Recuerdo en mi infancia una clase de dibujos animados, algunos en Stop Motion, que me impactaron poderosamente. Eran unos dibujos animados, tristes y melancólicos, generalmente en tonos pasteles, y casi siempre protagonizados por solitarios personajes en ambientes inhóspitos. Esa animación poseÃa un origen que determinaba en gran medida este particular estilo: La Europa del Este.
Quizás influenciados por los coletazos moribundos del comunismo, o por una concepción diferente de la realidad, estos autores, a destacar los de la Escuela Checa de Animación, con Jirà Trnka a la cabeza, los rusos Garri Bardin, Aleksandr Petrov y Konstantin Bronzit, que se han ganado con todo derecho el respeto internacional a su calidad creativa, no dejaron indiferentes a mi generación, y estoy seguro de que todos recordamos alguna serie, pelÃcula o corto, que a pesar de no recordar el nombre de la obra de estas particulares pelÃculas de animación, sus impactantes imágenes estarán guardadas en nuestro infantil recuerdo.