Puntuales a su cita anual desde que en 2009 apareciera el primer volumen, Guillermo del Toro y Chuck Hogan ponen punto final a la Trilogía de la Oscuridad con este “Eterna”.
"Eterna" escrito por Guillermo del Toro & Chuck Hogan en la editorial de Suma de Letras (ISBN: 978-84-8365-255-8) con 582 páginas. Desde Estados Unidos y presentado en 2011 se encuadra en el género Thriller Enlace Relacionado:Suma de Letras Valoración: 8 sobre 10
No negaré que tras haber leído el primer volumen y, sobre todo, tras haber leído el segundo, con tantas incógnitas por despejar y con tantas líneas argumentales por concluir, esperaba con mucho interés el cierre de esta trilogía vampírica superventas y, sin embargo, sumamente interesante y recomendable, excepto para las nefastas adolescentes crepusculares. Ahora, una vez finalizada la lectura de “Eterna” y concluidas todas las historias planteadas, tanto que resulta prácticamente imposible la publicación de una continuación, debo decir que, aunque siempre que uno alimenta muchas expectativas sobre algo acaba inevitablemente sufriendo una decepción porque nunca nada es tan bueno como esas expectativas le han hecho soñar, lo cierto es que el final de la trilogía cumple con creces con lo que se podía esperar de él, ofreciendo las adecuadas y esperadas conclusiones a las historias de sus personajes, así como un final absolutamente apoteósico y apocalíptico, que dejará sorprendido a más de uno.
“Eterna” no es absoluto una novela de terror. A medida que la saga ha ido avanzando y los vampiros han ido extendiéndose se ha ido perdiendo el elemento sorpresa y el misterio, lo que ha ido convirtiendo a la historia en un relato de lucha y supervivencia, de acción incesante, que desborda adrenalina por cada una de sus páginas y que, como en sus predecesoras, huele a adaptación cinematográfica a kilómetros. Los numerosos personajes que se mueven por el libro, la variedad de puntos en los que transcurre la acción y la brevedad de las escenas contribuyen muy decisivamente al tremendo dinamismo y la enorme agilidad que destila “Eterna”.
Una de las cosas interesantes de esta novela y que, a mi juicio, le otorga mucho más cuerpo y mucha más solidez de lo que podría esperarse a priori en este tipo de historias, es el detallado análisis de las relaciones entre los miembros del grupo de cazavampiros. Son estas unas relaciones complicadas, llenas de altibajos, gobernadas por el miedo y manipuladas en momentos decisivos por la diabólica astucia del vampiro jefe al que tratan de destruir. En este sentido, destaca especialmente la tortura interior y la evolución del personaje del doctor Ephraim Goodweather, quien parecía destinado en un principio a ser el héroe de la historia y que sin embargo no es sino un hombre abotargado por la angustia a perder aquello que más quiere y agobiado por la titánica tarea que tiene por delante.
Y es que tratar de destruir al vampiro que gobierna una sociedad completamente dominada, sojuzgada y sometida no es nada fácil. En el mundo que tratan de reconstruir el doctor Goodweather y sus compañeros los vampiros han tomado el control absoluto, permitiendo a unos cuantos humanos seguir viviendo lo imprescindible para que, en algún momento de sus vidas, acaben sirviendo de alimento, siendo recluidos en alguna de las granjas de las que los vampiros se procuran alimento. Estas granjas, tan similares a los campos de concentración nazis, son quizá lo más sobrecogedor de la novela, tanto en su concepción como en su funcionamiento.
Del final no puedo contar gran cosa sin destrozar la novela, así que sólo diré que todo concluye de manera que no pueda haber una continuación, o al menos no se me ocurre de donde pueden sacar material para ello. Ahora ya sólo nos queda esperar a que hagan la versión cinematográfica, a ser posible que la haga el propio Guillermo del Toro, lo que seguramente será garantía de disfrutar de un brillante espectáculo a la altura de lo que las novelas nos ofrecen y a lo mejor hasta superándolo.