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 Por fortuna, no solo de ilusiones vive el hombre...

El Ilusionista

 
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MN Avanzado

 
Publicado
2006-12-18
 
Neil Burger trata de conseguir de modo fallido que no le canten demasiado los trucos a un Eisenheim que se pasea por la Viena del Imperio Austrohúngaro.
 

"El Ilusionista" dirigida por Neil Burger con la distribución de Aurum y presentada 2006.
Interpretada por Edward Norton como Eisenheim & Paul Giamatti como inspector Uhl & Jessica Biel como Sophie von Teschen & Rufus Sewell como príncipe Leopold desde Estados Unidos y transcurre entre los géneros Drama & Thriller , tiene una duración de 110 minutos.
Enlace Relacionado: Web Oficial USA
Valoración: 3.75 sobre 10
Videos:
Formato Video Localizado por MNPlayEl Ilusionista (The illusionist) - tráiler en inglés

      No por extraños, han dejado de ser usados repetidamente a lo largo de la historia esos mecanismos que en buena medida conforman esto que venimos en llamar cine. Así, personajes tan singulares como Wyatt Earp o el mismísimo Robin Hood, por citar a los primeros que me han venido a la cabeza, no han sido capaces de escapar a su influencia. Me estoy refiriendo a esa costumbre malsana de estrenar simultáneamente películas con idéntico protagonista, que lejos de aportar nuevos detalles del mismo, se han limitado a tratar de aprovecharse mutuamente del tirón en algunos casos o hacer menos creíbles sus aventuras en otros tantos.

Con El Ilusionista, no ha sucedido exactamente lo mismo, puesto que cada película tendrá sus magos propios que poco tienen que ver entre sí, pero habrán de reconocerme que no deja de tener narices que en poco más de tres meses se vayan a estrenar en nuestro país, de momento, sendas películas que pretenden contar las andanzas de famosos prestidigitadores del siglo XIX. Si el problema vuelve a surgir de la flagrante crisis creativa que arrastra el sector, dejaré aquí el tema porque la mierda podría terminar salpicando mi propio tejado y no sería en absoluto de extrañar el verme contemplando en nuestras mejores pantallas “Las aventuras de Juan Tamaríz” junto a “Magic Andreu, el retorno”.

Pero bromas aparte y a tenor de lo citado, parece que Neil Burger, productor reconvertido a director con corta experiencia cinematográfica y apellido de hamburguesa, se mostró tremendamente interesado en que se estrenase su película antes que El Prestigio de Christopher Nolan, la cual contará en su excepcional reparto con Hugh Jackman, Christian Bale, Michael Caine, Scarlett Johansson, Andy Serkis o David Bowie, entre otros. Si le sumamos además un presupuesto sensiblemente superior al de El Ilusionista, esta tenía todos los números para haberse convertido en la hermana pequeña de las dos producciones mágicas. Y eso a pesar de que El Ilusionista tampoco cuenta con un mal elenco de actores, pero claro, si hacemos la comparación y de haberse estrenado a la vez habría sido inevitable, se habría perdido buena parte de ese, llamémosle encanto.

El IlusionistaEn cualquier caso, no voy a entrar al trapo y me limitaré a justificar con otros argumentos el por qué de mi insuficiente global al trabajo de Neil. Tarea además altamente gratificante si analizamos la cantidad de críticas entusiastas en revista y medios especializados así como la buena acogida que ha recibido en las diferentes salas comerciales, obteniendo cifras de taquilla que aún a día de hoy me siguen dejando perplejo.

Pongámonos en situación. Viena, Siglo XIX, niña de clase bien que viaja en un carro tirado por caballos está a punto de arrollar a niño de clase mal que absorto en su particular universo va haciendo malabares con una bola. Niña de clase bien queda fascinada por niño de clase mal y surge el amor; no quedando claro si es por lo de las pelotas o simplemente es cosa de magia. Separados a la fuerza, el niño de clase mal decide irse a recorrer mundo para terminar de pillarle el tranquillo a lo de las bolitas y regresar a Viena reconvertido en Eisenheim, mucho más cercano al protagonista de cualquier anuncio de colonias y reconocido ilusionista. Además, y lo que tiene la magia, regresa un poquito antes de que su amada contraiga matrimonio con el príncipe Leopold. Así pues, si las cosas no se tuercen, tendrá el tiempo justo para ejecutar el truco definitivo, consistente en hacerle brotar una maravillosa cornamenta al principito con un alegre movimiento de varita, como siempre, mágica.

Es decir, a estas alturas y tonteando todavía con triángulos amorosos. Para que luego me vengan con que por fin nos encontramos ante guiones sólidos repletos de giros argumentales. Evidentemente no me puedo mostrar en absoluto de acuerdo con dicha apreciación y con aquellos que han defendido a capa y espada la originalidad de la historia. Pero es que el problema no radica únicamente en una falta de imaginación manifiesta, lo podemos encontrar también en el desarrollo narrativo, que lejos de discurrir de una forma natural y con relativa fluidez, divide de un plumazo la película en dos partes perfectamente delimitadas a raíz de un acontecimiento que no adelantaré para no aguar la fiesta a aquellos insensatos que todavía conserven cierta ilusión por ver la película.

De esas dos partes, la primera aún podría considerarse correcta, incluso si me apuran, entretenida. Teniendo buena culpa de ello la presentación de personajes, la forma de interactuar entre ellos, las estampas bien logradas de la Viena de la época y por qué no decirlo, un buen trabajo a nivel de dirección. Eso sí, reniego por completo de la segunda, que se convierte en una sucesión interminable de actuaciones públicas de Eisenheim, que de haber aparecido con mono gris más habría recordado a los entrañables Cazafantasmas que a un verdadero mago. Toda esta parte de metraje resulta una excusa perfecta para ganar minutos adicionales y vendernos falsos reveses de guión. Respecto a la sorpresa final, pues vale, ahí está, pero además de resultar evidente a todas luces no es para nada creíble, dejándote para colmo con esa sensación estúpida de haberlo visto antes unas mil veces.

Otro aspecto que no me convenció lo más mínimo es la forma en que se ha abordado el tema de la magia en sí misma. Ya adelantaba el director en alguna entrevista que era algo que le fascinaba y aterrorizaba a la vez puesto que no sabía con exactitud cuál sería la mejor manera de presentarlo al público. Bajo mi punto de vista, es realmente difícil hacerlo peor, optando por la que menos complicaciones conlleva y aderezada con ciertas licencias que para nada puedo considerar afortunadas. Pase lo del mago sacando de la chistera unas mariposas que despliegan alegremente un pañuelo de seda. Alucina con lo del arbolito que hace brotar en unos segundos todas sus ramas y hasta da unas naranjas bien lustrosas. Pero por donde ya no paso es por toda la parafernalia final de espíritus que deambulan a sus anchas entre los atónitos espectadores, y por si esto fuera poco aún les quedan ganas de mantener reveladores monólogos. Siguiendo esa regla de tres, podríamos haber visto a Eisenheim sobrevolando el teatro mientras lanzaba llamaradas por la boca y rayos láser por donde imagináis, total solo sería otro numerito fácil.

La verdad es que contemplando el cuadro, da la sensación de que a Neil Burger se le haya El Ilusionistaido por completo la cabeza, olvidándose que por mucho truco ejecutado, la acción seguirá transcurriendo en pleno siglo XIX y que por poner un ejemplo, durante la mayor parte del mismo ni siquiera llegaron a conocer la luz eléctrica. Se me ocurre también la posibilidad de que el director sencillamente ha usado la magia como simple excusa para rellenar buena parte de su película, dándole de paso una apariencia algo más atractiva que lo que de verdad se esconde detrás, que no es otra cosa que una pastelada romanticona de proporciones bastante preocupantes.

Llegados a este punto y consciente de la cantidad de amigos que habré ido haciendo por el camino, especialmente dentro del sector femenino, aprovecharé para arremeter contra lo poco que ha sobrevivido a la quema, es decir, los actores. De Edward Norton, al que admiro profundamente desde sus apariciones en la sobrecogedora American History X y la maravillosa El Club De La Lucha, poco puedo decir. Su interpretación me resulta de lo más artificial y entre verle poner caretos como si tuviera dolores de estómago cuando invoca a los espíritus y ese porte de galán perdonavidas cuando camina por las calles levantando la admiración de los y, sobre todo, las viandantes, no sabría con cuál quedarme, pues los dos me repatean en similar medida. Jessica Biel, de la que siempre se esperan grandes cosas y no me estoy refiriendo a sus papeles, casi siempre igual de ridículos y mal resueltos (véanse Blade Trinity o Stealth, La Amenaza Invisible para comprender mejor lo que quiero decir) vuelve a dejarnos con las ganas. Paul Giamatti sin embargo, mucho más comedido, huyendo de estridencias, lucimientos de palmito y poses cartón piedra, sale bastante mejor parado de lo que cabría esperar llegando a resultar incluso convincente en ocasiones contadas. Leal al príncipe aún a sabiendas de su implicación en asuntos turbulentos, pierde todo tipo de interes cuando como el resto de personajes, sucumbe a los encantos de Eisenheim.

Dentro de lo malo, Philip Glass en el apartado musical, ha sabido elaborar una bonita melodía que refuerza de modo notable los momentos más dramáticos. Los títulos de crédito recuerdan muy mucho a sus origenes sonoros en los que flirteaba con una New Age vanguardista para deleite de un Ramón Trecet que lo pinchaba insistentemente en su programa radiofónico, Diálogos-3.

Respecto al director, Neil Burger, ¿qué quieren que les diga...? capaz de mostrar las dos caras de una misma moneda en tan solo 110 minutos. Los 50 primeros aunque pecan de falta de originilidad son perfectamente salvables e incluso como había adelantado, resultan entretenidos. Condenados por desgracia a pasar sin pena ni gloria por los infumables 60 restantes, donde es capaz de pulverizar el armazón mínimo que debería tener cualquier película que se precie. Ahhh, y antes de que me arrepienta, les diré que sí hay una cosa en la que ha acertado bastante llegando hasta a sorprenderme: la textura empleada en todo el rodaje, en la que se han resaltado los tonos sepia y dado un aspecto envejecido a la imagen, consiguiendo con ello la sensación de film clásico y ayudando al espectador a situar mejor la acción en el tiempo. Del resto, casi he conseguido que desaparezca por completo de mi memoria y sin trampa ni cartón, oiga. Tanto mago y tanta gaita...




Metraje Comentado por: Javicicleta  {MN}

Información Relativa al Artículo
Distribuidores: Aurum
Estilos: Drama & Thriller
Nacionalidades: Estados Unidos
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