Una obra en prosa que parece un canto con forma de monólogo interior en la que el terror, el pánico y el malditismo coge forma.
"Papá, dame la mano que tengo miedo" escrito por Leopoldo María Panero en la editorial de Cahoba editorial (ISBN: 978-84-9832-062-6) con 120 páginas. Desde España y presentado en 2007 se encuadra en el género Prosa Enlace Relacionado:Editorial Cahoba Valoración: 6 sobre 10
"Papá, dame la mano que tengo miedo" es más que un canto a la nada y al todo, hecho desde la soledad del escritor ante el mismo. Esta edición está prologada por Anna María Moix y se divide en 19 capítulos; está escrito desde la Unidad Psiquiátrica de Las Palmas de Gran Canaria, residencia actual del escritor por decisión propia, así que no debemos olvidar en ningún momento el contexto de angustia, soledad y de claustrofobia en el que se escribe dicha obra.
La vida y la literatura se funden en uno. Leopoldo María Panero, en todas sus obras literarias y resaltando ésta en particular, deja escrito tanto en papel como en la memoria del lector su angustia, su terror, su miedo perenne frente a la vida y a la muerte.
El caos y el malditismo de su vida se plasman en las letras y en las palabras de sus obras. Y es que, a medida que el lector se adentra en ella, puede ir notando como su mundo se vuelve caótico, lleno de miedo e incluso llega a desestabilizarse por sus palabras tan llenas de violencia, rabia y soledad. Duda de su existencia y de cómo la gente le ve. Lo que no puede esconder, Leopoldo María Panero, es su gran conocimiento literario, desde "La Biblia" hasta Gil de Biedma, pasando por Joyce, Virginia Wolf o Blake. Su erudición queda plasmada en cada cita y en cada palabra, pues no las utiliza en vano; sino que sabe otorgarles la fuerza y la intensidad que en cada momento precisan.
Así pues el lector se encuentra frente a un monólogo interior hecho canto, un canto de ayuda y de denuncia política y social, donde aparece el descenso del hombre a los infiernos y se convierte en un ente solitario, abandonado y en nada donde “esa voz diáfana dentro de mí chilla y chilla: «Papá, dame la mano que tengo miedo. Dame la mano, papá, que tengo mucho, miedo».