Exposición a grandes razgos de lo que involucra la cultura electrónica en alguna de sus diversas manifestaciones artísticas llevada a cabo en la Ciudad de México, Distrito Federal.
La Expo Techno 01 se llevó a cabo el día doce de agosto de dos mil seis en El Getto, ubicado en el Centro de Convenciones Tlatelolco, en Calle Lerdo Esquina Eje 2 Norte en el Distrito Federal. Llegué a las tres y media. El lugar está en un segundo piso y es una especie de bodega muy amplia dividida en dos salones. Cuando entré estaban conectando aparatos de sonido en el salón principal, vi una barra de bebidas, palomitas y nachos, una improvisada mesa donde daban tequila gratis y una chica dispuesta a hacerle piercings a quien lo solicitara. En el salón contiguo ya estaba un DJ tocando. Mi compañero "El Lobo Comunista" y yo dimos un par de vueltas, salimos a comer algo y regresamos al salón donde tocaban los DJs. De pronto, escuché una canción de mi infancia, 'Blue Monday', de New Order y comencé a moverme con timidez, a pesar de que había pocas personas escuchando, después pusieron 'You Spin me Around' de los Dead or Alive, luego la versión de 'Send Me an Angel' originalmente de Real Life en voz de los Orchestral Maneuvres in the Dark, mientras el concierto 101 de Depeche Mode era proyectado en una pared. El lugar se fue llenando con algunas caras conocidas y con otras que entraban con la emoción de saber cómo es el ambiente electro dark.
Las horas pasaron y la gente se animó a bailar mientras la música avanzaba de los ochentas a los noventas en todas sus etapas: industrial, ebm, techno pop, new wave, dark wave, new beat, electro clash, hard core, future pop, al igual que la gente se desinhibía y el baile con buenos modales perdía la compostura. A través de las grandes ventanas cubiertas con tela negra se respiraba un aire industrial, muy de acuerdo con la música que uno bailaba. De Pronto apareció en la pared un video de William S. Burroughs mientras la música se tornaba ácida y agresiva. La cantidad de gente fue lo de menos. El ambiente estuvo increíble, la organización impecable por cuanto a los DJs, el bar y los que lo atendían, pero muy deficiente respecto al tipo que controlaba la consola, ya que varios grupos tuvieron muchos problemas de audio.
La noche era joven todavía cuando Luna Llena subió al escenario. Dos jóvenes vestidos con pantalón azul marino y playeras negras, rapados al estilo skinhead comenzaron a tocar sus melodías estilo psycho. Los únicos problemas que tuvieron fue con los cables y con la consola operada por una persona que adoraba los tonos graves, sin importarle arruinar la actuación del grupo, pero salieron bien librados con sus interesantes canciones, con tintes ochenteros, mucha energía, voces estudiadas, pero lo que me gustó más de la banda fue la sincronía entre ellos. Pasada casi una hora, se acercó al escenario un tipo con un traje blanco, como de personal de intendencia, con maquillaje que simulaba sangre en el rostro y un parche en el ojo izquierdo pateando un tambo en el cual iba un hombre envuelto en plástico adentro. Llegaron al escenario y el hombre en el tambo se metió debajo de él. El primero se subió golpeando el escenario con un palo de escoba. Se metió detrás de una pantalla blanca y al instante un ruido eléctrico brotó de las bocinas. Era algo que podría denominarse terror noise, con una agresiva voz distorsionada. En la pantalla apareció el nombre del proyecto, Encefalisis, y la imagen del hombre atrapado bajo el escenario, amarrado, como si estuviera preso en un túnel sin salida, ensangrentado, desesperado por salir, pero otra vez el tipo de la consola interrumpió el performance al dejarlos sin vídeo, aunque la actuación de Encefalisis superó los contratiempos.
Después tocó el turno del performance Congelada de Uva, de La Sociedad de la Buena Muerte. En un rincón lleno de ropa, enseres domésticos y basura una mujer permanecía inmóvil sentada sobre un cubo. Un hombre vestido de negro tomó un taladro y le picó el cuello. La mujer comenzó a moverse y le quitó la sábana al cubo en el que permaneció para descubrir una televisión. El hombre dejó el taladro en el suelo y comenzaron a desnudarse. Ella vistió de novia y él se envolvió en plastipac. Mientras ella se retocaba, el tomó un bate plateado y golpeó la tele, primero con golpes tímidos, luego agresivos hasta que la rompió. Luego tomó un envase de plástico e ingirió una bebida. Bajó del escenario y le dio de beber a una chica que tomaba fotos. Y eso fue todo. Luego hubo una pasarela de modas dark a cargo de las creaciones de Oscar Maya, y el escenario se engalanó con la presencia de seis chicas que bailaban ritmos acelerados y desprovistos de buenos modales. Quienes tuvieron poca suerte con eso de los aparatos eléctricos, fueron los de Maniaka Expansión, que tuvieron que esperar varios minutos e inclusive interrumpieron su actuación a causa de los tonos graves y el cableado, como los otros, aunque la vocalista de Maniaka nunca perdió ni el espíritu ni la energía para mostrar una excelente actuación.
La noche prometía muchísimo más, pero el cansancio ya me había hecho presa, por lo que tuve que abandonar el Getto, muy a mi pesar imaginando qué tanto ofrecerían en la primera Expo Techno 01. Ya estoy ansioso de que llegue el segundo.