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 ...El Origen del Mito más grande...

El Lucifer Histórico

 
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2008-03-03
 
"¡ quomodo cecidisti de caelo lucifer qui mane oriebaris corruisti in terram qui vulnerabas gentes." (Isaías 14:12). ¿Quién es en realidad el protagonista de este famoso pasaje bíblico?
 

Las palabras son símbolos muertos que adquieren “vida” en contacto con algún significado proyectado en ellas. El Lucifer HistóricoEl primer significado es su origen etimológico, que construye los parámetros simbólicos que expresarán la palabra, variando en complejidad en relación a la idea original a expresar. Con el tiempo, nuevos significados son adquiridos y con el uso, o desuso, el antiguo u original, perdido.
De ahí que una palabra varíe su significado, o que se le proyecten diferentes significados, dependiendo de las concepciones culturales y morales de cada época. Eso es muy evidente en el estudio de las religiones, por las cuales todas las representaciones simbólicas de significados metafísicos son con el tiempo degradadas a concepciones morales o sociales de todo tipo, o absurdas concepciones existenciales de aparente irracionalidad.

Un claro ejemplo de ello es la palabra Lucifer:
Lux- Ferre, “portador de la luz”, palabra, en principio, poco representante de oscuridad alguna en este supuesto origen etimológico, pero que en nuestros días es el sinónimo del diablo más agradable, es icono del romanticismo más vehemente, demonio más hermoso donde los haya, representante del sufrimiento existencial ante las injusticias, sufrimientos e incomprensión.
Pero esta palabra posee una etimología curiosa. Es a posteriori, ya que la historia del origen de la palabra no es tan sencilla como en un principio, en su indagación filológica, parecería. Vamos a indagar en el origen del Símbolo del “Príncipe de las Tinieblas”. No lo haremos en la búsqueda del personaje diabólico-divino, sino en su supuesto origen bíblico.

Es común oír a las personas (ya que opinar todos podemos), cuando opinan sobre Religión y en concreto la tradición Judeocristiana, empezar diciendo “En la Biblia dice…” cuando en realidad no dice precisamente eso. Contrastar la información en las charlas es realmente algo difícil, pero sería más interesante que en la gran autopista de la información, que es Intenet, se contrastase un poco según qué generalizados y propagados dichos. Busquemos entonces al famoso Lucifer, en la Biblia.

Encontraremos la fuente en el Pentateuco, antiguo testamento para los Cristianos, donde se considera está reflejado este “ángel caído".

¿Una traducción errónea o mala interpretación?

San Jerónimo de Estridón (340 al 420 d.c.), uno de los padres de la Iglesia más importantes (y también un viciosillo perversillo de lo más sexual; no me extraña que sea él en realidad el padre de Lucifer), tradujo al latín del griego y el hebreo "la Santa Biblia", creando, la hasta hace bien poco, la única versión oficial en latín, conocida en todo el mundo como "la Vulgata", realizando ya los primeros comentarios teológicos. No era un conocedor profundo de otras religiones, ni mucho menos un místico iluminado, por tanto, este escolástico no disponía de la capacidad de trascender muy profundamente en los textos religiosos ajenos a su Dogma Moral. Las cuatro interpretaciones posibles de un texto de "la Torah" le eran desconocidas, y muy probablemente su marcada condición moral, por su fogosidad y mal genio, le causaría una concepción bastante terca del bien y del mal, de lo virtuoso y lo vicioso. El Lucifer Histórico
Fue él quien muy intencionadamente quiso convertir al lucero del alba en un pasaje concreto, a algo ajeno al lucero.
Creó una presencia maléfica acorde a su subjetiva apreciación del pasaje.
Escribió el texto "El Diálogo contra los Luciferianos", en el que se lamentaba del paganismo existente en su época, y fue el culpable, entre otras cosas, de considerar a María con el Don de la Perpetua Virginidad. Su fuerte lucha contra “sus propios instintos bajos” le hizo un carácter moralista, que se transmitiría muy profundamente en la Iglesía con una concepción terrible del pecado original, con un fuerte machismo e inculpación moral a la mujer. Alimentaba la búsqueda de la Virtud en la castidad, al carecer él de ella, comentando cosas como:
Que José era sólo llamado como el esposo de María, pero no era el esposo de María ya que ambos fueron castos. Que los llamados "hermanos" del Señor eran sus primos y no sus hermanos de sangre. Que la virginidad es mejor que el estado de casado, y demás desvaríos, por exaltar la virginidad y condenar la concupiscencia, en la que él vivía.
Fue el verdadero culpable de la opresión moral que la Iglesia infringiría en toda Europa durante más de mil años.
Fue él quien asoció a la divinidad pagana Eósforo, hijo de la aurora, que era Eos (Aurora), que rodeaba el mundo para anunciar a su hermano Helios, el Sol.. Como diosa de la aurora, Eos abría las puertas del Hades con sus sonrosados dedos, para que Helios pudiera conducir su carro por el cielo cada día.
Sin querer profundizar mucho más en la mitología Grecorromana, leemos en "la Odisea" de Homero:
“La más brillante de las estrellas apareció, Eósforo, que casi siempre anuncia la luz de la Aurora que pronto sale (Eos Erigenia)”. Por tanto, Eos, precedida por el lucero del alba (Venus), es considerada el origen de todas las estrellas y planetas, siendo sus lágrimas las creadoras del rocío matutino, y muy probablemente estuviese en su época bien arraigada entre los pueblos del campo romano.

Considerando todo culto ajeno a la joven Iglesía Católica una Blasfemia (en el año 314, inmediatamente después de su plena legalización, la Iglesia Cristiana atacó fuertemente a los paganos), para “el iluminado San Jerónimo”, traducir el famoso pasaje de Isaias, de una forma látina, y crear esta "ambiguación" de Eósforo a Lucifer, relacionando esta divinidad, que realmente estaba representada como la estrella matutina, con el personaje comentado en el famoso texto de Isaísas.

Este movimiento convertirá a Venus en un carácter ambiguo, ya que a partir de ese momento, endemoniado será aquí, pero en pasajes posteriores carecerá de esa acepción, a pesar de estar hablando de la misma estrella:


“Quomodo cecidisti de coelo, Lucifer qui mane oriebaris?”


La palabra que tradujo como Lucifer era en realidad Heylel, de la raíz hebraica Halal, que se utiliza no sólo para destacar lo brillante, excelente, (resplandeciente, brillante) sino lo que se jacta de ello, la altanería, es decir, lo que en nuestros días sería la palabra Fama, prestigio, llevadas con prepotencia, soberbia y orgullo desmesurado.
Actualmente, “este error” se ha enmendado con la promulgación de la nueva versión en latín, en el año 1979, en lo que se conoce como "Neo-Vulgata", siendo ahora el texto bíblico oficial de la Iglesia Católica Romana. Han tardado un poquillo, pero ya sabemos que esta Iglesia no es muy amiga de las prisas (si es para corregir errores, para otras cosas sí que corren); ahora se traduce este pasaje como Lucero, como comprobaremos enseguida.



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