“El Prado es un lugar hermético, secreto, conventual, en donde lo español va metiéndose en clausura, espesándose, encastillándose.” Ramón Gaya.
"El Maestro del Prado y las pinturas proféticas" escrito por Javier Sierra en la editorial de Planeta (ISBN: 978-84-08-03069-0) con 324 páginas. Desde España y presentado en Febrero de 2013 se encuadra entre los géneros Arte & Misterio Enlaces Relacionados:Javier Sierra & Editorial Planeta Valoración: 9 sobre 10
Estamos ante una historia de fantasmas. De esas que tanto nos gustan. No obstante, en esta inquietante historia el fantasma en lugar de asustar y atormentar a un incauto estudiante se dedica a redescubrir un camino ya olvidado… A desentrañar enigmáticas y esotéricas claves a través de un paseo iniciático y misterioso por la famosa pinacoteca madrileña: El Prado.
Su víctima, o mejor dicho, afortunado pupilo, no es otro que un jovencísimo Javier Sierra, estudiante de ciencias de la información de la complutense, que allá por el año 1991 ya apuntaba maneras, y al que dicho fantasma, o mejor dicho, maestro, le influirá para siempre en su posterior carrera periodística y literaria.
Esta enseñanza comenzará por desaprender el camino recorrido a la hora de enfrentarse a un cuadro y a hacerse otras preguntas anteriormente ignoradas como la razón exacta de la ejecución de una obra, entre otras, y lo más importante: para descifrar los secretos, las claves, los símbolos y las profecías de los viejos arcanos del arte habrá que contemplarlas con mirada humilde.
En esta sorprendente novela, mitad autobiográfica mitad literaria, conoceremos las respuestas a muchos inquietantes enigmas: ¿tuvo Jesús un hermano gemelo?, ¿qué es el Apocalypsis nova?, ¿y el Deuteronomio?, ¿puede lo invisible hacerse tangible?, ¿existe algún cuadro que represente fantasmas?, ¿y que muestre el verdadero Grial?, ¿qué era y quién pertenecía a los hermanos del Espíritu Libre?, ¿cuáles fueron las tablas mortuorias que tuvieron obsesionados a Carlos V y a su hijo Felipe II en sus últimos días?, etc.
Todas las respuestas a estas sorprendentes preguntas y muchas más las encontraréis en esta interesante novela con magníficas y acertadas reproducciones de obras maestras de Rafael, El Bosco, Brueghel, Tiziano, Juan de Juanes o El Greco entre otras. Desde luego, no creo que haya mejor campaña publicitaria para el museo del Prado que esta obra literaria, ya que te hace desear volver a visitar el museo, para cotejar lo aprendido en el libro y llegar así a desvelar todos sus arcanos secretos.
Por otra parte, en enero de este año Javier Sierra inauguró las tradicionales V Jornadas de Parapsicología organizadas por el Grupo Hepta en el Colegio Jesús de María, con un sorprendente adelanto de esta novela a punto de ser editada en la conferencia titulada “Los grandes Arcanos de Museo del Prado.” Tras la magistral ponencia, al igual que todos los asistentes, quedé encantada deseando que fuese inmediatamente publicada para poder descifrar aquellas pinceladas del misterio que tan didácticamente nos había trazado, y pude intuir que “El Maestro del Prado y las pinturas proféticas” marcaría un antes y un después en la espectacular carrera literaria de Javier Sierra, uno de nuestros autores con mayor proyección internacional. No me equivoqué, de hecho en esta 72º edición de la Feria del Libro, pese a los difíciles momentos en que se encuentra el sector, Javier Sierra, tuvo que proseguir su firma de libros en un banco del Parque del Retiro cerradas ya todas las casetas hasta que la luz del crepúsculo lo permitió.
Desde que terminé la novela, ésta ha pasado de mano en mano, y aún sigue haciéndolo, y es curioso que todos los lectores que conozco la hayamos devorado sin miramientos. No creo que exista mejor recomendación que esta confidencia, la verdad. No obstante, puestos a pedir, hubiese deseado que el final de la historia no se cerrase tan rápido, ya que seguramente los amantes del arte desearán más claves y enigmas, y en cambio para los más románticos, en los que me incluyo, echarán de menos más detalles sobre algunas relaciones personales. Quién sabe, ¿sabrá segunda parte?