"Tus amigos no te olvidan" es un necesario recorrido por la España fúnebre, aquella que nunca vemos explícitamente en las noticias o diarios, la que sabemos que existe pero siempre por pura pereza o desidia nunca investigamos.
"Tus amigos no te olvidan" escrito por Luis Carandell en la editorial de Maeva Ediciones (ISBN: 84-86478-62-6) con 220 páginas. Desde España y presentado en 1975 se encuadra en el género Ensayo Enlace Relacionado:Maeva Ediciones Valoración: 9.5 sobre 10
Como un Goya o Gutiérrez Solana de las letras o un Valle Inclán ejerciendo de periodista, Luis Carandell disecciona las manifestaciones mortuorias, costumbres y ritos de la España profunda y negra. Entierros, necrológicas, oraciones fúnebres... hasta la administración de un camposanto son expuestos con brutal naturalidad, un humor muy sutil y comedido y frecuentes referencias literarias que dotan al volumen de una credibilidad y un cuerpo más allá del puro chascarrillo o la anécdota. Pero el verdadero atractivo de esta lectura se sustenta en nuestra natural propensión a lo morboso, el encanto de lo sórdido y a la vez cotidiano en un marco muy cercano, algo habitual en la obra de Carandell, un auténtico erudito en la materia nacional bizarra.
Su extraordinario interés también radica en la cantidad de lugares que describe. Increíbles monumentos funerarios desperdigados por toda nuestra geografía, momias de familias completas que quedaron sepultadas en un sótano y que ahora son cuidadas y exhibidas por una pobre mujer de la limpieza... Eso sí, nunca estaremos seguros de si todo lo expuesto seguirá vigente, ya que el libro data en su primera edición de 1975. Es un dato a tener en cuenta también en el uso del lenguaje, mucho más rocambolesco, repleto de eufemismos y sin duda anticuado. Es probable que en una situación de mayor libertad el autor hubiese diseccionado estos temas de una manera mucho más satírica, pero las constantes referencias a la Iglesia, a cargos públicos y militares y sus respectivas oraciones fúnebres o epitafios no podían ser objeto de burla, como todos podemos imaginar.
Mención destacada merecería la abundante documentación gráfica. Quizá se lleve la palma el capítulo dedicado a las esquelas, algo sumamente común hace no tanto tiempo. Cada familia que pretendiese aspirar a una posición decente necesitaba que sus muertos figurasen en lugar destacado en el ABC y otros medios del régimen. Este afán de protagonismo combinado con ciertas ambiciones de originalidad, devoción beata y buen hacer literario casi siempre tornaba el pequeño texto en algo pomposo y absolutamente ridículo desde nuestra perspectiva moderna, en un cóctel histórico de indudable potencial cómico que el autor aprovecha de manera excelente.
La labor didáctica se combina con la humorística y estoy plenamente convencido de que hasta el sepulturero más versado en la materia acabaría con más de un conocimiento nuevo tras la lectura que nos atañe. “En este país no hay nada tan político como la muerte”, reza el comienzo de un capítulo, en el que se nos relata las enormes diferencias de clase entre los propios difuntos, la penosa situación en el más allá de los suicidas o simplemente gentes con otras ideologías. En otros pone en evidencia la asombrosa predisposición de España hacia la muerte, incluso en el lenguaje cotidiano. ¿Alguno de vosotros se había parado a pensar que oraciones tan comunes como “estoy hecho polvo” se refieren a la condición última de un difunto? En el tema económico también se ahonda, y el capítulo “El negocio de la muerte” es uno de los más interesantes gracias al relato de los vericuetos de las funerarias y las gentes implicadas en el tratamiento de los cadáveres.
Otras áreas en las que incide el libro son las florestas mortuorias, funcionamiento de los primeros crematorios, diferentes modalidades de epitafios, tipología de ataúdes, cortejos fúnebres... En definitiva, todo lo necesario (hasta el último detalle) para comprender realmente el tratamiento de algo tan real y presente como la muerte en un país aún hoy repleto de miedos, desigualdades y supersticiones. Absolutamente revelador y recomendable, aunque bien es cierto que describe una realidad de hace más de 30 años, muy distinta a la actual. Sería estupendo, por tanto, una prolongación actualizada del mismo y quizá otra que se remonte mucho más atrás en el tiempo para obtener un tríptico completo sobre este interesantísimo asunto.