Incómodo y deprimente son dos acusaciones indisociables a toda obra del austríaco Michael Haneke, uno de los directores intelectuales más interesantes de nuestro tiempo, no apto para los que busquen adormecedoras visiones reconfortantes de la vida.
"Cache" dirigida por Michael Haneke con la distribución de Golem y presentada 2005. Interpretada por Daniel Auteuil como Georges & Juliette Binoche como Anne & Maurice Bénichou como Majid & Annie Girardot como la madre de Georges & Michael Haneke guión & Christian Berger fotografía & Michael Hudecek montaje desde Francia & Austria & Alemania & Italia y transcurre entre los géneros Drama & Thriller , tiene una duración de 117 minutos. Enlaces Relacionados:web oficial & ficha IMDB Valoración: 8.5 sobre 10
La apocalíptica “El tiempo del lobo” (Le temps du loup, 2003), su anterior película, está considerada una obra menor en su filmografía, pero tal vez después de “Caché” pueda ser apreciada de otra manera, como la cuenta lógica y necesaria de un collar formado por horrores al cuello de esa farsante que es la sociedad burguesa. Para Haneke, nuestros bienamados valores culturales no son otra cosa que artificiales reglas de un juego que apenas logra ocultar o reprimir una tremenda pulsión de muerte y capacidad de daño subterráneas. Las reglas sociales son los paños con los que tratamos de disfrazar la brutalidad inherente a la condición humana. Así, tras el colapso de la civilización implícito en “El tiempo del lobo” reina la anarquía y el caos, y el hombre es la bestia para la manada humana; y su obra más divulgada hasta ahora, la demoledora “La pianista” (La pianiste, 2001) no es otra cosa que el apisonador retrato de una neurosis masoquista entre la apariencia de una impecable y educada profesora de piano y la zorra autodestructiva reprimida en su interior.
En “Caché”, la vida cotidiana y confortable de una familia de clase media-alta se ve trastornada cuando alguien comienza a enviarles unos videos en los que comprueban que se les graba día y noche en su propio hogar. De nuevo otro de los elementos recurrentes en la carrera de Haneke: el video, sólo que si en “El video de Benny” (Benny’s Video, 1992) era el catalizador para la insensibilidad de un protagonista alienado y ebrio de imágenes hasta perder la capacidad de interpretar la relación moral y real entre imagen y acto/agresión (un brutal asesinato), aquí la agresión es el video en sí. Incluso cuando no tenemos nada que ocultar, somos celosos de nuestra intimidad, porque la intimidad es nuestro derecho para ser todo lo miserables que el propio dejarse estar implique, a que nuestras inmundicias no trasciendan en el juego del estar con los demás. La intimidad es lo “oculto” (en francés “caché”). El matrimonio formado por Georges (Daniel Auteuil) y Anne (Juliette Binoche) parece perfecto, pero teme que su anónimo espía les vaya a hacer daño... o que de tanto observarles descubra cómo son las cosas en realidad. En toda la película la pareja ni se toca, su unión parece una cordial asociación para construir "una vida normal", con hijo incluido, con el cual tampoco tienen comunicación a pesar de llevarse bien. Georges, siendo la principal víctima, enseguida cae antipático, y descubrimos que bajo el hombre construido mediante su cultura, intelectual y progresista, existe otro más primario con un secreto, capaz del egoísmo más extremo, la rabia o el racismo (tema acariciado por Haneke en “Código desconocido”, 2000).
Pero como de costumbre en el cine del austriaco, que nadie espere asideros para que el espectador comprenda, haciendo gala de su impenetrable frialdad de estilo y de su germánica inexistencia de sentido del humor, “Caché” se desliza en muchos de sus tramos al borde de la abstracción cinematográfica. Aprovechando el contexto argumental de esos videos que los protagonistas reciben, Haneke mezcla diferentes formatos, del habitual 35mm a video digital de alta definición, y con ritmo lento y abundando en pasajes superfluos desde el punto de vista de la narrativa convencional, es como si su intención fuera la de sacarte continuamente de la película, haciéndonos conscientes de que estamos mirando, como ya hizo en “Funny Games” (1997). “Caché”, como otras películas suyas, es como un espejo, en el que puedes verte reflejado pero jamás puedes implicarte, pasar al otro lado, compartir la ficción. Un cine autoconsciente de ser cine, representación, y como tal mentira: como el desconcertante arranque, en el que lo que parece que es, no es otra cosa que un nivel añadido de apariencia.
Como aspectos negativos de esta nueva propuesta de Haneke, necesito destacar el fallido envoltorio de thriller y lo poco importante que puede parece el hitchconiano mcguffin del secreto de Georges. Tampoco convence su lectura política sobre la culpabilidad de occidente, facilona y algo demagoga en la que el propio director, acuciado por una absurda necesidad de explicarse (¿síntoma de que se agota su genio?), anda haciendo hincapié en las entrevistas. No faltan, sin embargo, los esperables momentos de crudeza característicos en el cine del director, convertido ya en sí mismo en un subgénero viviente como prueba el cauce de películas crudas “a lo Haneke” que ha concebido el reciente cine de autor europeo, desde el cine de Ulrich Seidl, “À ma soeur!” de Catherine Breillat, la maravillosa y atroz “Ordinary Man” de Vincent Lannoo, “Spoorloos” de Geoge Sluizer o la surrealista y enfermiza “Calvaire” de Fabrice Du Welz, cine para ponerse nervioso y sentirse mal, que rechazarán todos lo que vayan al cine buscando historias entretenidas o ideas reconfortantes y conciliadoras con uno mismo.
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