www.mentenebre.com: The Messengers

Los hermanitos Danny y Oxide Pang son dos de esos talentos que se dieron a conocer en aquella hornada de nuevos valores orientales que de algún modo han supuesto un soplo de aire fresco para el cine de terror contemporáneo. En ese mismo saco podríamos incluir nombres como Takashi Miike, Hideo Nakata o Takashi Shimizu, por citar a los de mayor éxito, teniendo todos ellos un denominador común. Y no, no me refiero únicamente a las similitudes en cuanto a su manera de dirigir y entender el terror, sino a sus múltiples intentos por llegar a ser conocidos en USA, mercado mucho más goloso y principal vehículo para dar a conocer sus carreras en el resto del globo.

The Messengers

Danny y Oxide ya habían saboreado las mieles del éxito en su ciudad natal, Hong Kong, con el bombazo que supuso el estreno de "Bangkok Dangerous" (1999). Película de temática mucho más cercana a los primeros títulos de John Woo que parece ser el modelo a seguir por eso de haberse convertido en el chino que engatusó a Hollywood. Incluso podremos ver en breve una nueva revisión de esa película que promete ser infinitamente más espectacular y que contará en su papel principal con el acartonado Nicolas Cage. No obstante, el golpe de gracia definitivo no lo lograrían hasta el estreno de "The Eye" (2002) thriller sobrenatural con ligeros tintes de terror que recibió una muy buena acogida. Tanto que dos años más tarde se estrenaría su segunda parte dirigida también por los gemelos.

En 2007 vuelven a la carga sin abandonar el género que tan buenos resultados les dio pero ofreciendo alguna diferencia respecto a aquel entonces. Se ha rodado íntegramente en los Estados Unidos y por consiguiente en inglés, pese a los problemas idiomáticos de los directores, en su reparto ya empiezan a aparecer nombres conocidos (Kristen Stewart, Dylan McDermott o Penelope Ann Miller) y se ha invertido una cantidad de dinero considerable para su realización. El mismísimo Sam Raimi se ha rascado el bolsillo sirviendo a la vez de estupendo reclamo publicitario.

The Messengers cuenta la historia de los Solomon, que a consecuencia de un accidente deciden que la mejor opción para seguir mirando al futuro con optimismo pasa por trasladarse desde Chicago a una apartada granja en Dakota. Entre campos de girasoles parace posible alcanzar el sueño americano hasta que los fantasmas de los anteriores ocupantes de la casa deciden poner a prueba la ya de por si complicada estabilidad familiar. The Messengers

Primero Ben, privado del habla y después Jess, serán testigo de las siniestras aparaciones, baza que jugará en contra de la joven al no ser creída por sus padres.

La película cumple a la perfección los parámetros exigibles para una producción de tal calibre, pero comete el error de acercarse excesivamente a otros productos de este tipo lo que la convierte en previsible y un tanto insulsa. El hecho de que en un principio sea el niño el único capaz de presentir e incluso ver a los fantasmas recuerda bastante a la idea de "El Sexto Sentido" (1999) y en el momento en que estos espíritus se tornan violentos a "Amityville: La Morada Del Mal" (2005) a la que a grandes rasgos, se parece demasiado. Es decir, el susto fácil al que se recurre en la mayoría de ocasiones mediante movimientos bruscos de cámara o las efectistas subidas de volumen, juegan en detrimento de una historia a la que difícilmente se le podría haber sacado más partido.

Cuenta The Messengers pese a todo, con tres o cuatro escenas muy bien conseguidas y cargadas de tensión en la que el espectador está en vilo. Formidable la de Denise haciendo la cama, Jess con su hermano Ben en el pasillo o la aparición del espectro a través de la pared. Pero ya empiezo a cansarme de esos fantasmas made in China; sudario blanco, pelos largos, tez pálida y esa extraña habilidad de retorcerse de forma imposible y caminar por el techo como si tal cosa.

Quizás lo que más gracia me hizo de la película fuese ese juego de paralelismos entre el pasado de la casa y el de Jess. En buena medida es respecto a ella sobre la que gira gran parte de la historia. La casa encierra los mismos fantasmas interiores que Jess, y aunque en un principio solo resultan visibles para los más jovenes, en el momento en que estos se sienten apoyados y comprendidos por el resto de la familia, se muestran sin tapujos al resto de miembros con lo que esos cuervos negros, presagio de dramáticos acontecimientos, se verán obligados a emigrar en busca de nuevas casas con sus respectivos fantasmas.

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