Eli Roth vuelve por su fueros y sorprende con un producto gore cargado de buenas intenciones pero mal resuelto.
"Hostel" dirigida por Eli Roth con la distribución de Sony Pictures y presentada 2006. Interpretada por Jay Hernandez como Paxton & Derek Richardson como Josh & Eythor Gudjonsson como Oli & Barbara Nedeljáková como Natalya & Jana Kaderabková como Svetlana desde USA y transcurre entre los géneros Terror & Drama , tiene una duración de 95 minutos. Enlaces Relacionados:Web oficial España & Web oficial USA Valoración: 6.5 sobre 10
Para los que gustamos de devorar cine con avidez, rara vez nos pasan desapercibidas las múltiples triquiñuelas que son capaces de perpetrar las avispadas distribuidoras en aras de conseguir un pelotazo taquillero. En el caso de Hostel, la película que en breve pasaré a desmenuzar, se dan un buen número de estos, llamémosles, golpes de efecto.
Así, de entre la lista de productores ejecutivos, destaca uno de sobras conocido por todos vosotros, que no contento con prestar el nombre se permitió la delicadeza de soltar el siguiente comentario respecto al nuevo trabajo de Eli Roth. “…si llego a saber la salvajada de película que se iba a acabar haciendo con mi dinero, quizás me lo hubiera pensado mejor” Así de primeras el comentario no parece que deba considerarse como algo muy positivo, pero claro, si el que lo dice es Quentin Tarantino, que, bajo mi punto de vista bastante tocado tras múltiples operaciones, es el papa de varias de las escenas más violentamente memorables de la historia del cine, es cuando mejor se aprecia la jugada.
Otra baza que por fuerza había de ser explotada, incluso de forma engañosa me atrevería a decir, ha sido la relativa a los carteles publicitarios. Efectivos, desde luego; Quentin Tarantino presenta... en letras bien visibles y casi tan grandes como el título de la película. Y por supuesto ¿qué decir de una foto en la que le están metiendo un taladro por la garganta a un pavo? Lo de la propaganda socarrona de "basada en hechos reales" lo dejaremos para otro día. Pero en cualquier caso, demasiados golpes bajos que por fuerza habían de llamar poderosamente nuestra atención.
Eli Roth que hasta ahora era prácticamente un desconocido, ha logrado en su labor de ayudante de producción algo definitivo; establecer lazos de amistad con directores que no necesitan de los trucos anteriormente citados para reventar por si mismos las taquillas. Recordemos que antes de Hostel, Eli ya la había pifiado con la nefasta aspirante a serie Z por llamarla de forma cariñosa Cabin Fever. Sin embargo, y lo que son las cosas, se le ha dado sin dudarlo una segunda oportunidad al chaval. Afortunadamente el resultado ha sido bastante mejor siempre y cuando entres a la sala dispuesto a pasarlo bien, dejarte de análisis exhaustivos de guión y no profundizar mucho en la primera parte de las dos en que claramente está divida la película.
Tres amigos que se limitan a recorrer Europa en plan mochilero son seducidos por un extraño personaje para que realicen un alto en su camino en un apartado pueblecito eslovaco. Por lo que se puede ver, aunque poco rato, hay una serie de razones de bulto para que en efecto consideren dicha posibilidad. Durante algo más de una hora se nos ira presentando a los personajes principales, no muy diferentes, eso sí, a los arquetipos de películas del género. Es decir, jovencitos incautos y descerebrados más pendientes del culo de las lobas que de la boca del lobo en la que se ya se han metido de lleno (1ª parte) El giro argumental comienza a intuirse con la desaparición de uno de los compañeros de viaje y se hace evidente cuando otro de ellos despierta sin saber muy bien cómo en una especie de fábrica abandonada, atado a una silla y a punto de experimentar todo tipo de vejaciones imaginables (2ª parte)
Hostel es un quiero y no puedo. Podría haberse convertido en una de las grandes películas de los últimos años, referente obligatorio del gore bien elaborado puesto que contaba con casi todos los elementos para que así hubiera sido. Sin embargo, vuelven a fallar las mismas cosas que convirtieron a Cabin Fever en una soberana gilipollez: inconsistencia en el guión y falta de fluidez narrativa. Eli, de todos modos, ha mejorado considerablemente en otros aspectos. La supresión de humor negro por crudo realismo hace mucho más efectiva la historieta. Y, aunque sin terminar de conseguirlo, trata también de colocar al espectador cercano a los personajes para que cuando sean torturados se potencien nuestras reacciones y sintamos bastante más cercanas las situaciones angustiosas que atraviesan. Esta claro que todo esto es algo que debemos agradecer al director, pero desgraciadamente se pierde en la irregularidad rítmica sin terminar de acaparar toda nuestra atención justo en los momentos en que más se necesita.
El desenfreno argumental final, aunque descoloca por no venir mucho al caso, es lo mejor de la película puesto que es inversamente proporcional a la aburrida primera parte en la que no había pasado apenas nada en 70 minutos de metraje. Además, al estar ya definidos por completo los roles de buenos y malos nos podemos permitir el lujo de posicionarnos a nuestro antojo de uno u otro lado y disfrutar mucho más con los acontecimientos que se nos van presentando.
Cercano a Rob Zombie en cuanto a la forma de entender las escenas truculentas siempre como un elemento más del guión apelando a la sensibilidad del espectador y enfatizando los momentos más tensos, Eli Roth sin embargo se muestra bastante más comedido y juega continuamente con lo que desearíamos no ver frente a lo que finalmente nos acaba mostrando. Tiene la película a pesar de todo tres o cuatro escenas bastante macabras y totalmente explícitas, sin llegar a caer en la gratuidad, y siempre insistiendo en que lo más desagradable lo ponemos cada uno de nosotros, la principal de las grandezas del director y posiblemente la moraleja final que se pueda sacar después del visionado de Hostel.
La banda sonora de Nathan Barr no merece mención especial, es bastante mediocre y se limita sin más a cumplir su función. Cameo de lujo de Takashi Miike, claro ejemplo de lo importante que ha sido, es y será para el amigo Roth no cerrarse ninguna puerta.
Mientras siguen las negociaciones con la distribuidora para darle forma a una posible segunda parte, incluirémos al director en el mismo saco de aquellos que tienen algo que contar sin pelos en la lengua pero faltos de madurez y guiones consistentes. Indudablemente habrá que seguirle la pista y si consigue pulir esas cosillas, quizás en un futuro no muy lejano estemos hablando de uno de los impulsores del nuevo gore.