Terceras partes rara vez fueron buenas. Sam Raimi reincide en el tópico con una decepcionante entrega que a pesar de su presupuesto, no deja de ser mediocre.
"Spider-Man 3" dirigida por Sam Raimi con la distribución de Columbia Pictures y presentada 2007. Interpretada por Tobey Maguire como Peter Parker / Spider-Man & Kirsten Dunst como Mary Jane Watson & James Franco como Harry Osborn & Thomas Haden Church como Flint Marko / Hombre De Arena & Topher Grace como Eddie Brock / Venom desde Estados Unidos y transcurre entre los géneros Acción & Ciencia Ficcion , tiene una duración de 156 minutos. Enlaces Relacionados:Web oficial (España) & Web oficial (Multilenguaje) & Web oficial Stan Lee Valoración: 4 sobre 10
Con este ya son tres los acercamientos de Sam Raimi al símbolo indiscutible de la compañía Marvel y uno de los personajes de ficción más conocidos, con el permiso de mi colega Superman de DC Comics. Podrá sentirse orgulloso Stan Lee de ver a su criatura repetir protagonismo una vez más en las pantallas de medio mundo y seguramente ni de lejos hubiera pensado hace 45 años que su creación junto a la de un mucho más comedido Steve Ditko, iba a seguir dando tantísimo que hablar y sobre todo, generando semejante cantidad de beneficios.
Que con el tiempo todos los personajes que alcanzaron cierta fama en el mundo del cómic, e incluso los que no la alcanzaron, han pasado o acabarán pasando por el ojo del cine, es un secreto cantado a voces. Que la mayoría de las veces su adaptación de viñeta a pantalla lo ha hecho con más pena que gloria, pues también. Pero lo que es innegable, es que el negocio funciona y mientras siga recaudando millones, seguirá haciéndolo. En este caso no va a ser menos, aunque siempre quedará el simpático ogro verde con orejas de soplillo y en igual número de entregas, inmune por lo que se ve a las telarañas, dispuesto a arrebatarle el trono taquillero a cualquier superhéroe que se precie.
Spider-Man 3 se vanagloriaba de haber desbancado a la Cleopatra (1963) de Joseph L. Mankiewicz como película más cara de la historia. Pero ahora más que nunca, conviene tener presente que mayor cantidad de dinero no tiene por qué implicar mejor calidad del producto. Y sirva esta misma de ejemplo porque por más que se empeñen algunos, Spider-Man 3no es en absoluto una buena película. Y me fastidia tener que decir esto, más aún después de haber disfrutado con las dos partes anteriores y sobre todo, por el cariño que siempre le he tenido al director tras el visionado de la fundamental trilogía de Evil Dead (¿para cuando el dvd en español?)
Además, la decepción es mayor si cabe, puesto que a Sam Raimi no le debería pillar de nuevas esto de los superhéroes. Y no lo digo únicamente por las otras dos partes. Me remontaré varios años atrás para hablar de su actor fetiche, Bruce Campbell. ¿Acaso el rol que desempeñaba en aquel trío de ases infernal no era prácticamente el mismo, salvando limitaciones tecnológicas, temporales y monetarias? Ash, aunque sin redes, capa o calzoncillo por fuera, era capaz de mantener a raya a las hordas del mal con motosierra y escopeta de cañones recortados en ristre. Voy a ponéroslo más fácil todavía. ¿Recordáis a Liam Neeson enfundado en traje oscuro, con sombrero, capa y una máscara cubriendo su deformado rostro? Darkman no llevaba ni s ni araña cosida al pecho, pero compartía exactamente la misma filosofía que Superman o Spider-Man.
He dicho que había disfrutado con las dos partes anteriores de Spidey, y no estaba mintiendo, pero también es justo decir que en ambas había un poso infantiloide y una interrelación entre personajes un tanto forzada. En la primera, Sam se valía básicamente de una buena puesta en escena, la presentación de Peter Parker y su posterior transformación sufrida a raíz de la picadura arácnida. Además hace su aparición el que para muchos es el mejor villano de la saga, el Duende Verde. En la segunda supo conjugar con maestría los grandísimos momentos de acción con los fantasmas interiores de Peter, y además los efectos especiales son una delicia. En esta tercera, no ha sabido encontrar ese equilibrio y la balanza se ha desestabilizado hacia el lado de los conflictos personales y tensiones emocionales dejando al superhéroe en un segundo plano.
Por un lado tenemos los momentos culebrón que envuelven la turbulenta relación entre Mary Jane y Peter, transformada como dirían aquellos, en triángulo de amor bizarro con la presencia de nuevo de Harry Osborn, el vástago del fallecido Duende. Luego está la tía May, paradigma de la verdad absoluta y licenciada en verborrea: “…la venganza es como un veneno que se apodera de nosotros, te puede convertir en algo horrible” o mi favorita, “…un hombre debe pensar en su esposa antes que en sí mismo, ¿puedes hacer eso?…”
De momento no ha podido y habrá que seguir esperando pero eso sí, lo de convertir villanos en auténticos fantoches lo aprueba con nota, algo que no había sucedido hasta ahora y he de confesar que me cogió totalmente desprevenido. En el caso de Harry, es de juzgado de guardia. Tan pronto se convierte en el mejor amigo de Peter como que se dedica a tratar de matarlo a toda costa para vengar la muerte de su padre. Y cuando más negra pintaba la cosa y supuestamente mayor tendría que ser su odio, fluye esa vena melancólica que resulta tan inverosímil como poco convincente. Otro tanto pasa con el Hombre De Arena, que después de propinarle una somanta de (iba a poner hostias pero eso igual no se debería decir por aquí), se me pone tierno, tratando de convencer a Spidey de que el asesinato de su tío fue un cúmulo de mala suerte así que en cuanto recibe su perdón, se pira tan contento como si tal cosa. Lo que ya no me quedó tan claro es si se va a celebrarlo, a por tabaco, a operarse de cataratas o por el contrario seguirá intentando robar tranquilo los millones necesarios para costear la operación de su hija, porque en teoría ahora Spider-Man ya debería dejar de amargarle la existencia cada vez que tratase de hacerlo.
Venom al menos justifica en parte los millones que se han invertido en la película porque es un verdadero alarde de efectos digitales y su sola presencia basta para llenar la pantalla. Pero por desgracia, también se pueden poner peros, y es que su aparición tarda muchos minutos en llegar y su desaparición muy pocos. Bajo mi punto de vista el personaje ha sito totalmente desaprovechado y tampoco entiendo la omisión por parte del director de su lado más salvaje. Así como con Flint no tiene ningún reparo en enseñarnos como asalta un furgón blindado, a Venom únicamente lo enfrenta con nuestro héroe. Con lo bonito que habría sido verlo masacrar viandantes y lanzar coches de un lado a otro. ¿Qué fue de aquel Raimi que derrochaba litros de hemoglobina sin ningún tipo de reparo?
Es evidente que el director tenía muy bien aprendida la lección, y se ha cuidado muy mucho de que en ninguna de la tres se produzca una sola muerte innecesaria. Solo veremos las que hacen referencia a los villanos, lógicamente, y aún así, ha intentado que resulten de lo más dramáticas. Supongo que tratando de ganarse el mayor número de público posible y escapando de las calificaciones por edades que el espectador, americano sobre todo, examina con lupa y sigue a rajatabla como si de un dogma de fe se tratase.
Respecto al resto de efectos especiales, me sigo quedando con los de la segunda. Las escenas de combate estaban infinitamente mejor resueltas y en general las imágenes se apreciaban con muchísima más nitidez que en esta última. La persecución Harry / Spidey, por ejemplo, queda empañada por una especie de neblina que no permite distinguir claramente el fondo y sucede de una forma tan vertiginosa que hasta llega a resultar un tanto mareante. El Hombre De Arena tampoco me termina de convencer en varios momentos, aunque reconozco que la transformación como tal está muy bien hecha. Lo que pasa es que eso de verlo al final en plan gigante amorfo, como que no encaja.
Es bien sabido que sobre todo en el caso de las superproducciones, los rumores corren como la pólvora. En esta ocasión ya se está hablando de ciertas tensiones internas a raíz de los resultados cosechados por esta tercera entrega. Dudo que Sam Raimi rechace dirigir una cuarta si el talón que dejan en su mesa contiene un buen número de ceros, pero lo que ya no dudo tanto es que Tobey Maguire decida no continuar en una futura entrega. Y desde luego, cambiar al protagonista de una saga es algo que nunca he terminado de entender, básicamente porque tan solo ha funcionado en contadísimas ocasiones. Al espectador le suele costar un tiempo asociar la cara de un actor a la de un personaje de ficción, y cuando es el caso de un superhéroe del que en mayor o menor medida todo el mundo hemos leído algo, todavía más. De modo que si ahora que empezábamos a acostumbrarnos se da a la fuga, preveo un panorama muy negro para el saltarín arácnido y quizás, esta vez sí, nos encontremos ante su verdadero enemigo, la suplantación de identidad. Y como las desgracias no suelen venir nunca solas, Kirsten Dunst también ha anunciado que si Tobey se baja del barco, ella hará lo propio. Da la sensación de que los mismos actores se encuentran cansados y es como si hubieran dejado de creer en el proyecto en el que se embarcaron hace ya cinco añitos.
En cualquier caso, de haber una cuarta, el que seguro que se apuntará sin dudarlo para poder alardear de su minuto de gloria será el cansino de Stan Lee, quien parece haberle cogido el gustillo a esto de pasear por las alfombras rojas. Otro tanto sucede con Bruce Campbell, pero al menos este es un señor actor y sus apariciones suelen ser francamente divertidas. La de esta última es memorable y resulta casi imposible no soltar una carcajada con sus payasadas. Además Sam ya barre para casa sin ningún tipo de reparos, y entre la larga lista de secundarios encontraremos a Ted, Emma, Henry, Lorne y Sonia, además de Ivan en la labor de ayudante en el guión, con un denominador común, el apellido Raimi. ¿Curioso, no?
Puede ser y ojala esté equivocado, pero mucho me temo que su amigo y vecino, Spider-Man se encuentre ante el principio de su fin. Ha terminado por aflorar ese trasfondo ñoño y simplón que se intuía en las otras dos partes convirtiendo la serie más que en una sucesión de aventuras, en una de filosofía y moralina barata con momentos realmente prescindibles y ridículos. Demasiados minutos para llenar si no se tiene mucho que contar, situación que ha llevado al director a salirse incluso de los patrones del género y explorar en otros terrenos tan dispares como, y vais a leer bien, el del musical. A decir verdad, de seguir en esta línea cada vez les veo menos sitio a personajes como Escorpión, Lagarto, Matanza o Kraven y es posible que todavía la historia nos depare nuevas sorpresas, casi con seguridad malas, si continúan empeñados en colocar de fondo la flameante bandera de los Estados Unidos.