La extensa trayectoria de los madrileños La Broma Negra viene a enriquecerse con la salida de su nuevo disco, el excelente “Desilusiones de grandeza”
"Desilusiones de grandeza" es un trabajo de La Broma Negra editado en Gaser Discos (Ref: GSR - V001) en Marzo de 2012. Interpretado por Carlos Caballero como cantante y letrista & Alex Gómez a la guitarra desde España y se centra en el estilo Electro y tiene una duración de 48 minutos. Enlaces Relacionados:La Broma Negra & Gaser Discos Valoración: 9 sobre 10
A lo largo de sus ya veintitrés años de existencia, La Broma Negra han experimentado algunos baches que les han tenido apartados de los escenarios y de la creación musical durante un largo periodo de tiempo. Afortunadamente, de un tiempo a esta parte han enganchado una fructífera racha de la cual hemos tenido la suerte de ser testigos en Mentenebre desde casi el primer momento. Este disco, “Desilusiones de grandeza”, editado en cd y en vinilo ( con regalo del cd ) es por el momento el último peldaño en esa escalera vertiginosa en la que se está convirtiendo la discografía de estos muchachos, que al igual que ocurría en su anterior disco siguen siendo un dúo.
Me ha encantado comprobar que en este nuevo lanzamiento han seguido la línea de “Joyas de princesas muertas”, es decir, pasar su música por un sofisticado y elegante tamiz electrónico, que seguramente les facilitará bastante las cosas para los directos. La electrónica con que La Broma Negra reviste su música carece de estridencias, de salidas de tono, de ritmos frenéticos; de lo que anda sobrada es de buen gusto, de sobriedad, de acertada elección de ritmos y arreglos, perfectos complementos para las siempre originales letras del dúo.
De la excelente conexión de la que disfrutan música y letras nacen temazos como el desgarrador relato bélico de ‘Señor danos la victoria’ o el ácido retrato de la escena musical que se deja entrever en algunos momentos de ‘Hay más de una manera de provocar un incendio’. Ambas letras, oscura y amenazadora la una e irónica la otra, se envuelven en un manto de electrónica sublime y sofisticada, envolvente y magníficamente arreglada, sobre todo la primera de ellas. La segunda cuenta además con un épico estribillo, capaz de levantar el ánimo más tirado por los suelos.
‘Su decisión mi capitán’ aúna una suave melancolía con una letra sumamente original, plena de imágenes y sugerencias. Pero la palma de las letras originales de este disco se la lleva ‘Las lágrimas de Miguel de Molina’; la verdad es que sólo a estos chicos se les podría ocurrir hacer protagonista de una canción, de alguna manera, al cantaor Miguel de Molina, quien tuvo que huir de España a comienzos de los años cuarenta del siglo XX tras una paliza propinada por significados franquistas, entre ellos el conde de Mayalde, posteriormente alcalde de Madrid.
‘¿Quién era yo cuando era un niño?’ vuelve a dar un ejemplo de lo que es una letra trabajada e inteligente, a la vez que poética y sugerente, adornada con una música casi bailable, de lo más épica que podemos encontrar en este cd. ‘Protege tus secretos’, editada como single, también es sumamente rítmica, obligándonos a mover nuestra cabeza al ritmo de sus pegadizas melodías al tiempo que nos dejamos hechizar por el elegante embrujo de sus sutiles arreglos.
‘El caballero de la mano en el pecho’ tiene también un encanto especial en sus melodías, en sus arreglos y en la siempre expresiva voz pero también, como es norma en todo el disco, en sus letras. Es precisamente entre los juguetones y muy dinámicos ritmos de ‘Rinconete y Cortadillo’ que encontramos algunos de los versos más afortunados de todo el disco: “Quiero pensar que todo el que acudió a velar a nuestro dictador fue tan sólo para confirmar que ese señor estaba muerto”…
Merece mucho la pena detenerse a escuchar a La Broma Negra, una banda que no se mueve para nada entre tópicos, ni musicales ni mucho menos letrísticos. Una banda que arriesga, siempre para bien, y que con cada nuevo paso en su discografía afianza todavía más una carrera artística brillante y sumamente recomendable.
A lo largo de sus ya veintitrés años de existencia, 
‘