Jim Jarmusch presenta, para quien disfrute de la belleza oculta en las sombras, un universo particularmente sublime, repleto de pequeños detalles cargados de matices complementarios que no son desconocidos pero tampoco convencionales, donde la prioridad es sobrevivir y amar por encima de todo.
"Sólo los amantes sobreviven" dirigida por Jim Jarmusch con la distribución de HanWay Films y presentada 2013. Interpretada por Tilda Swinton como Eve & Tom Hiddleston como Adam & Mia Wasikowska como Ava & John Hurt como Marlowe desde Gran Bretaña y transcurre entre los géneros Drama & Fantástico , tiene una duración de 123 minutos. Enlace Relacionado:Recorded Picture Company Valoración: 10 sobre 10
“Sólo los amantes sobreviven” es mucho más que una simple historia de vampiros. Es una excusa repleta de novedades que actualizan el mito del monstruo, ahora más humano que nunca. La sofisticada figura del vampiro se presenta como un ser que procura vivir al margen de este nuevo mundo plagado de desperdicios humanos. Incapaces de apreciar las sutilezas, sin curiosidad así como sin capacidad de sorpresa, vivimos con temor a la imaginación, malgastando un tiempo precioso que consideramos ilimitado.
El mundo moderno es un lugar extraño que ha cambiado, está contaminado y es preciso aprender a vivir entre la ensoñación de espacios nocturnos evocadores y la desolación de la decadencia. Los personajes de esta historia, cargados de significación, tratan de salvar su estilo de vida frente a la barbarie del mundo. Nos hemos abandonado a la indiferencia.
Adam, músico underground sumido en las ensoñaciones de un tiempo pasado, coquetea con la idea del suicidio en su solitario refugio de la salvaje tierra Detroit, atravesando con la madera más fuerte y densa un corazón que ha sobrellevado ya demasiado tiempo las dulces ironías de la vida. Eve se desliza por las sinuosas calles de un místico Tánger como una serpiente albina encantada en busca de su presa.
Sin importar la distancia existente entre ambos, el amor romántico de los protagonistas que giran en sus estancias bailando en consonancia con el movimiento de la música del universo, sobrevive a los embates de un invisible reloj de arena en un mundo sumido en el caos en el que ellos no han elegido vivir. No hay duda con el otro: el otro soy yo y yo soy el otro.
Las sensaciones se transmiten a través de los movimientos de cámara, la ambientación y la música, especialmente. Es posible afirmar que la película es una especie de disco que no cesa en su movimiento estático, acompañado de hermosas imágenes. Las miradas en esta película lo dicen todo y las palabras resultan por tanto innecesarias. Sin embargo, cuando la música deja de ser suficiente siempre queda la opción de recorrer con los sentidos la memoria de la tinta en un buen libro. Y así, en ocasiones, es posible alzar la mirada al cielo estrellado que proyecta un presente corrupto por la gangrena del estancamiento de un futuro anclado en el pasado.
“¿Estamos acabados, verdad?” El amanecer siempre acecha. “Excuse moi…”