Extraordinario ejercicio de estilo en el que se conjugan a la perfección todos aquellos elementos que por méritos propios convierten a una película en insoportable telefilm barato.
"Voces En La Noche" dirigida por Patrick Stettner con la distribución de Eurocine Films y presentada 2006. Interpretada por Robin Williams como Gabriel Noone & Toni Collette como Donna Logand & Bobby Cannavale como Jess & Joe Morton como Ashe & Rory Culkin como Pete Logand desde Estados Unidos y transcurre entre los géneros Thriller & Drama , tiene una duración de 82 minutos. Enlaces Relacionados:Web Oficial USA & Web Oficial UK Valoración: 2 sobre 10
Hay varias cosas que me producen cierto tembleque de piernas a la hora de elegir una película. Con “Voces En La Noche” se daban unas cuantas, que muy posiblemente y de haberlo sabido con anterioridad me habrían evitado el amargo trago de visionar semejante sinvergonzada.
Por ejemplo esa manía tan al uso, consistente en desarrollar una historia a partir de una novela de, según dicen, cierto éxito. Aunque me permito dudar muy mucho que “The Night Listener” haya hecho rico o ligeramente conocido a su autor, Armistead Maupin. Aderezándolo además, siendo este sin duda el mayor de los peligros, con el pregón pantalla en negro y letras blancas bien grandes que lo que estamos a punto de presenciar se basa en hechos reales; tachan, tachan… O me estoy volviendo insensible o gilipollas, incluso ambas cosas, ya lo sospecho hace tiempo, pero coño, ya vale, tengan un poco de compasión del sufrido espectador que no se merece tamaño castigo antes incluso de que arranque la película.
No obstante, la tortura no ha hecho más que empezar y lo que se veía venir no es nada al lado de lo que de verdad se nos viene encima. Es igual que en los dibujos animados cuando la piedra pequeñita proyecta una sombra que se va haciendo grande conforme se acerca al suelo donde permanece inevitablemente el moñaco. En este caso viene desde la pantalla y cuando todavía estábamos sopesando el tamaño del pedrusco nos pega semejante piñazo que habrán de pasar varios segundos antes de pronunciar palabra alguna tras el final de la película. Palabras que por otro lado y en el mejor de los casos mentarán al padre del director.
Gabriel Noone (Robin Williams), es un famoso locutor de radio que atraviesa un mal momento vital tras finalizar de forma abrupta su relación con Jess (Bobby Cannavale), quién ha descubierto además para rematar el capítulo lacrimógeno que tiene el SIDA. Noone recibe de su editor el manuscrito de un perturbador libro escrito supuestamente por un joven de 14 años, Pete Logand (Rory Culkin), y con el que queda tremendamente impresionado. Hasta tal punto llega la obsesión que se entabla una curiosa y a la vez intrigante relación telefónica con el joven, también víctima del SIDA (snif) y con su madrastra Donna (Toni Collette). No obstante siempre que parece que se va a producir el tan ansiado encuentro entre niño y locutor, algo termina interponiéndose entre ellos de modo que se mantiene la duda respecto a la existencia real del joven.
Y esto es todo amigos, no olviden mineralizarse y supervitaminarse porque todavía les espera un buen sufrimiento por delante. A modo de gracia de 15 minutos, se nos habría hecho largo, pero igual le habríamos encontrado cierta sustancia al experimento. Estirándolo de forma tan salvaje, el resultado es bien cercano al de un telefilme de estos que nos ponen el domingo después de comer para ayudarnos sabiamente a combinar sueño y digestión.
Quedaba el consuelo de esperar algo de las interpretaciones de las estrellas de la cinta. Con Robin Williams es bien sabido que te puedes esperar lo mejor y lo peor. Aún digo más, si nos hubiera deleitado con una de esas interpretaciones circenses a lo Patch Addams(1998), Flubber(1997) o Jumanji(1995) quizás, siempre me cabrá la duda, me habría funcionado mejor. Pero no es el caso y decide ponerse serio y no es que lo haga mal, pero chupa tanta cámara y se hace tan larga la película que hay veces que estás mirándolo y da la sensación que te vaya a decir: “pssss, tú, si tú, cámbiame el sitio un rato, por fa”. Toni Collette, la apuesta femenina, es una de estas secundarias que si no se empeñara en interpretar papeles tan poco convencionales ocuparía el puesto que de verdad se merece. En este caso, además de irreconocible, deja patente que interpretar a una ciega no es su fuerte.
Respecto al director, Patrick Stettner, casi voy a optar por mantenerme al margen para no ponerme más nervioso todavía, porque la película resulta lenta, tediosa, previsible, insulsa, carente de gancho,… solo recomendable para aquellos que disfrutaban con series como “La Casa De La Pradera” o “Candy, Candy”, eso si, sin los sermones cristiano bucólicos de la primera ni la exacerbada mala leche de la segunda.