El libro es una suerte de llave que abre una puerta con acceso a una cara de la realidad que negamos constantemente y oculta horrores. La seductora posibilidad de traspasar los límites se hace factible.
"Todos los Cuentos" escrito por Cristina Fernández Cubas en la editorial de Tusquets (ISBN: 978-84-8383-097-0) con 507 páginas. Desde España y presentado en 2008 se encuadra en el género Literatura fantástica Enlaces Relacionados:Cristina Fernández Cubas & Tusquets Valoración: 10 sobre 10
“Todos los cuentos” de Cristina Fernández Cubas (Arenys de Mar, Barcelona, 1945), referente indiscutible para amantes del relato corto, es una recopilación de cinco libros de narrativa breve junto con la continuación de una pieza que E. A. Poe dejó inacabada, acompañada del magistral prólogo de Fernando Valls. La finalidad de la antología, que responde a un orden interno y a un personal gusto por lo misterioso y lo sorprendente, es poder descubrir cuentos paralelos que se generan entre las piezas, caracterizadas por la concisión, la precisión y la tensión.
En el momento más impensado, en un escenario cotidiano perfectamente reconocible, se introduce un elemento perturbador que produce una ruptura y las cosas nunca vuelven a ser las mismas; aunque todo parece indicar que la vida sigue, uno queda dramáticamente enfrentado a sus fantasmas. Las ráfagas de viento arrastran un rumor al que apenas se presta más atención de la que parece merecer, se convierte en una obsesión y las voces del pasado nos permiten así entregarnos al amargo placer de la melancolía.
Los desenlaces aportan algunas respuestas al tiempo que plantean nuevas preguntas. En el proceso de lectura hay que insistir tercamente, permanecer atentos a la espera de que las sombras cobren sentido. Sus personajes esconden psicologías confusas o crueles, o habitan mundos paralelos, diferentes, regidos por otras normas. El lector no sabe hacia dónde le va a llevar la historia, que trasciende más allá de sus páginas. La realidad, la fantasía, no dependen sino de quien sabe verlas desde el ángulo preciso.
En un universo repleto de matices que evoluciona de forma coherente, resucita la magia de la infancia para que podamos ver las cosas por primera vez y así aterrorizarnos al desvelar aquello que no éramos capaces de percibir… pero que siempre ha estado ahí: juego y realidad no tienen límites definidos, se puede soñar despierto y todo puede ser posible.
Cristina, te encontré como por casualidad balanceándote en tu mecedora; sin embargo, no creo en las coincidencias. En cuanto percibiste mi presencia, me dirigiste una mirada risueña como la de una niña pequeña que se divierte en un columpio. Ese universo azul, no obstante, disimulaba una sombra magnética en que me sumergí sin conocimiento de causa. Ahora, en mi propio mundo, no puedo evitar la mirada perspicaz que me persigue desde un ángulo de oscuridad. La expectativa de huir queda descartada, no sería capaz de encontrar el camino de vuelta; la curiosidad de explorar más allá de la grieta que has abierto, insaciable. Gracias.
[… ]Y entonces lo entendí. Aquello era el final. Una historia abierta. […]