El primer largometraje en tierras americanas de Danny y Oxide Pang aunque bien estructurado no acaba de convencer por su escaso aporte de originiladidad y repetición de ideas mil veces vistas.
La pelÃcula cumple a la perfección los parámetros exigibles para una producción de tal calibre, pero comete el error de acercarse excesivamente a otros productos de este tipo lo que la convierte en previsible y un tanto insulsa. El hecho de que en un principio sea el niño el único capaz de presentir e incluso ver a los fantasmas recuerda bastante a la idea de "El Sexto Sentido" (1999) y en el momento en que estos espÃritus se tornan violentos a "Amityville: La Morada Del Mal" (2005) a la que a grandes rasgos, se parece demasiado. Es decir, el susto fácil al que se recurre en la mayorÃa de ocasiones mediante movimientos bruscos de cámara o las efectistas subidas de volumen, juegan en detrimento de una historia a la que difÃcilmente se le podrÃa haber sacado más partido.
Quizás lo que más gracia me hizo de la pelÃcula fuese ese juego de paralelismos entre el pasado de la casa y el de Jess. En buena medida es respecto a ella sobre la que gira gran parte de la historia. La casa encierra los mismos fantasmas interiores que Jess, y aunque en un principio solo resultan visibles para los más jovenes, en el momento en que estos se sienten apoyados y comprendidos por el resto de la familia, se muestran sin tapujos al resto de miembros con lo que esos cuervos negros, presagio de dramáticos acontecimientos, se verán obligados a emigrar en busca de nuevas casas con sus respectivos fantasmas.