La editorial Bibliópolis, en su colección Bibliópolis Fantástica, ha editado en nuestro país algunos de los libros de género fantástico más importantes de los últimos años, entre los que destacan la imprescindible antología de relatos de Ted Chiang o la "Saga de Geralt de Rivia" escrita por el polaco Andrzej Sapkowski, que ha supuesto una revolución del género de fantasía y se ha convertido en un fenómeno de masa. Con este multipremiado primer libro de Alex Irvine se adentran en un nuevo género, la fantasía oscura de tintes históricos aderezada con pinceladas mitológicas, y superan el escollo con una nota alta.
Siembra de Jade,
ganadora entre otros del premio Locus,
ganadora entre otros del premio Locus,
ganadora entre otros del premio Locus,
ganadora entre otros del premio Locus,
ganadora entre otros del premio Locus,
ganadora entre otros del premio Locus, nos sitúa en una América de mediados del siglo XIX y nos presenta a una variopinta serie de personajes que, de alguna manera, buscan venganza. Desde el esclavo
Stephen, que ansía más que nada la libertad, hasta
Archie, el padre protagonista que se refugia en su falso sufrimiento para no enfrentarse a su pérdida,
Alex Irvine nos ofrece un
carismático grupo de protagonistas que se ve arrastrado por el devenir del destino, como animales abandonados en la carretera en busca de su amo. Es una novela de personas sin esperanzas, de fracasados, de hombres y mujeres y niñas derrotados, que encuentran en su lucha por sobrevivir a los horrores a los que se enfrentan el sentido de su vida. Y es precisamente esa
sensación de fatalidad que envuelve cada escena lo que dota de fuerza a la novela.
Siembra de Jade comienza de forma lenta, casi farragosa, para después transformarse en una novela de aventuras desvergonzada, pero manteniendo en todo momento una prosa cuidada y un ritmo excelente.
Quizá uno de sus mayores aciertos sean sus espléndidos secundarios –por ejemplo
John Diamond como el secundario muerto gracioso, o ese maravilloso chaneque, capaz de horrorizar y hacerte sonreír a cada instante–, y al mismo tiempo es una lástima que no profundice más en ellos, ya que en ocasiones poseen más fuerza que los mismos protagonistas.
También destacan algunas escenas escabrosas, mórbidas, en las que el autor se recrea, dotando de fuerza al texto allí donde lo necesita.
La edición de
Bibliópolis está muy cuidada, con una portada anacrónica pero muy elegante, y sin duda se trata de
un libro muy recomendable, especialmente para los aficionados a la fantasía oscura, a los amantes de la mitología y cosmología azteca y de las aventuras sin complejos.