Seguimos repasando clásicos. En esta ocasión le toca el turno a uno de los pioneros del movimiento industrial: Maurizio Bianchi. El sello canario R.O.N.F Records reeditó hace unos años “Industrial Murder / Menstrual Bleeding”, una obra imprescindible de su prolífica discografía.
"Industrial Murder / Menstrual Bleeding" es un trabajo de Maurizio Bianchi editado en R.O.N.F. Records (Ref: CDO-002) en Agosto de 2011. Interpretado por Maurizio Bianchi como compositor desde Italia y navega entre los estilos Experimental & Industrial y tiene una duración de 49,23 minutos. Enlaces Relacionados:Maurizio Bianchi & R.O.N.F. Records Valoración: 8.75 sobre 10
En las postrimerías de los años setenta empezaron a emerger proyectos que, guiados por la desmesurada agresividad nihilista de la ola industrial británica liderada por Throbbing Gristle, sobrepasaron los límites de lo inconmensurable en lo que a existencialismo ruidista se refiere. Uno de ellos fue Maurizio Bianchi. Este italiano comenzó su andadura musical bajo el nombre de Sacher-Pelz, un apelativo que le serviría para engendrar sus cuatro primeras cavilaciones cacofónicas que funcionaron como basamento para todo lo que vendría más tarde. Con la entrada de la década de los ochenta, Maurizio decidió darse a conocer con su nombre de pila y, ni corto ni perezoso, emprendió una imparable producción discográfica autogestionada en casete hasta que sellos británicos como Sterlie Records o Broken Flag decidieron publicar en formato vinilo estas joyas repletas de opresión decadentista.
Sin lugar a dudas, los tres primeros años de Mauricio Bianchi como compositor experimental son los más profusos en lo que a material audible se refiere, y también son los mejores. Más de una veintena de títulos de cuño propio y una serie de macabros experimentos con el primer sello de Whitehouse, Come Organisation, bajo el nada conciliador nombre de Leibstandarte SS MB, le respaldan. En el ecuador de 1983, influido en gran medida por las doctrinas de los testigos de Jehova y, en palabras del propio artista, “por falta de imaginación y con ánimo de no repetirse”, Bianchi cesó su maratón creativo de forma un tanto abrupta, llegando a vender toda su colección de discos y los sintetizadores con los que dio a luz lo que de forma unánime son entendidas como las tonadas más desquiciantes de la historia de la música. Entrada la década de los noventa, el italiano retomaría de nuevo la actividad musical, sin embargo el frenesí acústico que desprenden sus primeros y numerosos trabajos ya no será el mismo.
“Industrial Murder / Menstrual Bleeding” son dos grabaciones correspondientes a esta época dorada que se quedaron guardadas en el cajón de la mesilla de noche, y que no llegarían a ser prensadas hasta el sonado regreso del artista durante 1992. El gran problema que supone éste y la gran mayoría de las primeras obras de Maurizio Bianchi es su escasísimo número de copias editadas, por lo que el vinilo fabricado por los americanos Banned Productions no tardó en agotarse. Afortunadamente, esta colección de dos temas de más de veinte minutos cada uno fue rescatada por la discográfica hispana R.O.N.F Records hace ya cuatro años. Lo primero que hicieron con ella fue ecualizarla debidamente y embellecerla para la ocasión. Cambiaron el vinilo por CD y le pusieron una lustrosa portada de cartón desplegable que llama la atención a primera vista gracias a su brillante estampado.
En esta ocasión, y como suelen hacer los niños con los ejercicios del colegio, he dejado lo más complicado para el final: describir formalmente el contenido de la obra. Hablar de la primera música compuesta por Bianchi es rozar la inefabilidad por falta de conceptos que puedan representar, semánticamente hablando, la decadencia del alma humana. “Industrial Murder / Menstrual Bleeding” hace acopio de los aspectos más turbios, sibilinos, mordaces, oscuros y tétricos que el cerebro de un mortal puede llegar a idear.
Hacer un disco experimental no es tarea complicada para nadie, pero sólo Maurizio Bianchi puede hacerlo como él lo hizo, y la razón que subyace en este hecho es su peculiar forma de ver el mundo. Una forma que jamás volverá a ser, pero que gracias a joyas como la que hoy presentamos puede rememorarse.