome', el primer tema de la noche. Su voz, más que destemplada, no mejoró en la fantástica 'Bullet', de por sí más exigente a nivel vocal que la anterior. El aire invernal, que esa noche serpenteaba entre las calles de Madrid, parecía haberse colado entre los huecos del público que medio llenaba la sala. '20hz', uno de los mejores temas de su último disco "Skysheper", y un tema inédito, adelanto de su nuevo trabajo previsto para éste año 2008, cerraron este arranque de concierto para olvidar. Acaso sirvan estos primero cuatro temas para analizar la trayectoria de la banda, desde el esplendoroso "Northern Light", al que pertenecen los dos primeros temas, hasta su ultimo álbum "Skyshaper", bastante mas descafeinado. El tema nuevo no hizo más que alimentar mis dudas sobre la trayectoria de mi querida banda sueca. Lo bueno de los grupos con trayectoria es que siempre pueden tirar de reportorio, y eso es lo que hicieron.
La cosa ganó enteros cuando se empezaron a escuchar los primeros compases del fantástico 'Tour de Force', todo un clásico, que hizo las veces de preludio a otro tema aún más lejano en su discografía . Es extraño escuchar en sus conciertos temas antiguos anteriores al "United States of Mind" lanzado en el año 2000, con alguna excepción, como la fantástica 'Go film', que esta vez se quedó en la recamara. Fue toda una novedad escuchar un tema como 'Storm' incluido en su álbum "Sequencer", editado allá por el año 96, cuando el sonido de la banda se desenvolvía en ámbitos más industriales y agresivos, poco que ver con las melodías actuales. Su siguiente parada, como contrapunto al tema anterior, de nuevo un corte del fantástico "Northem Light", aunque sin duda, eso si, uno de los más flojos del disco. Me refiero al excesivamente meloso 'Invisible and Silent', una balada conmovedoramente irritante.
Después del lapsus lacrimógeno, del tirón hasta el final: 'The Man', el hit llena pistas 'We Stand Alone', 'Ritual Noise', el mejor tema quizás de su último disco, y una nueva sorpresa. Con los motores ya plenamente encendidos, el público totalmente entregado y Eskil visiblemente afectado, los chicos se marcaron otro tema añejo del "Sequencer", en este caso el fantástico 'Stalker', muy divertido, y que sirvió de trampolín para otro clásico del nihilismo electrónico 'Call the ships to Port'. Ahora sí que me lo estaba pasando bien, bueno hasta ese momento porque el grupo realizaba la despedida de rigor antes de los bises.
Muy corto se me había hecho este último y divertidísimo tramo del concierto, aunque no se hicieron mucho de rogar para regalarnos dos nuevas canciones, 'Happy Man' y 'Deathstars', que acabaron de rendir al público de la sala. Los responsables de la sala Mahu, huy perdón, Cruzcaspo quería decir, no parecía tan contentos y encendieron las luces generales en este tramo final, un dedo índice levantado para estos agradables anfitriones. El público impertérrito ante semejante desfachatez, obligó al grupo a salir una vez más al escenario para ejecutar un de sus himnos de gala, el siempre lúdico, y adecuado a la afonía incipiente de Eskil, 'One World one Sky'. Un bonito broche final, para el concierto más gris de los suecos que he tenido la oportunidad de presenciar y que aun así fue divertidísimo sobre todo en su parte final, por eso son tan grandes. Covenant, permaneceremos a la escucha.
La segunda sorpresa para muchos de los asistentes fue la ausencia de uno de los miembros del grupos sueco. No estamos refiriendo al siempre espectacular 
La cosa ganó enteros cuando se empezaron a escuchar los primeros compases del fantástico '
