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 Broche de oro a la novela gótica inglesa.

Charles Robert Maturin - "Melmoth el errabundo"

 
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Publicado
2007-11-19
 
Sigue los pasos del errante Melmoth a lo largo de dos siglos de vida llena de sufrimiento y sed de mal en la última y más grande novela de terror gótico jamás escrita. Todo un clásico del género de terror pre-victoriano.
 

"Melmoth el errabundo" escrito por Charles Robert Maturin en la editorial de Valdemar (ISBN: 84-7702-315.8) con 1056 páginas.
Desde Irlanda y presentado en 1820 (Ed. 2002) se encuadra en el género Gótico
Enlace Relacionado: Valdemar
Valoración: 8 sobre 10

      Publicada en 1820, Melmoth the Wanderer supuso la culminación de un género que se extinguiría tras ella, pero que viviría para siempre también gracias a ella. Gran parte de su éxito se debe al acierto de su autor al renovar con ingenio los agotados clichés de un género que daba sus últimos coletazos; por otro lado, el no redundar simplemente en el terror estético y profundizar todavía más en la condición intrínseca del mal humano, la convierten en la mejor novela del género y en una lectura imprescindible.
Para su autor, Charles Robert Maturin, un viejo clérigo irlandés de costumbres extrañas y aficionado a los relatos de misterio, también sería su más grande obra, ya que fue, tras varios fracasos, la obra por la que pasaría a la historia.

Sinopsis:

Charles Robert Maturin - "Melmoth el errabundo"Aunque escrita y ambientada en la Irlanda del siglo XIX, la trama de esta novela se inspira, al parecer, en una antigua leyenda que se remonta a los orígenes del cristianismo. En ella un judío es condenado a errar por el mundo tras increpar a Jesucristo en su camino al calvario y desde entonces, supuestamente, vaga por la tierra, siendo muchos los que afirman haberlo visto.
De un modo similar, la figura del errante en esta novela, encarnada aquí por un irlandés llamado John Melmoth, se verá presa del mismo castigo como pago por sus pactos con el maligno. La historia del malogrado Melmoth se nos presenta a través de un manuscrito que uno de sus descendientes encuentra en la casa de un tío suyo, al que tiene que asistir en sus últimos días de vida. Antes de morir, el anciano le pide que lo destruya junto a un retrato con la firma “J. Melmoth, 1646” que se halla también en la casa. El joven lo desobedece leyendo el manuscrito y así descubre las aventuras de su pariente a lo largo de casi doscientos años de peregrinación por el mundo, los motivos de su castigo y las fechorías cometidas en su desesperado intento por encontrar un alma que engañar para deshacerse de la condena.
Este argumento, de clara reminiscencia “fáustica”, da pie a su autor para introducir en la narración escenarios de lo más variopintos. Para empezar, gran parte de la novela se desarrollará en España, donde algunos personajes se verán inmersos, sin motivo, en lo más oscuro y sórdido del entramado procesal de la Santa Inquisición española y sus acólitos, pasando por salas de tortura, persecuciones a través de monasterios, catacumbas y barrios judíos, todo un despliegue de elementos góticos para la última y más grande novela de su género.

NOVELA GÓTICA Y MIEDO A LO CATÓLICO

La novela gótica como género, surge en el siglo XVIII, en pleno romanticismo inglés, con The Castle of Otranto (1765), una novela abigarrada y bastante deficiente en lo que a técnica se refiere, pero que en cambio, establecía ya las bases que caracterizarían a este nuevo género, a saber: escenarios románticos, bosques oscuros, espectros, ruinas abandonadas y criptas llenas de peligros. A esta obra le seguirían otras como The Mysteries of Udolpho (1794), de Ann Radcliffe, The Adventures of Caleb Williams (1794), de William Godwin y The Monk (1796), de Matthew Lewis, que depuraron el estilo del género, ahondando sobre todo en los perfiles psicológicos de los protagonistas y centrando el argumento narrativo en el porqué del sufrimiento humano, del dolor y de la existencia del mal.
No era de extrañar que, en este contexto, el entorno de la Inquisición no tardase en añadirse a la tenebrosa maquinaria gótica. La idea de una orden religiosa, inclemente incluso con los pecadores arrepentidos, cuyo terror se extendía por toda Europa con sus leyendas sobre clérigos despiadados, tribunales y celdas de castigo, se convertía en algo irresistible para los escritores ingleses de este tipo de literatura. Por otra parte, el tema de la Inquisición aludía directamente a la iglesia católica y su férreo código de conducta moral, contribuyendo así con las campañas de desprestigio en contra de las naciones católicas que eran enemigas de la protestante Inglaterra.
En el caso de la novela a análisis, el autor aprovecha todo el entramado seudo religioso que propicia el argumento de la Inquisición para atacar al catolicismo, y en especial, a la crueldad extrema de este “brazo armado” de la iglesia española, algo que, si bien extraña viniendo de un escritor de procedencia irlandesa (país históricamente amigo de España por su fe católica), no tanto en lo tocante a sus creencias religiosas, ya que era protestante.

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Información Relativa al Artículo
Editoriales: Valdemar
Géneros: Gótico
Nacionalidades: Irlanda

*{Derechos Reservados}*

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