El pasado mes de febrero tuve el honor de ser invitado a una de las experiencias musicales más singulares en las que me ha sido dado participar. He aquà el relato de tal hecho…
Tras un largo, largo, pero muy largo camino ( unos tres cuartos de hora trotando por sendas campestres que en algunos momentos se volvÃan realmente peligrosas ) llegamos por fÃn a la Cueva de los Gigantones. Su estrecha entrada daba acceso, tras bajar una pequeña cuesta, a un enorme recinto iluminado por el resplandor de numerosas velas, que prestaban al lugar un sugerente aire de Ãntima y fantasmal calidez, ideal para ir preparando a los asistentes para lo que estaba por venir.
La intensidad de las imágenes que la música de The Wyrm provocaba en nuestras mentes hizo aflorar un intenso sentimiento de comunión espiritual con el espectáculo que se estaba desarrollando ante los ojos y los oÃdos de los asistentes a este concierto en el reino de los muertos. Un concierto en el que todos los músicos demostraron pericia a la hora de transformar en música el mensaje que transmitÃan las antiguas leyendas que recogÃan los temas del repertorio. Yo querrÃa destacar, además de la riqueza de los ambientes transmitidos por los variados instrumentos que utilizó The Wyrm, las poderosas percusiones que tocaron Wences y Svali ( brillantes en ‘Cosus’, secundando al triste violÃn de The Wyrm ). Fue precisamente Svali quien puso el broche de oro a este concierto mágico con una interpretación sobresaliente de ‘Der Gefallene Engel’, versión de Blood Axis, en el que hechizó al personal con un autoritario y poderoso recitar de la letra de esta canción.