El festival lusitano Entremuralhas concluye con un mas que notable éxito su cuarta edición y se consolida como el festival gótico mas importante de la Península. Analizamos esta edición y las claves de su éxito.
Como ya es tradición en Mentenebre otro año mas hemos acudido a la cita del festival Entremuralhas, que constituye un maravilloso broche final a las vacaciones estivales. La cercanía del lugar, el interesante cartel y la siempre generosa acogida de la organización la han convertido ya en una cita que no hay que perderse.
Para aquel lector que no conozca todavía este festival diremos que se celebra en un magnífico castillo medieval, qué mejor escenario para acoger a las músicas que tanto nos gustan en estas páginas de Mentenebre. Por otra parte la selección de bandas sigue un criterio plural, acogiendo propuestas que van desde el Neofolk y el Heavenly Voices al Gótico clásico y a la electrónica de baile. Todo está perfectamente dispuesto en cuatro diferentes escenarios y de manera que puedas asistir con comodidad a ver todas las actuaciones sin tener que perderte ninguna por cuestiones horarias y desplazamientos.
La propuesta de este año se ha ampliado mas aún si cabe. Para abrir el festival, el viernes 23 de agosto, tuvo lugar en el Teatro Lucio José da Silva la actuación en acústico de Deine Lakaien. Qué mejor manera de empezar que viendo a uno de los grandes de la escena y cómodamente sentados en el magnífico teatro. Esta ha sido la idea para la apertura y felicitamos a la organización, pues fue una fantástica iniciativa. El sábado y el domingo, ya sí, todos los conciertos tuvieron lugar en el castillo.
Quiero comentar que a priori mis expectativas para esta edición eran menores que en las anteriores, quizá sobre todo porque el cartel no se correspondía del todo con mis gustos musicales. No obstante, el ambiente, los amigos y lo agradable del festival me hicieron decidirme por acudir un año mas. Y bien que hice.
El sábado se abrió la sesión con los catalanes Der Blaue Reiter, la formación más Dark Ambient de este dúo tan querido en estas páginas, quienes realizaron una magnífica actuación con el apoyo de David de La Esencia a la percusión. El escenario, la Igreja da Pena, una capilla gótica semiderruida, es sin duda el mas especial de todo el festival aunque su acústica es bastante difícil. Les siguieron en el mismo escenario los ingleses Lebanon Hanover, la nueva promesa del Post Punk, aunque no llegaron a convencerme del todo.
Pasamos al siguiente escenario: el Palco Alma, junto a las almenas del castillo. Allí iban a tocar dos proyectos relacionados: primero Triore (formado por miembros de Triarii y de Ordo Rosarius Equilibrio) quienes presentaron algunos avances de su segundo álbum en conjunto, y después Spiritual Front. Triore estuvo un poco descafeinado, la percusión en directo no fue suficiente para sustentar el potente sonido del álbum de estudio. Pero Spiritual Front, cuyos últimos trabajo no son de mi gusto, dieron un auténtico recital con Simone Salvatori revisitando viejos clásicos (se tocó medio “American Gigolo”). Todos esperábamos que Tomas Petterson de ORE subiese al escenario para tocar algún tema de “Satyriasis” pero nos quedamos con las ganas.
Y ya tocaba bajar al Palco Carpa, reservado para las stars del gótico y de la electrónica de baile. Y para góticos de categoría Merciful Nuns, reducto de lo poco que queda en la escena Gothic Rock actual. Su show fue muy parecido al de la pasada Semana Gótica de Madrid. Qué queréis que os diga, mejor cuando eran Garden of Delight… Para fin de fiesta los maquineros Nachtmahr: demasiados watios invertidos en un ritmo de baile infernal y absolutamente convencional. Hora de irse a acostar.
El domingo se abrió con el intimismo de Roma Amor, una de las promesas del Dark Cabaret italiano con el omnipresente acordeón y las letras en francés. Un poco de nostalgia para ir abriendo boca, de nuevo en la capilla. Les siguieron Die Selektion, un proyecto electrónico con un elemento singular: la trompeta. Un par de canciones me gustaron bastante pero sí que es cierto que la suscesión de canciones se hizo un tanto monótona, siempre los mismos sonidos y la trompeta que se reiteraba una y otra vez en muy parecidas secuencias melódicas. Desde luego que fue una sorpresa para mí.
En el Palco Alma iban a tocar uno de mis grupos favoritos de esta edición: Naevus. Alguna reseña de ellos habréis leído en estas páginas. Fue un show muy curioso. Lejos de plantear un concierto a su mas fiel estilo Neofolk, la presencia de bajo y guitarra eléctrica convirtieron el show en un concierto rockero. Y la verdad lo disfruté mucho aunque apenas podía reconocer las canciones originales. Eso sí, ni un bis para la audiencia ni merchandising para los fans. Dieron el testigo a otros de los grandes: QNTAL, que pese a llevar mas de veinticinco años en la escena todavía son capaces de maravillar con sus actuaciones. Su ambiciosa propuesta escénica, con trompeta, violín, viola, theremín, entre otros se vio empañada por una sonorización no demasiado buena, ya que la electrónica se comió prácticamente todas las cuerdas. Aún así QNTAL llegó a su audiencia con las explicaciones de los temas a la audiencia y su buen hacer, lo que hiceron el concierto muy grato y ameno.
Y de vuelta a los conciertos grandes del domingo, abajo. Los franceses Soror Dolorosa (a los que veremos pronto en la Semana Gótica de Madrid) dieron un buen concierto, Rocken su estado puro, aunque para este gótico devenido en neofolkero no terminó de resultar atrayentes. Y el broche final lo puso Kap Bambino, una propuesta electro-punk, esta vez mucho mejor que los Nachtmahr del día pasado.
Así que me vine con un buen sabor de boca de este cuarto Entremuralhas al que os aconsejo fervientemente que acudáis si tenéis ocasión. Festival pequeñito en cuanto al espacio y al aforo pero grande en calidad y organización. ¡Larga vida a Entremuralhas!