La editorial Espasa Calpe, en su mítica Colección Austral, nos presentó en 1988 esta pequeña novela, escrita bastantes años antes y rescatada del olvido en 1985 para presentarla a un premio literario que, por supuesto, ganó.
"El huésped del rector" escrito por José Guillermo García Valdecasas en la editorial de Espasa Calpe (ISBN: 84-239-1839-4) con 168 páginas. Desde España y presentado en 1988 se encuadra en el género Terror Enlace Relacionado:Espasa Calpe Valoración: 7.5 sobre 10
A veces, entre el maremágnum de libros que se editan, se pierden algunas obras interesantes, aplastadas por el peso de los grandes lanzamientos editoriales y de la arrolladora maquinaria propagandística que les acompaña. Este es el caso de la novelita ( por su escaso número de páginas ) que hoy nos ocupa, una deliciosa historia que su autor mantuvo guardada en un cajón durante muchos años.
José Guillermo García Valdecasas no es realidad un novelista, o al menos no es esta su ocupación principal. En realidad estamos ante todo un profesor universitario, cuyas obras generalmente no tienen nada que ver con la ficción, sino que se centran sobre géneros como el ensayo y la investigación. Durante muchos años el autor ha sido rector del Colegio de España en la ciudad italiana de Bolonia, la más antigua institución escolar española en el extranjero ( su creación data de 1364 ), cuya historia bien merecería un trabajo más extenso.
Precisamente en este lugar que José Guillermo García Valdecasas conoce tan bien es donde ha situado la acción de su novela. Pretendiendo, al modo de los grandes clásicos, haber encontrado el relato de los hechos durante una investigación en los fondos bibliográficos del Colegio, el autor nos presenta la figura de don José María Irazoqui, rector del lugar en 1863. Olvidado por las autoridades españolas de la época y acosado por especuladores que desean hacerse con los terrenos y con el edificio del Colegio, don Jose María vive sus días más amargos, en los que lo único que le mantiene en pie es un enternecedor sentimiento de trágica y resignada hidalguía.
Cierta noche, cuando la situación está más negra que nunca, recibe la visita de un misterioso individuo, que responde al nombre de Pedro Justino, el cual viene huyendo de unos matones que le han propinado una paliza. El estrambótico individuo, que pronto revelará sus poderes brujeriles, acabará instalándose en el Colegio junto al rector. A pesar de los desplantes continuos de un Irazoqui cada vez más tenso, Pedro Justino le muestra una fidelidad casi perruna y acabará por solucionar sus problemas, quitando de en medio al poderoso individuo que quiere hacerse con el Colegio.
Aunque a priori una novela con sólo dos personajes ( excepción aparte de fugacísimas intervenciones de otros ) podría resultar un poco pesada, la habilidad del autor consigue salvar honrosamente el problema. Para ello cuenta con varios elementos, entre ellos la agilidad de los diálogos que tienen Irazoqui y Pedro Justino. También es notable la estructura de la novela, que recurre tanto a la narración en tercera persona desde el siglo XX como a los recuerdos de Irazoqui en el siglo XIX. Estos saltos temporales, en los que se ha cuidado al máximo las diferencias de estilo y lenguaje, son también un elemento que contribuye a la agilidad y el dinamismo de la novela.
La obra bascula entre la ternura disfrazada de ironía con la que el autor trata a sus personajes y los ambientes oscuros y tenebrosos del Colegio medio en ruinas, que recuerda por momentos a una casa embrujada. Incluso hay algunos momentos que podrían considerarse como terroríficos, como cuando cuando Irazoqui sorprende a Pedro Justino en su habitación en el momento de preparar un hechizo para defender al Colegio.
No se trata de una novela que vaya a revolucionar el panorama literario, pero al menos se lee con agrado y con interés creciente. En su favor se puede decir que en 1985, cuando el autor se decidió a sacarla de donde la tenía escondida para presentarla al certamen de novela corta Café Iruña, ganó el primer premio de dicho concurso. Puesto que no se trata de un gran premio en el que el jurado tenga que "atender compromisos" con grandes editoriales, creo que podemos fiarnos de la justicia con la que se ha concedido dicho premio.