Con este disco aprenderás a mezclar sabiamente ingredientes tan dispares como el gothic rock y el dark martial folk de manera que el resultado, adornado con unos toquecitos de electrónica y ambient, sea un delicioso manjar para tus delicadas orejitas.
"King ov Salo" es un trabajo de Jesus and the Gurus editado en Black Rain (Ref: BR036) en Octubre de 2006. Interpretado por Son ov David como cantante & Gabriell M.M al mando de los samplers y la electrónica & Tom Alien en la guitarra y el bajo desde Suiza y navega entre los estilos Apocalyptic Folk & Gothic Rock & Martial y tiene una duración de 66,06 minutos. Enlaces Relacionados:Jesus and the Gurus & Black Rain Valoración: 8.5 sobre 10
No puede producir nada que no sea asombro el modo en que Jesus and the Gurus se ofrecen ante el oyente; un modo cínico, sardónico, deliciosamente cruel y profundamente sarcástico en el que se mezclan elementos fetichistas, satanistas, militaristas y religiosos con una despreocupación que asusta. La ambientación general de este “King ov Salo” invita a la chufla desde el mismo momento en que se tiene conciencia de lo que significa ese título. Salo, o República Social Italiana, fue el estado títere que le montaron los alemanes al dictador Benito Mussolini entre 1943 y 1945. Semejante premisa nos hace dudar de la seriedad que se pretende transmitir con el sonido, el artwork de corte militarista y los mensajes inspirados en el ocultista Aleister Crowley y en el satanismo. Lo único que estoy por creer que dicen en serio es que con este trabajo quieren luchar contra la estupidez, Dios, la religión y el totalitarismo.
Estos brillantes apóstoles de la confusión nos dan la bienvenida con 'Deep Inside', una excelente intro de corte ambiental y oscuro. ‘The End is Near’ mezcla lo marcial con los Laibach del “Jesuschrist Superstar”. Fortísimas guitarras se alían con un impresionante trabajo de percusión, una voz altiva y unos teclados tan oscuros como el Apocalipsis que pretenden anunciar. El estribillo es muy pegadizo y se queda martilleando en tu cabeza como un soniquete imposible de olvidar. ‘The Song is the Weapon’ es desconcertantemente curioso; es como si viviéramos en una aceleradísima película del Oeste, en cuyo argumento se hubieran metido con calzador intervenciones esporádicas de una orquesta sinfónica.
‘The Others’ vuelve a dar otro salto estilístico para trasladarnos a paisajes más tribales y ambientales. Con ‘March to Hell’ volvemos a experimentar asombro ante lo que parece ser un cruce de Death in June con Laibach y Rammstein. ‘Hail Satan’, sinuosa, retorcida y oscura, hace que nos postremos ante el trono del Maligno bajo la amenaza de unas guitarras cortantes como hachas. El canto de un clérigo musulmán sirve de prólogo a ‘Storm of Steel’ que no es ni más ni menos que un auténtico himno militar que ilustra un grandioso ( grandilocuente, más bien ) desfile de soldados con el pecho henchido por el honor y el orgullo. Al menos esa es la impresión que da un principio, porque la intención seguro que es totalmente diferente.
‘Frozen Eyes’ nos propone un descanso en el que la percusión, más solemne que nunca, y la melodía consiguen crear un más que logrado ambiente de réquiem. ‘Praise the Lord’ es arrastrada, sucia y ruidosa, en la línea de ‘Hail Satan’, aunque de un nivel bastante inferior; algún garbanzo negro tenía que haber. ‘Dance of Fire’ es un interludio instrumental basado, de nuevo, en la percusión, y que sirve de antesala a mi pieza favorita del disco, la deliciosa ‘We Just Fight’. No sé si es por sus preciosos teclados ambientales, por sus pegadizos ritmos o por su contundente estribillo; el caso es que esta canción no ha salido de mi cabeza desde la primera vez que la escuché.
‘Holy Town’ es como un resumen de todo lo que hemos escuchado hasta ahora, metido en poco más de cuatro minutos. Mucho más destacable es ‘Leiche Otto’, un corte a base de teclados y samplers en el que casi puede palparse la desolación que queda tras una batalla particularmente cruel y sangrienta. Fúnebres teclados nos anuncian la llegada de ‘Sometimes’, en la que, a los elementos ya habituales, se añade el sonido de campanas y una voz femenina haciendo coros en el estribillo.
Para finalizar este viaje Jesus and the Gurus nos ofrecen ‘Dust to Dust’, otra de las joyas de esta particular República de Salo. Ambientales y etéreos teclados dan paso a sonidos dark folk , que a su vez ceden el testigo a un bailable estribillo plenamente inmerso en los terrenos del rock gótico. Un excelente final.
Aunque en un principio pueda parecer lo contrario, la mezcla de géneros no es indigesta en absoluto. Jesus and the Gurus demuestran gran inteligencia a la hora de decidir el orden de los temas, colocándolos de forma que el siguiente tenga poco o nada que ver con el anterior, consiguiendo de esta manera primero la atención del oyente, luego su asombro y después su entrega y devoción. Recomendado, ya lo creo que sí.
Estos brillantes apóstoles de la confusión nos dan la bienvenida con '
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