Un año más, el Wave Gotik Treffen se convertía en lugar de peregrinación de los oscuros devotos de la subcultura gótica. Un año más, música, arte, pasión.
Uno de los 5 preceptos del Islam es la peregrinación a La Meca por lo menos una vez en la vida. Si el movimiento gótico fuera una religión (quizá lo sea), el destino sería Leipzig, y más concretamente el Wave Gotik Treffen. Cada año, una horda de gente vestida de negro acude a la ciudad para ver el mayor evento siniestro del mundo. Como ellos, nosotros llegábamos por segundo año consecutivo a la ciudad oscura. Conciertos, espectáculos y fiestas, todos bajo el velo sombrío que rodea todo lo que al Treffen se refiere, nos esperaban para reafirmarnos en un sentimiento común a todos los peregrinos: el sentimiento gótico.
Tras una primera experiencia sumamente satisfactoria, esta edición se presentaba con un cartel más flojo que el año anterior (por lo menos para mi gusto), por lo que la decisión de ir o no ir se hizo más complicada, ya que el desembolso de dinero es importante y la situación económica no es la mejor. Pese a ello, el sentimiento gótico siempre decide, y decidió llevarnos un año más a Leipzig. Igualmente, ya con la experiencia previa, la planificación del festival fue distinta. El año anterior nos creamos la expectativa de acudir diariamente a todos los conciertos que nos fuera posible. Cuando no se conoce una ciudad, ni un ritmo de vida, ni siquiera las distancias de un sitio a otro, es fácil caer en el engaño de que puedes llevar a cabo todos tus planes. Ya nos dimos cuenta que esto es imposible, por lo que este año cambiamos de estrategia. Lo principal a la hora de ir a un festival de estas magnitudes es tratar de moverte lo menos posible, y de seleccionar los conciertos y eventos de la manera más práctica posible. También hay que tener la destreza suficiente para improvisar. Y este año ha sido el año de las improvisaciones, y sobre todo de afrontar el festival de una manera más relajada, de encontrarse con amigos y de conocer gente.
El primer día para mí se iba a desarrollar en una única sala: Felsenkeller, probablemente mi escenario favorito pese al calor reinante en todos los conciertos que allí se dan. Tras las gestiones necesarias tras llegar a la ciudad ( registro en el hotel, recogida del pase de prensa...), me presenté en la sala en cuestión casi a las 21:00, la hora justa para disfrutar de los dos últimos conciertos, que por otra parte eran los más apetecibles del día.
El primero era “The Eden House”, grupo nacido de la unión de viejas leyendas del Gothic Rock que una vez juntos sólo tenían una opción: hacer buena música. Con un disco y un EP bajo el brazo, el grupo se presentaba por segunda vez en el festival. Mis dudas acerca de si había sido buena idea ir al festival estaban a punto de ser disipadas; lo vi claro en cuanto oí la línea de bajo que probaba Tony Pettitt. En efecto, tan sólo las primeras notas del tema de apertura, ‘The Dark Half’, con ese sonido envolvente que tanto recordaba a “Fields of the Nephilim”, me hicieron darme cuenta de que era allí donde debía estar, que la decisión había sido la correcta y que éste era tan sólo el principio de otros cuatro días de ensueño en Leipzig. El concierto, que había empezado con un sonido no muy convincente, iba mejorando a medida que las canciones desfilaban ante el público congregado en Felsenkeller. Los temas que flotaban por la sala tomaban cuerpo con la potencia y seguridad de un grupo que, si bien joven, cuenta con miembros de sobrada experiencia. ‘Neversea’, ‘Gods Pride’ o ‘All My Love’, iban repasando la corta carrera del grupo hasta llegar al mejor tema de la noche: ‘Timeflows’. El tema que da título al EP, con su largo desarrollo y gran progresión, te cogía de la mano, llevándote desde abajo para situarte en lo más alto que te puedes encontrar en un concierto. Esta canción es la idónea para conseguir ese efecto y lo logró con creces. El concierto acabó con ‘To Believe In Something’ dejando satisfechos a todos los presentes y con ganas de seguir esta experiencia musical, que sin movernos del sitio continuaba con “Red Lorry Yellow Lorry”.
Con un escueto “We are the Lorries”, se presentaba toda una leyenda del Gothic Rock y del Post Punk inglés de los ‘80. A simple vista, la banda parecía un grupo de amigos de mediana edad, que sin nada mejor que hacer, subían a un escenario intentando sentirse jóvenes otra vez. Ante algo así, puedes temer un desastre musical en el que no salga nada bien. Nada más lejos de la realidad. Con su vieja energía punk y sus canciones rebosantes de fuerza y rebeldía, los Lorries dieron un excelente concierto con un sonido afilado y mordiente, igual al que de sus discos se desprende. Llevarían tiempo sin tocar pero no se les notó. Canción a canción, nota a nota, palabra a palabra, los clásicos de la banda se filtraban a través de toda la gente que bailaba con furia punk en un acto de rememoración de la época más fructífera del género. Comenzado con ‘Beating My Head’, y pasando por ‘Talk About The Weather’, la instrumental ‘Sayonara’, el clásico ‘Monkeys On Juice’ o la genial ‘Hold Yourself Down’, toda la carrera de la banda se había condensado en poco más de una hora de concierto, que si bien puede parecer poco, el hecho de que las canciones duren entre 3 y 4 minutos a lo sumo, nos hizo disfrutar de veinticuatro temas de gran factura. Veinticuatro temas que te gusten más o menos, todos y cada uno de ellos nos hicieron bailar y disfrutar como locos.
Pese a poder ver sólo dos conciertos mi balance del viernes fue tremendamente positivo. Había ido a Leipzig a reafirmar mi sentimiento gótico, y en un sólo día lo había conseguido. Por otro lado, Roberto había iniciado su andadura en otro punto de la ciudad.
A las 21:20, tras un agotador día de viaje, que mejor sitio para disfrutar de un concierto que las butacas, no del todo cómodas, del Centraltheater. “Corde Oblique” era mi propuesta. Tan sólo había escuchado algo en la planificación previa y a través de Youtube. No tenía muchas esperanzas puestas en el italiano Riccardo Prencipe, pues simplemente era un tipo más con su guitarra tocando música triste sin mucho ‘feeling’. Sin embargo, el espectáculo que pude vivir fue de lo más grande e inesperado de todo el festival. Principalmente se debió a que el directo se presentó con Riccardo Prencipe en un segundo plano, mientras que Caterina Pontrandolfo era la que ponía la parte vocal y donde se centraba todo el espectáculo. Simplemente increíble y alucinante. Estuve prácticamente todo el concierto con los pelos erizados, emocionado y sin poder despegar mis ojos de esa mujer que tenía y evocaba una magia especial. Su voz, su mirada, sus tenues e ingenuos movimientos. Algo espectacular que me dejó una agradable sensación en todo el cuerpo, y que a día de hoy todavía recuerdo como uno de los mejores momentos del festival.
A continuación, manteniendo la premisa de no moverse mucho, en el mismo sitio tocaron los míticos “Love is Colder than Death”. Un concierto más esperado, y de resultado un poco decepcionante, pero sólo un poco. Diría que a nivel visual y de ejecución fue algo grande y llamativo. Realmente se lo curraron mucho. Un despliegue a la altura del mito de la banda, con buenas coreografías y buen sonido. Sin embargo, quizá lo que me dejó un pelín más frío fue la voz de la cantante que creo que está ya un poco mayor para estos trajines, y también que se me hizo un poco largo. Pero después de todo, y tras los insinuantes bailes orientales, quedé también satisfecho de la elección de mis dos primeros conciertos.
El sábado empezaba en Parkbühne para ver a “Secret Discovery”, grupo al que no seguía desde hace mucho pero que me apetecía ver en directo. La banda, con los hermanos Hoffmann a la cabeza, dio un concierto de Gothic Metal serio y rotundo que hacía empezar con ganas la jornada de conciertos.
Tras ellos, la vuelta de un icono del Gothic Rock de los '80: “The Danse Society”. Con Paul Nash y Maethelyiah a la cabeza, el grupo desgranó sus éxitos con la gran ‘Heaven is Waiting’ incluida.
Tocaba volver a Felsenkeller para una larga sesión de Dark Folk. Atrás dejaba la posibilidad de ver a a “Dreadful Shadows”, uno de mis grupos de cabecera, pero al haberlos visto sólo dos semanas antes en Madrid, la balanza se inclinó hacia “Ordo Rosarius Equilibrio”, concierto al que asistí con altas expectativas. Cuando llegué, Roberto y compañía ya estaban allí viendo a “Jännerwein”.
Entrar en Felsenkeller a ver conciertos, y sobre todo cuando sabes que tienes unas cuantas horas por delante hasta terminar, puede ser un poco frustrante. Aquel día, tenía una larga lista de grupos para ver, todos allí. “Jännerwein” fue el primero de la lista. Un grupo purista alemán tocando un Neo Folk interesante, que no sonó nada mal teniendo en cuenta que otros conciertos que he visto allí y de tendencias similares, han sido siempre decepcionantes, por ejemplo “Rome” o “Spiritual Front” el año anterior. Pero “Jännerwein” se quedó simplemente en un momento entretenido, con las flautas y guitarras acústicas, recordándome bastante a “Mani Deum”.
Continuaron otros de los míticos: “Ordo Equitum Solis”. Un concierto bastante más relajado, y sin mucho que comentar. Bastante más soso de lo esperado, y creo que a excepción de su tema principal ‘Playing With The Fire’, en el que todo el mundo se vino arriba, el resultado fue un 6 justito.
Tras un breve descanso para tomar un poco de aire, y estar apretado en una pequeña acera de unos 30 metros cuadrados rodeado de unas 200 presencias oscuras, volvimos al interior para presenciar el esperadísimo concierto de “Ordo Rosarius Equilibrio”. Probablemente el evento más esperado para mí este año, y en el que más expectativas había puesto. Ya había visto con anterioridad al grupo en Madrid, y salí contento pero tampoco fue algo que me entusiasmara. En esta ocasión pensaba que la cosa sería distinta, principalmente porque la ambientación del Treffen, y de esa sala en concreto, no puede asemejarse a nada que podamos tener en España. Pero nuevamente me equivoqué. ORE, para mí, es un gran grupo para estudio. Crea un estilo de música único, que puede gustar o no, pero desde luego es único. Sus álbumes tienen una gran calidad . Sin embargo en directo, son lo peor que he visto nunca. La voz de Peter deja mucho, pero mucho que desear. Eso para empezar. Apenas se oye la música, y en ocasiones ni siquiera la voz. Está claro que en estudio se trabaja mucho la voz para que suene bien, perfecta, en su sitio y que ni la música pise la voz ni viceversa. Pero en directo, el resultado es un completo desastre. Me da la sensación de estar escuchando un directo en un antro de mala muerte donde el despliegue técnico es un micrófono conectado a una minicadena. Horrible, penoso, pero no sólo eso. Yo considero que la música de ORE está preparada para hacer un directo espectacular si se quiere. Es cierto que últimamente Peter está sustituyendo los elementos más marciales por sonidos más comerciales o poperos, pero aun así, si te importan tus fans, si quieres hacer un buen concierto, si te lo quieres currar, contrata un par de músicos, o unos percusionistas (que seguro que incluso habrá gente que lo haría gratis) y monta un espectáculo de caerse por las paredes. Lo que no se puede hacer es llegar al Wave Gotik Treffen siendo un grupo de tan respetado nombre, con todo pre-grabado, tocar un tamborcito de vez en cuando, o una campanilla… Me resulta patético. En fin, seguiré comprando sus discos, pero no creo que vuelva a ir a verlos en directo, pues es de los grupos que menos énfasis le ponen. Ni la aparición del cantante de “Spiritual Front” para interpretar un tema sirvió para levantar mi ánimo.
Para finalizar la sesión en Felsenkeller, cuando la negra noche ya caía impactante sobre nuestras cabezas, comenzó otro de los conciertos más esperados por todo el mundo: “Hekate”. Éste sí fue un conciertazo. Éste fue el despliegue que esperaba de Ordo. Percusión, percusión y más percusión en directo. Como debe ser. “Hekate” tenían preparada una gran actuación. Contó con la colaboración de varios músicos en algunos de sus temas, como por ejemplo Matt Howden. Desgraciadamente, el día se hizo muy duro, y cansado como estaba, no pude disfrutar del evento tal y como me hubiera gustado. El agobio de la sala y el calor, con el paso del tiempo iba en aumento, y las tardías horas apremiaban para que tuviéramos que partir minutos antes de su finalización. Los conciertos en Felsenkeller siempre acaban muy tarde, y está bastante lejos de la zona central de la ciudad, lo que luego supone bastantes problemas a la hora de regresar en transporte público, y peor aún, encontrar algo abierto para cenar.
El domingo, por fin, dos conciertos me llevaban al escenario principal del festival en el Agra: “The House of Usher” y “Diary of Dreams”.
Tras un paseo por la megatienda gótica, me situé en primera fila para ver el primero, un grupo que llevo siguiendo muchos años y que aún no había visto. Para mí era la apuesta fuerte del festival, el grupo que más ganas tenía de ver. Así, Jörg Kleudgen y compañía salían al escenario para dar un concierto de poco más de una hora. ‘To The Glorious Dead’ fue la canción elegida para abrir. La inconfundible voz de Jörg interpretaba una de las canciones de Pandora´s Box, el álbum más reciente del grupo y abría así una gran sesión gótica. La mayoría de canciones interpretadas salían de este disco, que era lo que tocaba, aunque también pudimos disfrutar de temas de anteriores discos como ‘Radio Cornwall’ (que da nombre al disco de 2005 de los alemanes) y ‘Faith For The Faithless’ de Angst. El grupo lo estaba dando todo con temas elevados y de bella factura, para finalizar con dos temas más tranquilos, uno de ellos el grandísimo ‘As It Really Is’. El concierto, aunque corto, estuvo muy bien, pero eché de menos los guiños a los primeros discos, y es que Stars Fall Down y Zephyre deberían estar siempre en un concierto de “The House of Usher”.
Mientras tanto, Roberto volvía a Centraltheater para ver a sus queridos “Aura Noctis”.
La sala no estaba muy llena en ese momento, pues “Aura Noctis” aún no es, o no era, un grupo muy conocido por aquellos lares. Es posible que mucha gente estuviera allí incluso desconocedora de este grupo, tan sólo para ir cogiendo sitio para luego ver a “QNTAL”. El problema de esta sala es que hay que ver los conciertos sentado, por lo que hay un aforo limitado. Cuando un concierto termina, no se obliga a salir a la gente y dejar sus asientos. De esta manera, desde fuera, cuando alguien intenta entrar, la organización del festival sólo deja entrar tanta gente como vacantes haya. De ahí que sea habitual que ante grandes eventos, la gente vaya con horas de antelación tan sólo con la idea de coger sitio, y es probable que con “Aura Noctis” ocurriera algo así. Sin embargo, de lo que también estoy seguro, es que todos los allí presentes salieron más que satisfechos con la actuación. Olga y Pilar fueron acompañadas de Fernando O. Paíno y Zevlagh a las percusiones. Pilar se situaba con su cello en una posición más avanzada y central del escenario, y Olga con su piano en un lateral y sumida casi en la oscuridad. El concierto fue un deleite de buena y emocional música. La sala irrumpía en aplausos interminables y sinceros cada vez que terminaban una canción. Uno de los fuertes de Pilar es sin duda su voz. Es impresionante estar sentado a pocos metros de ella, y poder comprobar in situ el chorro vocal que emite. Parece mentira, pero es real. El primer álbum del grupo no se caracteriza por tener mucha parte vocal, por lo que la actuación se centró principalmente en la melodía del cello y del piano. Increíble por cierto la manera de tocar de Olga, que como antes dije, pasaba un poco desapercibida, y me parece algo injusto, pues es igualmente una portento.
Tras un concierto memorable, tocaba volver al Agra para reunirme con Julio y los demás.
Tras un poco de cena para recuperar fuerzas, volvíamos a la carga con el cabeza de cartel: “Diary of Dreams”. Aunque ya los había visto unas cuantas veces, sabía que esta vez iba a ser especial. La razón es que siempre que el grupo viene a Madrid, estamos acostumbrados a verlos en salas de poco aforo. Esta vez iba a ser distinto: “Diary of Dreams” iba a actuar en un recinto gigante. Ahora contaban con un escenario hecho a su medida y con un número considerable de incondicionales que lo iban a dar todo por ellos. Había que ver como respondían a la presión y no defraudaron en absoluto. Adrian Hates y los suyos salían al escenario tras la Intro que toca en esta gira: ‘Into X’, para empezar a arrollarnos con ‘The Wedding’, himno moderno de la banda. Los temas se sucedían con mayor presencia de Ego X que de cualquier otro disco, pero sin olvidar temas efectistas que siempre hacen que la gente se venga arriba. Así pasaban por ‘Giftraum’ o ‘Menschfeind’ para ir a parar a ‘Undividable’ o ‘Lebenslang’, el que para mí fue sin duda el mejor tema del concierto (es el mejor corte del último disco y se tenía que notar también en directo). La vuelta al pasado vino con ‘King Of Nowhere’, el himno ‘The Curse’ (con espectáculo pirotécnico incluido) y ‘Kindrom’, tema con el que se retiraban ante un público totalmente entregado que pedía una y otra vez la vuelta de los músicos al escenario. Como no, los ídolos contemporáneos salieron otra vez para tocar ‘Butterfly: Dance!’ (ésta nunca falla) y rematar con la sobresaliente ‘Traumtanzer’. El concierto no había defraudado, realmente este grupo rara vez lo hace. Lo único que eché de menos (y siempre lo hago, y siempre lo diré) son temas de los primeros discos, que por otra parte para mi gusto son los mejores. No pierdo la esperanza de que un día pueda oír temazos como ‘Victimized’ o ‘Stimmulation’ en directo, por mencionar sólo dos de los muchos grandes temas que componen la primera parte de la carrera de esta inigualable banda.
Para mí el lunes se resumía en una sola palabra, que a su vez era la unión de otras tres: “Iliketrains”. No tocaban hasta las 20:40 en Parkbühne, así que el plan era bastante sencillo: ir a Parkbühne y pasar allí la tarde. Además los grupos que precedían a los británicos eran de corte Post Punk, lo que siempre es un aliciente. Cuando llegué a Parkbühne, “Spiral 69” estaba acabando su concierto,. Sólo pude oír 3 o 4 temas pero me gustaron bastante. A continuación tocaba “The Exploding Boy”, que era el que más conocía. Con una complicidad total con el público (bromas incluidas) dieron un concierto muy serio desgranando todos sus tema e incluyendo, como no, la que para mí es su mejor composición: ‘London’. Los siguientes eran “The Names”, grupo bastante antiguo procedente de Bélgica que repasó sus canciones dando el toque Post Punk más puro de la tarde. Y cuando ya se acercaba el momento de ver al grupo que iba a ser el epicentro de ese día, me fijé en una hoja pegada al muro del recinto en el que se decía que el concierto de “Iliketrains” se suspendía por enfermedad. Parece que el destino se puso en mi contra y me quedaba sin ver al único representante de Post Rock que este año traía el Treffen.
Por mi parte, el lunes igualmente se presentaba flojo. Creo que siempre lo es. Por lo que aproveché para visitar la villa pagana, y pasar un día relajado entre la agradable ambientación de un lugar tan idílico. Comer, beber y estar tumbado en la hierba escuchando los grupos en directo. Fue un día principalmente de relax. Después de comer, a eso de las 16:30, me acerque al Agra Hall, para disfrutar de un poco de EBM, pues ya lo estaba echando en falta. Allí no tenía nada previsto, así que simplemente me paseé por la tienda, y estuve viendo a “Blitzmaschine” que no los había visto ni oído nunca. El Agra a esas horas, y ese día, no es lo que estaba acostumbrado a ver. En primer lugar era de día, lo cual no parecía ofrecer la ambientación adecuada. Y luego, el número de asistentes era notablemente más bajo que por ejemplo el día anterior, cuando vimos a “Diary of Dreams”. Sin embargo, allí estuve un rato, sintiendo los profundos y graves bombos de este grupo que se esforzó mucho en el escenario, y que a los pocos presentes parecía gustarles mucho. Unos bailes, unas fotos, y de vuelta a la villa pagana a la espera de ver a “In Gowan Ring”.
Ya era tarde y la noche reinaba cuando las notas acústicas de “In Gowan Ring” comenzaron a sonar. Éste era mi primer concierto en Heidnisches Dorf de noche, y la verdad es que me apetecía vivir esa experiencia, tras haberme perdido el año anterior a “Faun”. Sabía que este concierto iba a ser un poco más flojo, pues la música de “In Gowan Ring” no es que pueda decirse que dé mucho de sí. A mí me encantaesta bandapara escuchar en el coche, con los cascos, cuando vas a dormir… es algo muy relajante, y muy emocional. Así que tenía dudas de cómo se desarrollaría el concierto. El resultado fue negativo. Esperaba algo más también de la puesta en escena. Pero no llegaron a cumplirse mis escasas expectativas. Fue un concierto más bien soso, aburrido, donde apenas se oía la música porque había mucha gente hablando, y ante una voz y una guitarra acústica en solo, pocas cosas se pueden hacer. Pero es que incluso el setlist elegido no me convenció para nada.
Al menos, aunque ya no quedaban conciertos, quedaba la fiesta Dark Folk en la cantina del Panteón, el sitio idóneo para el fin de fiesta.
Tras cuatro días de culto en una oscura realidad paralela, todos los peregrinos volvíamos a la normalidad del día a día, con una sola cosa en la cabeza: la vigésimo segunda edición del Treffen. Si todo va bien, allí estaremos.
El primero era “
A las 21:20, tras un agotador día de viaje, que mejor sitio para disfrutar de un concierto que las butacas, no del todo cómodas, del 
Me da la sensación de estar escuchando un directo en un antro de mala muerte donde el despliegue técnico es un micrófono conectado a una minicadena. Horrible, penoso, pero no sólo eso. Yo considero que la música de 
Tras un paseo por la megatienda gótica, me situé en primera fila para ver el primero, un grupo que llevo siguiendo muchos años y que aún no había visto. Para mí era la apuesta fuerte del festival, el grupo que más ganas tenía de ver. Así, 
Por mi parte, el lunes igualmente se presentaba flojo. Creo que siempre lo es. Por lo que aproveché para visitar la villa pagana, y pasar un día relajado entre la agradable ambientación de un lugar tan idílico. Comer, beber y estar tumbado en la hierba escuchando los grupos en directo. Fue un día principalmente de relax. Después de comer, a eso de las 16:30, me acerque al 
Ya era tarde y la noche reinaba cuando las notas acústicas de “
