El conde Drácula busca nuevos territorios en los que expandir su reino de terror; cansado de Europa decide aceptar la invitación de una discípula estadounidense para visitarla en su casa y comenzar así una nueva no-vida...
"El hijo de Drácula" dirigida por Robert Siodmak con la distribución de Universal Pictures Iberia y presentada 1943. Interpretada por Lon Chaney Jr como conde Alucard & Louise Allbritton como Katherine Caldwell & Robert Paige como Frank Stanley & Evelyn Ankers como Claire Caldwell & Frank Craven como Harry Brewster & J. Edward Bromberg como Profesor Laszlo & Samuel S. Hinds como Juez Simmons & Adeline de Walt Reynolds como Madame Zimba & Pat Moriarty como Sheriff Dawes & Etta McDaniel como Sarah & George Irving como Coronel Caldwell desde Estados Unidos y pertenece al género Terror , tiene una duración de 78 minutos. Enlace Relacionado:Universal Pictures Iberia Valoración: 8.5 sobre 10
En la mansión de los Caldwell, situada en los pantanos de Lousiana, se espera la visita del conde Alucard, un noble de Centroeuropa que ha sido invitado al lugar por Kate, una de las dos hijas del dueño de la casa y notoria seguidora de las artes ocultas. Ante el retraso de su llegada, Kate acude a preguntarle a una vieja gitana con poderes de bruja si el conde finalmente va a venir. La anciana advierte a Kate que debe evitar la llegada del conde, que sumirá al lugar en una espiral de muerte y que ella misma, Kate, acabará casada con un muerto y viviendo en una tumba. El discurso de la anciana es interrumpido por la llegada de un murciélago, que asesinará a la mujer en presencia de una impresionada Kate.
La fiesta prevista para dar la bienvenida al conde tiene lugar aún sin su presencia, al menos aparente. Lo cierto es que, sin que nadie le vea, el conde Alucard se introduce en la casa y asesina al padre de Kate. Cuando los invitados ya se han marchado y el cadáver del coronel Caldwell ya ha sido descubierto el conde se presenta oficialmente en la casa. Al mismo tiempo el doctor Brewster, amigo de la familia, sospecha tanto de la muerte del coronel como de la figura del conde Alucard y acabará averiguando que Alucard es Drácula y que ese nombre arrastra tras de sí una historia de maldad y perversión.
Esa misma noche Drácula y Kate se casan ante un juez de paz. Cuando regresan a casa se ven interrumpidos por Frank, el prometido de Kate, quien dispara sobre el conde; sin embargo la bala atraviesa su cuerpo e impacta en el de Kate, quien cae muerta al suelo. Sin embargo, cuando el doctor Brewster acude a la casa, el propio Drácula le presenta a Kate, quien está tumbada tranquilamente en su cama, eso sí, con una mirada aterradoramente fría. El doctor Brewster y su amigo, el profesor Lazslo, acuerdan destruir a Drácula y a Kate, de quien sospechan con acierto que también es ahora un vampiro.
Mientras tanto Kate visita a Frank en el calabozo donde está retenido para, tras beber su sangre, confesarle que es inmortal y pedirle que mate a Drácula. Frank escapa de la cárcel y corre hacia el lugar donde se esconde el conde, quien tras una lucha con el joven, se ve sorprendido por el amanecer y, como no le da tiempo a introducirse en su ataud antes de que el sol esté en lo alto, muere. Tras ello, Frank acude a la casa de Kate y destruye su cuerpo, que yace tumbado en su propio ataud.
Esta estupenda película pertenece a laépoca en que el cine de terror producido por la Universal había empezado una franca decadencia en favor de otro tipo de géneros, como el bélico ( sobre todo a raíz de la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial en 1941 ) o el negro. Aún así, a pesar de la evidente espiral de loca decadencia en que se estaba sumiendo el género, con argumentos cada vez más imposibles y desquiciados y presupuestos de rodaje cada vez más ínfimos, todavía era posible que de vez en cuando surgieran pequeñas grandes perlas como El hijo de Drácula.
La responsabilidad del buen tono general de este film se reparte entre el director y el autor de la historia, los hermanos Robert y Kurt Siodmak, dos judios alemanes que tuvieron que emigrar fuera de su país en los años treinta del siglo XX por razones que todos nos podemos imaginar. Responsable el primero de películas como La escalera de caracol o Forajidos y autor el segundo de guiones de películas como El hombre lobo o Yo anduve con un zombie, ambos trabajaron juntos en esta película sincronizando a la perfección sus talentos. Sus colaboraciones hubieran podido ser más frecuentes y hubieran dado más buenos frutos de no ser porque Robert Siodmak tuvo que marcharse años después a Europa, presionado por el nefasto Comité de Actividades Antiamericanas del senador McCarthy.
Precisamente es ese talento unido de ambos hermanos el que proporciona al filmun intensoaire de cine negro que se ve poseído de principio a fín por una densa atmósfera de oscuridad. Prácticamente toda la acción se desarrolla de noche y en interiores, incluso los exteriores están rodados en un estudio e iluminados de manera realmente siniestra. El ambiente de onírica pesadilla se vé reforzado por una excelente y nítida fotografía, casi tan brillante como la que años más tarde conseguiría el director italiano Mario Bava en la mítica La máscara del demonio, y por la elección del lugar donde situar los hechos, los tétricos pantanos de Louisana que más de treinta años después de esta película popularizaría la escritora Anne Rice con su novela "Entrevista con el vampiro".
Este pequeño gran clásico, de apariencia tan humilde, tiene en su haber ser la primera película de vampiros en mostrar el proceso de conversión de un humano en vampiro en la persona de Kate Caldwell, un personaje casi a la altura de Drácula en su perversión, que no duda en traer hasta Estados Unidos al conde aún a sabiendas de las consecuencias que ello podría tener y que, una vez convertida en vampiro, no duda en manipular con siniestra maldad al hombre que la amaba cuando estaba viva. El poderoso hechizo que desprende el personaje de Kate se debe en gran parte a la actriz que la interpreta, Louise Allbritton, una perfecta encarnación de la mujer fatal, de magnética mirada y fría belleza, enfundada casi todo el tiempo en vaporosos vestidos de flotante y etérea gasa. La maligna expresión de su rostro cuando visita a su exprometido en la cárcel pone los vellos de punta casi tanto como cuando la vemos, maravillosa y siniestramente iluminada, en el momento en que el doctor Brewster entra en la casa para comprobar si Kate está muerta y se la encuentra tranquilamente tumbada en el lecho. Aquí su gélida y aterradora mirada traspasa el alma.
Es ella, en suma, quien lleva el peso de la película en contraposición a Drácula, encarnado por Lon Chaney Jr, uno de los más nefastos interpretes del vampiro que puedo recordar. Su escasa elegancia y su porte excesivamente rural cuadran mejor en el papel del hombre lobo que el propio actor solía interpretar en aquellos tiempos; quizá hubiera sido mucho más acertado darle el papel del conde al grandioso John Carradine, un extraordinario actor de gran apostura aristocrática, que lo interpretaría con un notabilísimo buen gusto en deliciosas basurillas de la época como La zíngara y los monstruos o La mansión de Drácula. Afortunadamente, la escasa idoneidad de Lon Chaney Jr para el papel no puede destrozar algunas de las maravillosas escenas en las que interviene, como aquella en la que el vampiro flota sobre las aguas del pantano donde yace para acudir a los brazos de Kate, que le espera ansiosa en la orilla.
En cuanto a la edición en dvd, quisiera comentar que, hasta donde yo sé, está película no está editada en España de manera separada, siendo necesario adquirirla en una edición doble, acompañada de la ya mencionada La mansión de Drácula. También es posible hacerse con una edición especial que incluye no sólo estos dos films, sino también La hija de Drácula y el Drácula de 1931, tanto en la versión interpretada por Bela Lugosi como en la versión interpretada por actores de habla española y que se rodaba por las noches en los mismos decorados de la de Lugosi. Personalmente os recomiendo esta última, que es la que yo tengo, y que os asegurará unas cuantas horas no de sustos, porque ya estamos todos muy curtidos, pero sí de un inexplicable y oscuro placer.
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