Esperadísimo tercer trabajo del duo alemán Seabound que de nuevo, no por mucho bien sonar, te termina de enganchar.
"Double-Crosser (2CD Limited Edition)" es un trabajo de Seabound editado en Dependent Records & Metropolis Records & Vision Music (Ref: MIND114]#[MET467) en Octubre de 2006. Interpretado por Frank Spinath como cantante y compositor & Martin Vorbrodt en la programación y resto de instrumentos desde Alemania y navega entre los estilos Ebm & Future Pop y tiene una duración de CD1:49,22 minutos. Enlaces Relacionados:Seabound & Dependent Records & Metropolis Records Valoración: 6.5 sobre 10
Dos años largos nos han hecho esperar Frank Spinath y Martin Vorbrodt, o lo que es lo mismo, Seabound, para presentar oficialmente su nuevo trabajo. La traducción aproximada de Double-crosser vendría a ser algo así como traidor, alguien que muestra una cara pero actúa con otra, y desde luego, una lectura parecida se puede hacer simplemente echando un vistazo a la carátula. Una dama de negro avanza por un pasillo de tonos oscuros hacía una nueva estancia de blanco inmaculado donde permanece escondido tras la puerta un caballero ataviado del mismo color que no parece tener muy buenas intenciones.
Quizás, y digo esto conociendo lo rebuscado que siempre ha sido Frank a la hora de componer sus canciones, ese juego de claroscuros en el que prima esa sombría y melancólica ingenuidad pero que a la vez se ve asaltada cuando menos lo espera por momentos de cierta esperanza y luminosidad, sea una metáfora de las sensaciones que quiere llegar a transmitir con este disco.
Pero interpretaciones libres al margen, los discípulos más aventajados deCovenant, tratan de alcanzar su grado máximo de madurez con este tercer larga duración, consolidándose como banda imprescindible dentro del panorama de la EBM actual, flirteando sin problemas con el Future Pop y aderezando el resultado final con algún rompe pistas.
Double-crosser aparece simultáneamente en dos ediciones diferentes. La primera de ellas en formato digipack y en CD sencillo que reuniría las 10 canciones que componen el disco propiamente dicho. La segunda, limitada a 2000 copias, incluye un CD adicional con 5 remezclas promocionales a cargo de grupos y personajes tan destacados como Rotersand, Olaf Wollschläger o Eskil Simonsson que hace además las veces de coproductor.
Scorch The Ground es el tema elegido, de forma acertada, para abrir el disco. Ya con los primeros compases nos retrotraerá en el tiempo a esos viejos sonidos atmosféricos tan peculiares de la banda. Canción aparentemente sencilla en cuanto a su composición pero resuelta con maravillosa efectividad. La privilegiada garganta de Frank Spinath logra hacer despertar sentimientos, sobre todo en su estribillo central, donde se deja acompañar de coro sintético.
Habiendo superado con nota la toma de contacto con el oyente, llega The Promise, una de las joyas indiscutibles de este disco y las tres versiones diferentes que aparecen en esta edición limitada así lo manifiestan. Como las grandes canciones, se hace de rogar y le cuesta empezar a cobrar forma. Una percusión marcada se va adaptando a los diferentes arreglos electrónicos de Martin y habremos de esperar casi un minuto para empezar a escuchar las voces, apenas audibles en un principio, susurros bajo la cortina sonora después y explosión final en un fundido perfecto con el resto de los elementos.
Doubleplusungood y Sapphire recuerdan muy mucho a esas baladas a medio tiempo del primer disco, No Sleep Demon. Contrastan enormemente con los ritmos marcados de los dos primeros temas, e incluso, como en el caso de Sapphire, se permiten la licencia de simultanear piano clásico con digital.
Domination y sobre todo Traitor, se muestran bastante más agresivas, vuelven a acelerar el tempo de la melodía. En la primera Frank compagina su peculiar estilo de afrontar las letras entre murmullos con su vertiente más potente cuando nos habla de ese “fuego” a voz en grito. La segunda es sin duda la que se puede considerar más salvaje, y no termino de comprender porque motivo se han empeñado en extenderla innecesariamente, porque además de no ser ninguna maravilla, tampoco veo que termine de encajar con la línea que se ha tratado de mostrar en el resto de canciones del disco.
Every Last Grain nos introduce en uno de esos pasajes sonoros de los que antes hacía mención con una duración de algo más de 2 minutos, prescindiendo por completo de voces que pese a sus buenas intenciones, no acaba de funcionar por si misma. Dentro de lo malo, por lo menos sirve de adelanto de otra de las piezas que considero fundamental en el disco, October Song. Tan bella como melancólica, discurre con lentitud disfrazada de falsa balada, mostrándose contundente a la hora de ensalzar emociones en buena medida gracias a los estupendos arreglos electrónicos.
Breathe, que tampoco aporta demasiado, lejos de cerrar el disco de forma sosegada como hacía presagiar el comienzo de la canción, acaba por acelerarse brutalmente con unas bases arrebatadoras que pueden llegar a hacerse un pelín machaconas y un Frank desmelenado que solo recuperará la calma en los compases finales.
Del disco de remezclas tengo que destacar forzosamente las dos versiones de The Promise porque consiguen darle el empujón que necesitaba para terminar de convertirla en verdadera destroza pistas. Y tres cuartos de lo mismo ocurre con la versión de Poisonous Friend, sin duda ninguna la canción que más me gustó de Beyond Flatline.
Independientemente de la multitud de preciosos matices sonoros que Seabound sean capaces de conseguir, de su habilidad innata para envolver al oyente en pasajes musicales así como la escrupulosa elegancia con que son producidos todos sus trabajos, Double-crosser no es ni de lejos la maravilla que ya están empezando a vendernos. Tampoco es que sea horrible, de hecho, si es la primera vez que escuchas al grupo, te puede parecer un disco formidable. Pero para los que conocemos bien su trayectoria, después del imprescindible No Sleep Demon, es más bien escaso lo bueno que han aportado. Pensaba que dos años sin nuevo material era tiempo más que suficiente como para haber tratado de ofrecer algo ligeramente diferente, ahora veo que estaba equivocado.
Pero interpretaciones libres al margen, 
