El mítico garito zaragozano se traslada a México D. F. después de 25 años apoyando incondicionalmente la escena musical maña. Para tan señalado acontecimiento se programaron dos fantásticas sesiones en la sala Oasis.
Llevo yendo a Zaragoza periódicamente desde 1995. Allí tengo grandes amigos y reconozco que siempre que voy me divierto tremendamente y disfruto del buen ambiente que emana esta ciudad. Puedo decir sin equivocarme que Zaragoza es mi segunda tierra.
He de comentar, en primer lugar, que los garitos que más he frecuentado han sido El Agujero Negro -hasta que cerró a finales de los 90-, el Mardediós -también cerrado hace poco tiempo- y, sobre todo El Teatro de las Ánimas, lugar donde puedo decir que me encuentro como en mi propia casa. No es menos cierto que también he pasado muy buenos ratos en La Estación del Silencio, de la que ahora hablaremos.
La Estación del Silencio es sin lugar a dudas un lugar mítico. En ella han coincidido grandes personajes que han contribuido de una u otra manera a potenciar la escena musical zaragozana, también se han gestado numerosos proyectos y muchos e importantes grupos han parado por allí, entre los que quiero destacar, dentro del innumerable elenco de bandas míticas del panorama patrio, a los Héroes del Silencio, Las Novias y Niños del Brasil.
Parece ser que los motivos del traslado de La Estación son, en buena medida, económicos. Se de buena tinta que la política municipal pone muchas trabas a este tipo de lugares y probablemente les haya caído mas de una multa de no poca cuantía. Además, la omnipresente crisis ha tenido también que hacer mella. Es la lacra que nos ha tocado vivir al mundo occidental.
De esta suerte, Antonio Estación ha pensado que todo puede funcionar mejor en el D.F. así que, imagino que con gran dolor de su corazón, realiza el traslado. Y para homenajear a todos los grandes que por allí han pasado y también para aquellos que hemos disfrutado de la calidez de La Estación, se han programado dos conciertos de despedida en la sala Oasis. La idea era homenajear a todos aquellos vinculados de una u otra manera con La Estación como institución, mediante una solemne entrega de premios de reconocimiento a lo largo de estos veinticinco años. Para ello la celebración contó con actuaciones de diversos grupos que tocaron unas cuatro o cinco canciones cada uno, participando los unos con los otros, de manera que quedase reflejada esa idea que comentaba de La Estación del Silencio como epicentro de la escena zaragozana. Y ya lo creo que lo consiguieron.
Yo tuve la oportunidad de acudir los dos días y los grupos a los que pude escuchar entre otros fueron Tachenko y Dorian, de la nueva generación, y a la vieja guardia representada por Niños del Brasil –que actuaron los dos días- y Las Novias que cerraron el homenaje el viernes.
Disfruté especialmente de las dos actuaciones de Niños del Brasil, un gran grupo que –mea culpa- era la primera vez que veía actuar en directo, y a mi parecer uno de los incomprendidos dentro de la escena patria. Santi Rex estuvo demoledor, muy entregado y he de decir que espectacular en directo. Además las canciones de Los Niños, tocadas en vivo adquirieron una magia especial. El jueves dos perlas como 'Mentiras' y 'Sed de Venganza' fueron muy entrañables, además del tema compartido con Dorian, al que Santi simbólicamente acogía como recién llegado a la escena. Otras dos canciones, mezcladas una con la otra –'Party, party' y 'Al Oeste'-, levantaron al público que las coreaba con gran deleite. En medio de ese subidón, Santise despidió hasta el día siguiente. No puedo ocultar mi perplejidad cuando en aquel momento de emoción me quedé con ganas de mucho más. Pero quedaba el viernes para verles de nuevo con repertorio diferente, a excepción de las dos canciones mezcladas, que pasó por 'Estrella Fugaz', 'Las Curvas del Placer' –con Clara de Los Peces- además de uno de los temas de su último álbum. Y de nuevo esa sensación de quedarme con ganas de más.
Y a continuación Las Novias cerraban el programa doble de la despedida en la noche del viernes, el broche de oro para este acontecimiento. 'Enamorado' abría el repertorio, 'Imagínate el Aire' fue sublime, también sonaron 'Ego' y 'El Sol dentro de ti', para cerrar con la apoteosis de la versión de Parálisis Permanente 'Un Día en Texas'.
No cabe duda que fue un brillante acontecimiento, la mejor despedida que podía hacer La Estación del Silencio, de la ciudad que les ha visto nacer y crecer, la magnífica Zaragoza. Desde Mentenebre, sirva este texto como pequeño homenaje a un local tan especial. Desde aquí nuestros mejores deseos para la nueva Estación del Silencio en tierras mexicanas.