La pelÃcula es un tanto difÃcil de digerir en primer momento y muestra al espectador el lado crudo de la vida moderna de la cual muchos estamos hartos por la razón que mencionaba arriba de que no es necesario mirar una cinta para enterarse de que el hombre es el lobo del hombre. El pequeño gran detalle es que en Cobrador tenemos la globalización de la violencia ( como un estilo de vida común en cualquier sociedad ), que para "los de arriba" es una afición, mientras que para los de abajo se traduce en la necesidad de saldar las cuentas pendientes. Todos sabemos que la violencia vende, y que vende bien. Pero es importante destacar que aquà no se la utiliza como un recurso narrativo, como un pretexto para hacer una cinta rentable en taquilla, no. Lo que tenemos enfrente es más bien un manifiesto, donde la demanda, el reclamo y el descontento por las cosas que suceden a diario, por la satisfacción de esas particularidades que en conjunto le dan sentido a la existencia, se vuelven un grito. Un grito que, al menos por ahora, tiene sed de justicia.
"Simplemente nos estamos cobrando. Mientras nos sigan debiendo nos seguiremos cobrando".