Entre los distintos estilos y tendencias que se dieron lugar en Summercase 2008, Interpol llegó como uno de los grandes, y pese a un sonido un peldaño por debajo de lo que en ellos es habitual, mostró su gran potencial de melodías sobrias y atmósferas oscuras
Un festival como Summercase da lugar a muchos grupos y muchas tendencias, desde el post-rock de Mogwai al rock sureño de Kings of Leon pasando por el pop de Los Planetas. Dentro de todos estos grupos destacaba uno que ha sabido dotar a todas sus composiciones de una atmósfera oscura que ya es una seña de identidad: Interpol.
Con tres discos en el mercado, el cuarteto estadounidense se ha convertido en una de las bandas más importantes del rock independiente actual. Con una clara influencia del post-punk de los ’80 abanderado por Joy Division, sus melodías combinan la tristeza y la sobriedad con la furia y la contundencia.
Miles de personas rodeaban el escenario principal del festival a las 22:30, hora en que los cuatro de New York (y el teclista que les acompaña en directo) empezaban su actuación. Como era de esperar, el concierto empezó con ‘Pioneer To The Falls’, primer tema del último disco de la banda. Tras este comienzo tranquilo, bombardeo de temas más fuertes capitaneados por ‘Slow Hands’, que junto a ‘PDA’, ‘Narc’ y ‘C’mere’ consiguieron que se hiciera tarea casi imposible el respirar entre el calor que hacía y lo apretados que estábamos en las primeras filas; y eso que no sonaban con la fuerza que debían de sonar.
La vuelta a “Our Love To Admire” la trajo ‘No I In Threesome’, uno de los mejores temas del disco y, posiblemente, el que mejor resume el espíritu del mismo. Este tema supuso la transición de los botes a la calma, calma que se hizo patente con la sublime ‘The Lighthouse’. Las notas comenzaban a flotar y daban lugar al momento más oscuro de la noche mientras la voz de Paul Banks se deslizaba entre los rasgueos de guitarra de Daniel Kessler. Y mientras me deleitaba con el tema, no pude dejar de escuchar a un par de individuos que a mi lado se quejaban de que era una canción muy lenta, dando a entender que sólo podían disfrutar de temas más movidos. Una pena, la verdad.
Y tras la calma volvía la furia con ‘Not Even Jail’, pero una furia descafeinada. Como estaba pasando en todo el concierto, pese a estar en primeras filas, la música no nos tiraba de espaldas, no alcanzaba los niveles que Interpol debe alcanzar (y lo sé de buena tinta porque en La Riviera lo hacían). Y así llegaban dos nuevos temas de “Our Love To Admire”: ‘Mammoth’ y ‘Rest My Chemistry’ hasta llegar a la obra maestra ‘Obstacle 1’. Este tema era la prueba de fuego, pero Banks se llevó por delante el cable de su guitarra, y tuvieron que empezar el tema otra vez tras un cruce de palabras con el batería que se negaba a seguir en el punto donde habían parado. Tras este pequeño rifirrafe la canción empezó otra vez, y aunque sonaba muy bien (es imposible que este tema suene mal) seguían sin llegar a donde deben.
‘Evil’ fue el siguiente tema para finalizar con la poderosa ‘Roland’.
Aunque creíamos que habría al menos un bis, los artistas ya no volvieron a salir, dejándonos a todos a medias.
En resumen, un concierto corto, que si bien estuvo plagado de buenos temas y tuvo momentos muy grandes, no llegó a lo que se exige a una banda que tiene un directo tan brutal. No sé si el fallo era suyo o era de la organización, pero en sala suenan mucho mejor.
Con tres discos en el mercado, el cuarteto estadounidense se ha convertido en una de las bandas más importantes del 
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