Un color cargado de simbolismo.
A principios del siglo XX, Matisse fue el primero en reivindicar la preeminencia del negro sobre otros colores, declarando: “el negro es un color que en si mismo resume y consume a todos los demás”.
Todos los pueblos han atribuido significados particulares a la percepción de los diferentes colores. Estas asociaciones aprendidas son importantes factores que contribuyen a la manera en la que la gente percibe estos significados. La información histórica y la investigación contemporánea indican que, cuando se comparan diferentes culturas, hay más similitudes que diferencias sobre los significados asociados a los colores básicos. Por ejemplo la polaridad extrema del negro y el blanco es un símbolo en la mayoría de las culturas y a través de la historia.
Es frecuente que las culturas compartan las mismas asociaciones abstractas. Con pocas excepciones el negro simboliza la muerte y es el color para el duelo en muchas sociedades, también se relaciona con el pecado y lo maléfico.
Hoy, como en el pasado, el negro tiene connotaciones negativas debido al miedo a lo desconocido asociado a la oscuridad y a la noche. Sin embargo es un color de moda que se asocia con la elegancia, la sobriedad, la dignidad, el lujo y el poder. Puede parecer paradójico que el mismo color y la misma palabra tengan tan diferentes significados y simbolismos. El negro tiene a través de la historia un doble valor antagónico de miedo y atracción.
Los colores, además de expresar emociones, son una manera de identificación. Hay evidencia de asociaciones de color en las representaciones sociales, en concreto en los modos de vestir que, históricamente, han sido símbolos identitarios. En el caso del color negro, se hace del mismo un uso ambiguo que tanto oculta como revela.
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