Se que siempre se dice lo mismo tras el último concierto en el que uno ha estado, pero es cierto que la noche del 1 de noviembre, fecha de la actuación en Madrid de Narsilion y de Collection d'Arnell-Andréa, fue realmente una noche muy, pero que muy especial. La oportunidad de ver sobre un escenario a dos de las más grandes bandas de la escena oscura es una ocasión que nadie en su sano juicio debería desaprovechar, por lo que una representación de Mentenebre se dirigió al evento para disfrutar de él y también para intentar contaros lo que allí sucedió.
Los momentos previos al concierto, que tuvo lugar en la madrileña sala Ritmo y Compás, no hacían presagiar una buena noche; los nervios habían hecho presa en organizadores, técnicos, artistas... La hora de apertura de puertas se echaba encima y los ensayos apenas habían comenzado; la gente se acumulaba en la entrada del local mientras que los músicos trataban de ajustar el sonido de sus instrumentos en el escenario. La tensión era palpable, casi se podía cortar. Finalmente, las puertas abrieron y el público entró en la sala, ansioso y expectante, para encontrarse con un escenario sobriamente decorado con flores y, por el momento, vacío.
Por fín el lugar empezó a llenarse de música. Los Narsilion, Sathorys Elenorth y Lady Nott, salieron al escenario para mostrar todo su arte y su sensibilidad ante el público madrileño por segunda vez. Vestidos cual campesinos medievales, estos dos artistas hechizaron a la concurrencia con la magia de sus maravillosas melodías, de sus potentes percusiones y de su violín embrujador. Pero no sólo a la concurrencia fueron capaces de subyugar estos muchachos; yo fui testigo de como varios miembros de Collection d´Arnell-Andréa disfrutaban con las canciones de Narsilion, dejándose llevar por sus ritmos y bailando como el resto del público.
Con proyecciones de fondo de películas como El Señor de los Anillos, las canciones se fueron sucediendo una tras otra, dejando con cada una de ellas una marca indeleble en los corazones de la audiencia. Grandiosa fue la interpretación de 'Desperta Ferro', con un Sathorys desatado y más épico que nunca a las voces. Igualmente maravillosa fue la interpretación de 'Visions from the Ancient Times', a la que Sathorys enriqueció su ya de por sí impresionante envoltura con el uso de un bodhrán. Especialmente conmovedora me resultó 'Who can dream', una de mis canciones favoritas de Narsilion, que me formó un espeso nudo en la garganta...
Si hubiera que hacer alguna crítica a esta actuación sería que hubiera sido mucho más potente de lo que fue si mucha de la música que llevaban grabada se hubiera podido interpretar en directo, sobre todo la parte percusiva. Pero sólo dos personas no pueden encargarse de todo... Aún con esa limitación el sonido fue realmente maravilloso, mágico, envolvente y muy, muy poderoso. Una actuación brillante, sin duda.
Tras la obligada pausa para el cambio de instrumentos, los Collection d´Arnell-Andréa tomaron posesión del escenario. Los siete miembros de la banda, de riguroso luto, actuaban por primera vez en España y la expectación era enorme. No en vano se trata de uno de los grupos fundamentales de la escena oscura de los últimos veinte años, por lo que las expectativas estaban más que justificadas. Y debo decir que, teniendo en cuenta lo que vimos encima del escenario, esas expectivas se vieron amplísimamente rebasadas.
Con un repertorio basado fundamente en sus dos últimos discos, "Exposition" y el imprescindible "The Bower of Despair", pero sin desdeñar miradas a otros trabajos, Collection d´Arnell-Andréa hizo que el respetable bailara y disfrutara intensamente de algunos de los mejores temas de la extensa discografía de la banda, mientras que de fondo se veían imágenes antiguas ( escenas de la primera guerra mundial, de los comienzos del cine, de zootropos... ), emitidas por viejos proyectores cinematográficos situados junto a la mesa de control de sonido.
Los momentos mágicos del concierto fueron tantos que necesitaría duplicar o triplicar el espacio del que dispongo, así que intentaré ser breve... En este repaso no puedo olvidar la increible interpretación de 'Spirits of the dead', que sonó mucho más contundente y oscura de lo que ya de por sí suena en el disco "The Bower of Despair" y en la que la habitualmente dulce y melancólica voz de Chloé St. Liphard se transformó en la voz de una bruja maléfica. También es necesario que evoque el momento final de 'Procession', en la que los miembros de la banda cantaron a coro y a capella la frase final en una interpretación absolutamente magistral. De igual manera no me puedo olvidar de temazos como 'I can´t see your face', 'Before I die', 'Les cendre lisieres', 'Into flowers', 'Deafening breath' o 'Anton's Death', la primera canción de Collection d´Arnell-Andréa, y así hasta diecisiete temas, incluyendo los de los dos bises que ofrecieron.
El nivel de los siete miembros del grupo fue increible. La guitarra, el bajo, los dos teclados, el violín, el violonchelo, la voz... todo rayó a gran altura, mostrando la profesionalidad de una banda que no suele prodigarse mucho en directo. Quiero mencionar especialmente al violín y al violonchelo, cuyo sonido llegó a veces a igualar al de una guitarra eléctrica. Pero, sobre todo, me gustaría destacar la impresionante actuación de la cantante, la dulce Chloé, que se deslizaba por el escenario como un hada de los bosques, meciéndose y dejándose llevar por la música. Su voz y su presencia se expandieron por toda la sala, atrapando en su red a una audiencia absolutamente entregada y feliz
Realmente fue una noche mágica y muy especial. A pesar de los negros vientos que recorrían Ritmo y Compás antes de empezar, el concierto salió absolutamente redondo gracias a la profesionalidad sobre todo de los músicos pero también de la organización y de los técnicos. Y por si el buen sabor de boca que dejaron ambas actuaciones hubiera sido poco, quien se quedara tras ellas en la sala pudo disfrutar de la amabilidad de los miembros de Narsilion y Collection d´Arnell-Andréa, quienes charlaron con todo el mundo y se hicieron fotos con todo aquel que se lo pidió. En definitiva, uno de los mejores eventos a los que he podido asistir en mi vida y del que nunca me cansaré de agradecer a los organizadores que lo hayan llevado a cabo. |