Anna-Varney Cantodea es una ciruela virgen. Es una persona cuya belleza sólo unos cuantos pueden ver. El concepto data de hace más de veinte años de un grupo de post punks Irlandeses pilares del movimiento dark. En pocas palabras, Anna-Varney Cantodea, en realidad, es una Virgin Prune.
PRELUDIO
Se escuchó el quejido moribundo de una puerta de madera apolillada seguido de unos leves pasos. Una frase extraída (facinerosamente) de la fascinante manga –sin el consentimiento de EdgarLovecraftRiceKing– del cliché del movimiento oscuro y, después, la invitación a abandonar el lugar porque, los de mi clase, no son bienvenidos aquí, en su claustro codificado, en su sombrósfera, en su fantasioso mundo privado, en su eterno juego de máscaras para que nadie sepa quién es ella; lo más triste del caso es que es más interesante el mito que la aburrida realidad de la criatura más asediada del movimiento oscuro.
Hace un par de días el misterio se despellejó hoja tras hoja al llegarme una imagen a la memoria: era una mujer inglesa de aproximadamente cincuenta años, tez blanca como de muerto, cabello negro natural, alborotado muy a los ochentas, ojos azules, más de un metro setenta de estatura, de cuerpo masculino con una bata blanca, descalza. Su verdadera ocupación es músico en una orquestra londinense y es un miembro respetado de su círculo social. Desde muy niña tuvo problemas psicológicos, nació con una enfermedad que la priva por largos lapsos de la realidad. Fue tratada y logró salir de eso, aparentemente. Amante de la música desde temprana edad comenzó sus estudios mientras gestaba en su memoria a un ser ambiguo, ni hombre ni mujer, sin genitales, un ser de oscuridad sacado de los mejores y más tenebrosos libros góticos que leyó en su infancia. A esa criatura la bautizó con el nombre de Anna, como su muñeca de trapo, su mejor amiga, su acompañante, pequeña sombra que sabe en realidad quién es. Ahí nació Anna quien ya entrada en años asistió a un concierto de Virgin Prunes allá en Inglaterra. Ahí quedó prendada de la interpretación de 'Bernie y Attricia cantando'. Años después, nació Varney, producto del segundo desdoblamiento de la personalidad de Anna, quien se unió a ella para crear un proyecto musical.
La base musical de Anna son los góticos ochentas post punk británicos; en pocas palabras Virgin Prunes a partir de A New Form of Beauty, lo pseudo medieval “barroco”; la literaria lo que es lo gótico. De ahí surge Sopor Aeternus, del proyecto creado por ella quien en realidad no se llama Anna. Las voces son de 'Bernie y Attricia cantando', Anna casi no participa, su voz es común y corriente y muy de vez en cuando se escucha en alguna de sus canciones. La puedes oír con claridad en 'The Encoded Cloyster'. Sopor Aeternus, en realidad, es una enfermedad psicológica, es el sueño eterno que ella ha descrito como la misma muerte, pero la muerte es un hasta aquí llegaste, dile adiós a tus memorias, olvidarás lo que ha pasado, no tendrás razón del hoy y te toca reencarnar en zanahoria. El sopor eterno es la idea de permanecer dormido por siempre, manipulando los sueños, la historia, la oscuridad y la luz; yo he captado ese sentimiento.
Cuando escuché a Sopor Aeternus me conecté enseguida con ella y me dispuse a descubrirla, en mi tarea de hijo de Némesis. Hay que recordar que la muerte es la inexistencia, el desmayo eterno, y un ser tan vanidoso como para ocultarse tras un maquillaje teatral jamás desearía desaparecer sin más ni más. Leí algunas entrevistas. Un ser creativo no puede darse el lujo de no saber responder. No puedes esconder la inteligencia y la escasez de ella sale a flote gritando como turista que acaba de descubrir la torre eiffel. Le preguntan por el clima y responde, sin sentido, que su inspiración es como un cuarto oscuro en el cual existe un haz de luz justo al centro. La luz es su inspiración. Muy creativa. Observando esa luz se imaginó al elefante trepando por una ladera y brincando al suelo para ver si era o no valiente, o imbécil, claro. También de ahí se le ocurrió la historia de la pequeña número siete que murió a la edad de seis y por culpa de la pequeña la pobre de Anna tiene mil años pudriéndose mientras una luz verdosa le sale del ombligo. También ahí vio a un tipo emparedado con un vampiro sobre su cuello. Y Shadowsphere. Sólo un inglés (o un argentino), se le ocurriría ver a la misma luz creadora y preguntarle, oye, luz, ¿sabes mi nombre? No hay duda de su nacionalidad, ¿o sí? De ser argentino diría dis is a sad dei jir in di guor of cheids…, por aquello del orgusho nacional.
Escuché su música por un buen tiempo. El noventa y nueve por ciento de sus canciones son digeribles a la primera y las subsecuentes veces no aportan nada que no hayas imaginado previamente. Las letras son bastante obvias. Dolor (adolescente), el me quiero morir que viene acompañado de las hormonas y el malditas sean las demás personas, propias de quienes tienen un trabajo que no les acomoda o quienes carecen de ello. La acostumbrada queja de quien es eterno y quiere morir, de la tetona que quiere tetitas, del penezudo que quiere verse como los japoneses, del de cabello risado que lo quería lacio, del mexicano que deseó ser español y del español que odia el flamenco. No digo que sea mala su música, claro, Tchaikovsky fue excelente, pero tampoco aportó nada interesante a la música. A menos que consideren una proeza el "Lago de los Cisnes" y la tragedia que hubiese representado un drácula sin la escena del cisne viola mujeres.
Un día en particular me dispuse a escuchar la discografía de Virgin Prunes justo cuando terminé de oír 'The Encoded Cloister' de Sopor Aeternus. Lo primero que seleccioné fue Theme for Thought. Para mi sorpresa, la voz era la misma. Las armonías de las ciruelas vírgenes y los sopores eternos son idénticas, niveles más, niveles menos, pero idénticas. Me dio mucha risa, digo, el tema para reflexionar en verdad me hizo reflexionar. ¿Será que quien está detrás de Anna son la base y fundamento de los Virgin Prunes? Las voces graves de "Es Reiten die Toten"…, son oscuras, graves, propias de un bajo; de las subsecuentes grabaciones la voz masculina es de un barítono. Cualquier barítono –me incluyo en ello– es capaz de falsear la voz aguda de manera casi tan perfecta que en ocasiones se puede confundir con una voz femenina, la diferencia es la emisión del aire y la potencia de los resonadores, en algunos casos, claro. ¿Algún experto podría distinguir a la perfección entre los gritos desgarradores de un hombre soprano, un contratenor, una alto y una mezzosoprano?
Supe que Anna nunca se muestra tal como es, que nadie la conoce. Claro, Anna es un personaje dentro de una mujer que no se llama Anna quien, por cierto, no está desahuciada ni nada por el estilo, es tan sólo una enfermedad mental que la priva de la realidad por largos periodos, aunque la presencia de Anna y de Varney, sus personajes alternos, están ahora de manera consciente. Su verdadero nombre bien podría ser Charlotte, o Lucretia, aunque el nombre de Lucrecia es más una sátira mía que una visión. O quizás alguna vez usó el sobrenombre de la reina suahili de la laca.
PRIMER ACTO.
Anna es la Señorita Marple del ambiente... (continúa en la segunda entrega)
Hace un par de días el misterio se despellejó hoja tras hoja al llegarme una imagen a la memoria: era 
Escuché su música por un buen tiempo. El noventa y nueve por ciento de sus canciones son digeribles a la primera y las subsecuentes veces no aportan nada que no hayas imaginado previamente. Las letras son bastante obvias. Dolor (adolescente), el me quiero morir que viene acompañado de las hormonas y el malditas sean las demás personas, propias de quienes tienen un trabajo que no les acomoda o quienes carecen de ello. La acostumbrada queja de quien es eterno y quiere morir, de la tetona que quiere tetitas, del penezudo que quiere verse como los japoneses, del de cabello risado que lo quería lacio, del mexicano que deseó ser español y del español que odia el flamenco. No digo que sea mala su música, claro, 