Recurriendo a Platón los elementos son aquellas cosas que componen y descomponen los cuerpos complejos; es decir, los elementos serían substancias simples, primordiales, que configurarían -según las antiguas tradiciones de todas las civilizaciones esotéricas- tanto el Cosmos como el mismo hombre. La Tierra se relaciona con la materia concreta, con aquello que está expresado en dimensiones, que puede pesarse, medirse, trasladarse. Esta tierra es justamente lo concreto, aquello que pesa, no sólo en el Cosmos asumiendo forma de planeta, de estrellas, sino que pesa también en nosotros asumiendo forma de cuerpo.
El Agua simbólicamente es la vida que recorre la materia; es la energía que baña la materia; es esa fuerza que hace que la materia pueda entrar en acción y que no sea simplemente materia inerte; es aquello que nos permite caminar, hablar, que hace que tengamos temperatura, que podamos decirnos vivos y hace que estén vivas todas las cosas que en el Cosmos se mueven, cumpliendo leyes inexorables y matemáticamente perfectas. El Agua es, pues, vitalidad; el Agua es la «sangre» de la Tierra, lo más vital, lo más fuerte.
El Aire es la psiquis; es el conjunto de emociones y de sentimientos; es aquello que nos inclina hacia las cosas, a favor o en contra de ellas: lo que nos mueve en el plano del sentimiento. Esto es el Aire: la expresión de lo que se siente, el mundo de la emoción.
El Fuego es el mundo del pensamiento; de la idea; de la gestación en un plano tan abstracto que sólo puede captarse por otra entidad tan abstracta como es en nosotros la mente, como es en el Cosmos el Fuego, por su puesto faltarían mas elementos, no solo los cuatro tradicionales de la cultura occidental, ya que no creo que el artista nos hable exclusivamente de estos, no, hay un mensaje ZEN, de equilibrio, de observación, de integración, de humildad ante la naturaleza y el cosmos. Así pues, se nos presenta este trabajo de Yukiko Fukushima bajo el seudonimo de Keli, artista japonés multidisciplinar, que con exquisitas composiciones de corte neo-clasico, piano e improvisación, ambientes lejanos muy sutiles no empuja hacia la necesaria introspección, a veces mezclando sensibilidades occidentales con las orientales, desconcertando con improvisaciones, pero siempre siguiendo un criterio. Destacar la presentación en digipack con un gusto sobrio y japones que se integra perfectamente con el contenido musical. En el interior del Digipack se encuentra un "pass" con el cual te podras descargar un tema exclusico de Keli desde el mismo sello discografico.
Sorprendente trabajo del sello francés OPN, recomendable a los de espiritu cansado y pedregoso…es decir a todos. |