Una de las mejores y más perversas películas de vampiros jamás rodadas, repleta de colmillos, glamour, sensualidad y malevolencia.
"Drácula, Príncipe de las Tinieblas" dirigida por Terence Fisher con la distribución de Manga Films y presentada 1966. Interpretada por Christopher Lee como Drácula & Andrew Keir como Padre Sandor & Barbara Shelley como Helen & Francis Matthews como Charles & Suzan Farmer como Diana & Thorley Walters como Ludwig & Charles Tingwell como Alan & Philip Latham como Klove desde Gran Bretaña y pertenece al género Terror , tiene una duración de 86 minutos. Enlace Relacionado:Manga Films Valoración: 8 sobre 10
En el año 1966 la productora británica Hammer Films pasaba por un momento delicado; los grandes beneficios económicos que le habían reportado taquillazos mundiales como La Maldición de Frankestein (1957), Drácula (1958) o La Momia (1959), todas ellas dirigidas por Terence Fisher, se habían ido diluyendo en proyectos cinematográficos que no habían dado el resultado esperado. Particularmente grave fue el fiasco de la costosísima Hace un millón de años (1965), en el que ni la presencia de una espectaculamente bella Raquel Welch, rodeada de enormes dinosaurios y bastante ligerita de ropa, fue capaz de atraer a la gente a las taquillas. En consecuencia, la Hammer andaba necesitada de un gran taquillazo que volviera a llenar sus cada vez más depauperadas arcas.
Los ejecutivos del estudio se plantearon la posibilidad de volver a reunir al extraordinario equipo humano que hizo posible el alumbramiento de las mencionadas películas, en espera de volver a resucitar el éxito que éstas tuvieron. Animada por este deseo, la Hammer puso en marcha el rodaje de Drácula, príncipe de las tinieblas, reuniendo a casi todos los responsables de sus viejos éxitos. Estaba Terence Fisher, como director, James Bernard, como autor de la banda sonora, Bernard Robinson, como director artístico y Christopher Lee, como actor principal, entre otros. Tan sólo dos elementos primigenios fallaron; el actor Peter Cushing y el guionista Jimmy Sangster. Aún así, el material de partida era suficientemente prometedor. La maestría de Fisher, la apostura de Lee, las tétricas notas musicales de Bernard y el talento artístico de Robinson eran suficientemente capaces de llevar adelante, ayudadas por el resto del equipo, el nuevo proyecto. El resultado lo tenéis a la vista; a mi juicio, una de las mejores películas Hammer de todos los tiempos, superior en algunos aspectos a su predecesora en la saga draculiana, y con unas notas de perversidad que resultan francamente sorprendentes, incluso hoy.
La película comienza recordando el fabuloso final de Drácula, para situarnos después en medio de un ambiente en el que, a pesar de los años transcurridos desde la muerte del vampiro, la gente que vivía en las cercanías de su castillo sigue teniéndole miedo y creyendo en las antiguas supersticiones, unas supersticiones contra las que lucha el padre Sandor, tremebundo y arrollador prior de un monasterio cercano y que en esta película representa el sustituto de Van Helsing. El padre Sandor entra en una taberna en la que también están dos matrimonios ingleses, de turismo por los Cárpatos. Tras entablar conversación con el monje, éste les advierte que no deben acercarse al castillo. Los dos matrimonios reanudan su viaje pero, cuando llega el anochecer, el cochero les obliga a bajar de la diligencia en la que van porque no se atreve a circular cerca del castillo por la noche. Resignados, los cuatro turistas se preparan para pasar la noche en una caseta abandonada del bosque cuando hasta ellos llega otra diligencia, esta vez sin conductor. Tras discutirlo entre los cuatro, deciden montarse en ella. Los caballos no responden a las órdenes y llegan al castillo.
Las dos parejas pasan al interior, encontrando el salón con la mesa dispuesta para su cena, la cual será servida por un alto y sombrío mayordomo, de nombre Klove. Una serie de detalles inquietantes pondrán muy nerviosa a la quisquillosa y estirada Helen, quien no podrá conciliar el sueño. Su marido, Alan, con intención de calmarla saldrá a explorar el castillo para demostrarle que no ocurre nada; en su deambular será atraido hacia la cripta, donde será asesinado por el mayordomo, quien colgará su cadáver cabeza abajo sobre el ataúd de Drácula y le pegará un tajo en el cuello con un cuchillo para que la sangre del muerto caiga sobre las cenizas del vampiro. Helen, ante la tardanza de su marido, decide ir en su busca, pero acabará encontrándose con el mismísimo Drácula, recién resucitado.
Charles, hermano de Alan, y Diana, el otro matrimonio, consiguen a duras penas escapar del castillo tras el ataque combinado de Drácula y de una Helen transformada en una sensual vampira. En su huída llegan al monasterio regido por el padre Sandor, en el que se refugian. En el mismo monasterio se encuentra acogido un loco, Ludwig, quien, hechizado por Drácula, le acabará facilitando la entrada al monasterio. Por su parte Helen se procura acceso al lugar engañando a su cuñada, a la que está a punto de morder hasta el momento en que repara en la cruz que ésta lleva. La alarma se dispara en el monasterio, comenzando una busca frenética de los dos vampiros.
Helen es capturada y empalada por los monjes pero, mientras esto sucede, Ludwig le facilita a Drácula el acceso a la habitación donde descansa Diana. El vampiro ofrece a Diana la sangre de su pecho; cuando la joven está a punto de beberla Drácula se da cuenta que le están empezando a acorralar y que debe huir rápidamente. Coge a la desmayada Diana y huye velozmente hacia su castillo, donde finalmente, y tras disparar el padre Sandor contra el hielo que cubre el río que cerca sus muros, Drácula cae en la corriente de agua, ahogándose.
La película ofrece escenas especialmente turbadoras. Destaca en particular la muerte de la vampira Helen, una mujer deseable y vestida con un vaporoso y sensual camisón de dormir, empalada por un numeroso grupo de hombres. También el momento en que Drácula ofrece su sangre a Diana resulta especialmente terrorífico, con un acertado uso de la iluminación y las sombras. Muy turbadora resulta también la inversión moral que experimenta el carácter de Helen; de ser una remilgada y recatada dama victoriana pasa a ser una mujer voluptuosa y terriblemente sensual tras su conversión en vampiro. ¿Crítica a la hipocresía de la sociedad victoriana y, por ende, a la de la sociedad británica en general ?. Es posible...
A pesar de no guardar en absoluto parecido alguno con la inmortal novela de Bram Stoker, el guión recoge elementos muy cercanos a ésta ( el personaje de Ludwig es un equivalente al Renfield de la novela ) así como también se hace eco de tradiciones vampíricas muy arraigadas en Centroeuropa, como el que las corrientes de agua son fatales para los vampiros y no pueden cruzarlas ( Drácula muere ahogado en una ). El excelente guión, unido al brillante trabajo de fotografía e iluminación y al destacado trabajo de ambientación, elementos todos ellos comunes en las películas de Terence Fisher, hacen de Drácula, príncipe de las tinieblas una de las más destacadas películas Hammer de todos los tiempos.
El DVD, editado en España por Manga Films, se puede escuchar tanto en castellano como en inglés, y tiene subtitulos en castellano y portugués. Viene acompañado por treinta minutos de extras, entre los que se incluyen una galería fotográfica, un anuncio para la televisión, fichas técnica y artística, filmografías y el episodio "Dracula and the Undead" de la serie televisiva "World of Hammer", emitida en la televisión británica a comienzos de los años noventa y que recopila escenas de películas Hammer en torno a un tema determinado, en este caso, los vampiros. En suma, un DVD más que completito, cuyo visionado hará que llenéis vuestra habitación de ajos y de crucifijos...
La película comienza recordando el fabuloso final de 
La película ofrece escenas especialmente turbadoras. Destaca en particular la muerte de la vampira 