Apartándose dos tintes del sonido clásico folklóricoscuro, Henryk Vogel presentó en octubre del 2004 un proyecto de diseño alquimista, pero de contenido ocultista, LAPIS. A través de los ocho tracks creados por Darkwood (Henryk Vogel) y Chaos as a Shelter (Vadim Gusis), con la inconfundible voz de la folclórica rusa Vera Agnivolok, endulzando los paisajes ácidos (amargando las verdes praderas sonoras), con las colaboraciones de Igor Krutogolov, Helena Dorsht y Nadja, nos describe a modo de Paraselso la degradación humana como la antesala a la elevación divina, lapis, el resultado final de una introspección al terror más insoportable; ver hacia adentro de uno mismo, darse cuenta de que uno apesta y se envilece como preludio a una transformación que llevará a otras antes de seguir el sendero de la perfección que no todos deseamos andar. La portada nos hace pensar en las creaciones de Remedios Baro, o al menos de alguna de sus aprendices actuales que, corta de originalidad, pero no de buen gusto le agrega un toque exacto a la combinación alquimista del CD. El resultado es modesto, pero excelente, tiene el contenido exacto de fotos de pinturas creadas por Vera y por Antje.
La primera canción es Initiation, que no necesita descripciones. Abre el telón con ruidos vidriosos, como si se tratara de probetas, asumiendo, según lo narrado en el booklet, tres colores sucesivos en el perturbador proceso (negro, blanco y rojo), los cuales son análogos a tres estados tradicionales del camino místico: purgación, iluminación y unión. La segunda canción es Liquefaction, marcha apresurada de corte industrial avant-garde, con escenarios plagados de sombras y sentimientos inciertos. Melanosis, ocupa el tercer sitio, melodía mágica, negra, integrada por sonidos cínicos, golpeteos que se deslizan en ecos enfermizos y danzan compases leves, es la putrefacción de la materia, llegados a este tema, no hay en realidad de qué preocuparse, algunos ya estamos rancios de hace tiempo. La voz desafinada de Agnivolok te despierta del leve trance y te transporta sobre una manta folklórica sobre la pestilencia.
El cuarto track es Leukosis, emblanquecimiento que precede a la negra descomposición, mismo que te adentra en sonidos deslumbrantes, distantes, sin forma, hasta que una guitarra y el dueto de Helena Dorsht y Henryk ahogan por un instante el entumecimiento del principio, en la que el didgeridoo, fluye con inteligencia sin emitir el sonido clásico y aburrido con el que suele participar en otros proyectos. Si acaso la blanca piedra es pura y preciosa, se evaporará dando lugar a la quinta canción, Xanthosis, melodía etérea, de aspecto ambiental, interpretada por Agnivolok y Vogel. Si el proceso es exitoso, ocurrirá un enrojecimiento o Iosis, sexto track, que mezcla con maestría sonidos Folk, industriales, etéreos, avant-garde mostrándose como una melodía bien lograda y agradable. El rojo es el color de la perfección. La séptima posición la ocupa Coagulation, el iniciado realiza la exitosa reducción llevado de la mano por la única y peculiar voz de Vera, tan sencilla que la hace agradable al oído, el precioso rechinar de guitarras, metales, cuerdas... Y al final, la octava canción, unas cuantas notas arrastradas, retorcidas, entremezcladas con ruidos y tintineos, Yield, solo el iniciado sabe que todas las cosas mueren y solo el alma vive eterna. Y, como remedio de Remedios Baro, sólo falta que te enmieles el cuerpo cubriéndote de plumas blancas de gallina sacrificada y una blanca sábana haga la labor de brazos maternales para que, arrullado por Lapis, te adentres en un necrófilo sueño relajante. |