La mezcla oriente-occidente en Japón da lugar a muy curiosos fenómenos. A través de esta publicación de la prestigiosa editorial Phaidon vamos a hacer una aproximación estética a esta cultura juvenil tan particular.
"Gothic & Lolita" escrito por Masayuki Yoshinaga & Katsuhiko Ishikawa en la editorial de Phaidon (ISBN: 978 0 7148 4785 6) con 272 páginas. Desde Japon y presentado en Mayo 2007 se encuadra en el género Moda Enlace Relacionado:Phaidon Valoración: 6.5 sobre 10
Tenemos que remontarnos a finales de los ’90 en Japón para encontrar las raíces del movimiento Gothic & Lolita. Hay dispares teorías acerca del surgimiento de esta moda japonesa. Algunas fuentes señalan que el germen de esta manera de vestir y vivir la vida no está vinculada al movimiento gótico occidental ni tan siquiera al Visual Kei japonés de finales de los 90. Pero los autores de este libro, y a cuya postura me acojo, si señalan la clara influencia, al menos estética, de nuestro movimiento gótico, y sí lo asocian directamente con el Visual Kei y la influencia directa de bandas que ponen en práctica dicha estética como Malice Mizer, padres de ese movimiento. A este respecto os remito a la reseña de Juan Antonio Jordán sobre el último trabajo de Malice Mizer aquí en Mentenebre.
Pero yo quiero hacer una breve reflexión al significado de este fenómeno, y postular una relación con el movimiento gótico occidental. Japón no salió de su aislamiento comercial con occidente hasta finales del siglo XIX, pese a los denodados intentos de europeos y norteamericanos que entre otras razones se veían atraídos por el exotismo de su arte que ansiaban poder comercializar en Europa. Una vez se abrieron las puertas, una de las primeras cosas que fueron exportadas a Japón fue la tecnología del momento: la máquina de vapor. Así un Japón de marcado carácter medieval va a comenzar a ser torpedeado con la tecnología punta occidental desde entonces.
Tal fue su asimilación que enseguida los japoneses adquirieron alta cualificación y se pusieron ellos mismos a la cabeza del desarrollo tecnológico. Y todo esto en prácticamente un siglo. Lo que ha sucedido es que todo esto ha acontecido en un marco cultural que ha conservado fuertemente sus tradiciones ancestrales. Si nos damos cuenta han convivido dos factores antitéticos, dos fuerzas opuestas, la de la tradición y la de la tecnología punta. Esto ha generado un conflicto cultural enorme.
Volviendo al fenómeno Gothic & Lolita y mirando en este contexto, vemos que este movimiento supone una mirada a occidente y una reinterpretación de la misma. Por un lado el lado Gothic tiene una clara inspiración en la estética after punk y gótica, todo de negro, calaveras, pinchos, ataúdes, rostros pálidos con la raya de los ojos marcada, etc. La vertiente Lolita mira más al estilo británico victoriano, con una marcada inspiración de época, encajes, miriñaques, corsés, muñequitas antiguas.
Ambos estilos, que conviven en simbiosis, tienen un aspecto subversivo determinante, a mi modo de ver son una reacción a la fuerte moral tradicional y también a los valores de la sociedad de progreso. Ambos tienen como motor la perversión. ¿Qué podríamos decir del gothic que ya no sepamos, en materia de perversión?: mirada al lado oscuro del ser humano, gusto por lo prohibido, inspiración en el Romanticismo negro, la transgresión de las formas y los valores occidentales. El Lolita no le va a la zaga. Inspiración también claramente occidental: la novela de Nabokov y las versiones cinematográficas de Kubrick y Adrian Lyne que ensalzan el poder de seducción de las adolescentes. Así las japonestias que optan por el Lolita buscan, a través del look aristocrático victoriano, ensalzar su poder de seducción pareciendo niñas.
¿Acaso todo esto no es de por si muy siniestro? Por ello, aunque quizá la vinculación musical no sea clara con el mundo gótico occidental, en sus premisas hallamos un componente oscuro que los pone en contacto directo con nosotros.
He echado de menos en la publicación un texto más completo y que se hubiese imbuido de una forma más profunda en el significado de este paradójico movimiento. Creo que hay un campo muy basto a explorar y que los autores se han quedado solo en la epidermis. Se han limitado ha crear un catálogo gráfico de tipos y tendencias, proporcionando en cada fotografía el nombre y la edad del retratado, además de tres preguntas: de quién es el vestido, tipo de moda y su principal obsesión. Todo ello en un conjunto de 270 fotografías a todo color que nos ilustran todo un variadísimo repertorio de atuendos, todos diversos, que nos hablan de la originalidad como una de las claves en el vestir dentro de este movimiento.
El valor de este libro es quizá documental, quizá el punto de partida necesario para un análisis mucho más complejo que nos llevaría a preguntarnos acerca de muchas incógnitas acerca de la sociedad japonesa actual. Yo me limito a dar un punto de vista desde el lado occidental, pero la verdad es que queda mucha tela que cortar.
Si te gusta la estética de nuestro movimiento y quieres ver cuan lejos llegan en este terreno los japoneses este es tu libro, pero si te preguntas acerca de lo que significa habrás de esperar conmigo a publicaciones más extensas sobre la materia.