Cinco grupos de diferentes nacionalidades y estilos, de dos de las discográficas más “punteras”, en un evento gratamente inolvidable que mostró las diferentes tendencias, tan actuales como oscuras.
Sábado 30.06.07: Infacted RecordingsForces
Txacolís, pintxos y más txacolís (que para eso ya me conozco gran parte de Vitoria de viajes anteriores) y coincidencia a la hora del patxarán, en la taberna “El 7”, con el Comando Kromlech, los Grendel y los Heimataerde, entre otros, “birreando” en la estrecha calle. Todo un clásico en ciudades pequeñas. Y otra vez a la Helldorado.
Para muchos era el día del gran combate. En la esquina azul, los medievaloides caballeros teutones, que venían de actuar en el masificado Wave Gothic Treffen y que lo harían por primera vez en España; y en la esquina roja, los violentos holandeses, en plena forma, a los que me perdí en su anterior visita vitoriana, cuando el promotor se desvirgó.
Primera hora de la noche y el club sónico de Gasteiz quitaba el candado. Entretenimiento audiovisual, saludos de rigor entre un publico de diferentes puntos del país y, sobre el escenario, dos teclados cubiertos con sendas banderas de Cruz Roja de Patea (o de Malta) sobre fondo blanquimarrón, muy propia de los Herren de la Orden del Temple.
Así hasta que dos individuos vestidos de época (medieval, cómo no) irrumpen sobre las tablas para acercarse a sus máquinas. A la siniestra, un joven con vestimenta que recordaba al aprendiz de ‘El Nombre de la Rosa’ y, a la diestra, un tipo con almófar (o cota de malla sobre su cabeza). Llamativo y casi inmediato gesto de incredulidad en este último, tocando y retocando el cableado de su Vaio y periféricos diversos, como el famoso Access Virus Classic.
Algo olía a podrido en Dinamarca. Problema técnico al canto. Efectivamente, el dichoso contratiempo (u-ese-beero) postergó el comienzo de la actuación, lo que el publico pareció aceptar sin molestia alguna. Unos pocos videoclips para entretener a los allí reunidos, hasta que, finalmente, sonaron los primeros acordes, o melodías. ‘Alea jacta est’. Comenzaba el espectáculo.
Ante mis ojos, el grupo que más deseaba ver en directo. La banda que más ha sonado en mi coche -y en mi cerebro- durante las últimas semanas. ¡Heimataerde! Una deliciosa formación (unipersonal en estudio) de indudable nacionalidad, que tan sólo canta en alemán (muy Nachtschwärmer) con las dosis justas de latín, trasladando al oyente a adictivos tiempos pretéritos.
Tras una breve intro instrumental ('Gedanken', si mi memoria no me falla) aparece bajo foco rojo un hidalgo caballero templario que con yelmo de acero protege su cabeza. Un sólo grito: ¡Non Nobis, Domine!
Su frontman y alma mater, todo un “actor”, entretuvo al máximo con su particular puesta en escena, desatando el delirio con su final recurso sanguinolento y sus protésicos colmillos afilados. Además, evocando recuerdos de los folclóricos conciertos de Stille Volk y QNTAL, el “joven aprendiz” (Bruder lo llama Ash) sorprendió a todos con su innovadora Flux (flauta con sensores ópticos o electrónica MIDI), para así tocar en directo las melodías tan características de esta banda influenciada por las guerras del medievo.
Y si su discografía está compuesta por dos maxis y dos álbumes ("Gotteskrieger", 2005, y "Kadavergehorsam", 2006), la selección que de estos trabajos efectuaron fue la más correcta o, al menos, así lo siente mi tímpano.
Vamos, que si bien predominó el ritmo bailable (que no ‘wakala’), también hubo hueco para medios tiempos, lentos y tranceados (en el mejor y más puro sentido de la expresión). De entre éstas, la épica 'Wiedergaenger' o la bella 'Eins Sein', mucho más ralentizadas que en la versión de estudio y, sobre todo, la hipnótica 'Ich hab die nacht getraeumet' o la inconmensurable 'Warum das Leiden Lohnt', que rubricaron momentos per se inolvidables.
'Jerusalem', 'Koenig von Thule', 'Lebloser Korper', 'Verflucht', 'Leben', 'Endlos', 'Moerder', 'Du Fehlts Mir', 'Gib mir' y 'Gibt es wirklich einem gott' completaron apoteósicamente la actuación, junto a la menos afortunada, 'Morituri Salutan'. 'Dona nobis pacem', 'Morte e Inmortals', dudo en estos momentos si se interpretaron.
Un diez absoluto al proyecto de Ashlar von Megalon aka DJ Ash (the slave) y sus “hermanos”.
Era el turno de la naranja mecánica. El neerlandés VLRK nos presentaría su más reciente trabajo, en lo que era su segunda actuación en Vitoria, ahora sin Anita. A su salida al escenario, pudimos ver estética ebemera clásica para su “estatúder”, con efectivas protecciones antidisturbios. Flanqueándole por los laterales, M4RC con sus pads Roland y MRKO con su Korg Karma.
Contundencia salvaje a raudales. Posiblemente, el equivalente a Guido Henning de los E-Craft... versión Paises Bajos y sonando más darkdance. Una auténtica bestia grendeliana del sonido Harsh-EBM más acelerado, representado en la actual "Harsh Generation" (2007).
Tanta ira desprende cuando canta que entre frase y frase se le veía apretar la mandíbula, reprimiendo así su desbordada excitación. ¡Bestial! Micrófono continuamente compartido con un público que demostró traerse aprendidos de casa los estribillos de los mayores hits ('Soilbleed' entre ellos). Caña y más caña para el respetable, que vibró como nunca con su alargada harsh-actuación.
Dj Mike se encargaría después de iniciar las sesiones de deejay, en un nuevo pulso contra su colega Dj Cyberchrist aka ‘Pure Fucking Industrial’, tal y como rezaba la parte delantera de su recortada camiseta.
Clásicos como Suicide Commando, Covenant o VNV Nation (y no tan clásicos como Reaper, Modulate o Chaoskult) provocaron el baile entre un público multicolor (en su vestimenta), durante el resto de la velada y hasta el amanecer, poniendo así punto y final a un inolvidable evento perfectamente organizado y a precio de saldo (tanto por el importe de su abono como por el de los botijos, que en sala se venden al irrisorio precio de 1,60€), del que todos salimos más que satisfechos y ansiosos por que llegue ya la 3ª ‘Erasoa’.
Primera hora de la noche y el club sónico de 
Un diez absoluto al proyecto de 
