Magistral ensayo del reconocido crítico norteamericano en el cual nos descubre las claves para comprender muchos de los fatidicos hechos del pasado siglo XX,que tuvieron ,como una de sus consecuencias, la actual falta de esperanza del hombre contemporaneo respecto a las posibilidades de la cultura como instrumento civilizador.
"El castillo de Barba Azul" escrito por George Steiner en la editorial de Gedisa (ISBN: 84-7432-400-9) con 181 páginas. Desde Estados Unidos y presentado en Mayo del 2001 se encuadra en el género Filosofia Enlace Relacionado:Gedisa Valoración: 9.5 sobre 10
George Steiner , crítico estadounidense de origen austriaco, es una de las figuras clave dentro del pensamiento filosófico contemporáneo.Cuenta en su haber con la cátedra de literatura comparada de la Universidad de Ginebra , así como el de ser miembro extraordinario del Church College de Cambridge, habiendo impartido clases en las universidades norteamericanas de Yale y Nueva York. En el año 2001 le fue otorgado el PremioPríncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que este pequeño ensayo, escrito por Steiner en el año 71 a tenor de unas conferencias sobre la obra del escritor T.S. Eliott, constituye una obra fundamental dentro del pensamiento cultural actual. Una obra directa, escrita con un estilo ágil y comprensible, sin que por ello su enorme carga intelectual se vea mermada en ningún momento.
El autor nos propone un viaje a través de los subterráneos de la conciencia europea, con la intención de intuir las terribles tensiones producidas en la psique colectiva occidental que desembocaron en los terribles acontecimientos del pasado siglo XX. La pérdida de la inocencia, y el hecho de que la cultura, el nuevo dios que a partir del pensamiento ilustrado iba a salvar al hombre europeo de la barbarie y la tortura, fuera una barrera tan débil frente al ascenso de los nacionalismos, la justificación de la guerra moderna, o frente a las matanzas indiscriminadas que desde España hasta Siberia sacudieron Europa, exige, según el autor, un análisis riguroso.
No sólo eso, el horror, como nos demuestra Steiner, es mayor al constatar el hecho de que la alta cultura en su sentido tradicional no sólo no se opuso a la barbarie, sino que convivió con ella en muchos casos: Heiddegger escribía sus obras en pleno régimen nacional-socialista , las actividades culturales y el deleite intelectual era ejercido por los hombres y mujeres que promovieron el terror del Holocausto, o las purgas políticas bajo el régimen stalinista.
Steiner plantea un nuevo acercamiento a semejante desbarajuste en la matriz del pensamiento europeo, para ello plantea las distintas cuestiones desde el punto de vista de la psicología de la religión. Según el autor, los acontecimientos de la guerra de los de la primera mitad del siglo XX en Europa se pueden explicar a través del análisis de las tensiones, nunca resueltas, provocadas por la exigencias del monoteísmo judeocristiano. Tensiones que se oponen a la elasticidad del pensamiento politeísta de los cultos paganos, capaces de adaptarse de una manera mucho menos traumática a nuestros comportamientos más mundanos, y humanos, tan alejados de los modelos de perfección ascética.
La obra de Marx y Engels y sus postulados para transformar el mundo capitalista, significan para el autor la última gran reformulación de una perfección paradigmática para el ser humano, con la notable diferencia, respecto a las formulaciones judeocristianas, de que el pensamiento marxista planteaba, en el fondo, la posibilidad de instaurar el paraíso en la Tierra.
Es precisamente en el siglo XIX donde el autor vislumbra los síntomas del malestar que provocaron los acontecimientos por venir . El aburrimiento y el hastío de la sociedad burguesa, tan bien expresadas por Baudelaire en sus escritos, guardaban en su interior las terribles descargas de una espiritualidad no completada que clamaban por el fuego purificador que regenerara la vida. Con el Holocausto el hombre europeo se vengaba de del pueblo que había creado la idea de la perfección máxima, un objetivo inalcanzable para el ser humano mundano presa de sus instintos menos racionales. Si el pensamiento Marxista significaba la inmediatez del paraíso, su terrible exigencia a cualquier precio, las atrocidades de la maquina de guerra europea significaban, como bien señala el autor, la efectiva representación del infierno en la tierra. Unos acontecimientos que dejaron dañados profundamente los frágiles hilos de la sensibilidad y esperanza de la cultura occidental, la perdida del axioma histórico del progreso, y en último termino una pérdida brutal de nuestra confianza en las posibilidades humanas.
Nos encontramos, según el crítico norteamericano, en una postcultura propiamente dicha. Una cultura disminuida que ha perdido los principales paradigmas, ya sean religiosos o intelectuales, que, aunque inalcanzables, la permitían gozar de vitalidad y fuerza. Una situación de ambivalencia que explica gran parte del malestar y escepticismo contemporáneos.
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