El terror europeo sigue ganando peso específico y prueba de ello son Eden Lake y sobre todo, Martyrs y Déjame Entrar, las claras vencedoras de la Muestra. Si no llega a ser por Watchmen, EEUU habría sufrido un escandaloso KO técnico.
Primera de una trilogía de películas basadas en el manga de Naoki Urasawa, responsable de éxitos como Monster o Yawara!. Cuenta la historia de Kenji, que trabaja en una tienda con su madre y su sobrina Kanna abandonada por su madre que desapareció para hacer algo muy importante que no quiso desvelarle ni a ellos ni al público.
Para luchar contra el líder de una secta que planea la destrucción de Tokio inicialmente y del mundo después, Kenji deberá reunirse con sus antiguos compañeros de correrías escolares. Asi pues, todo comenzará precisamente al asistir al funeral de uno de ellos Donkey descubriendo con estupor cómo la malvada secta mueve sus hilos basándose punto por punto en un cuaderno que el propio Kenji ideó de pequeño. Los planes del villano Amigo, culminarán la Nochevieja sangrienta del año 2000, pero para entonces muchas ciudades ya habrán sido arrasadas.
142 minutos de metraje que terminan, tengo que advertir, en un "continuará..."
Debido en parte a la excelente reputación de la premiada obra de Urasawa, la película arrasó en tierras niponas y así, aparte de basarse en una prestigiosa publicación ha permitido al director contar con un presupuesto elevado, brindándole la posibilidad de rodar en diferentes localizaciones.
El argumento se desarrolla a lo largo de unos 50 años y está contado en tono de thriller, siendo una historia cuya extensión puede llegar a descolocar a ratos al espectador, envolviéndole con la sensación de falta de datos, o de haberse perdido algún detalle importante que le va a impedir seguir. Sin embargo, está todo bien calculado para que las piezas poco a poco vayan encajando y aunque tendremos que esperar las otras dos partes de esta trilogía, el público comentaba al término con entusiasmo sus opiniones. Buena acogida también por los que ya habían leído la obra en papel, destacando su fidelidad a la misma asi como su magnífica fotografía.
A modo de anécdota nos queda la pérdida en un momento crucial de la historia de los subtítulos, que nos deja esos momentos de comentarios del público que siempre amenizan la Muestra y que obligaron a los responsables a parar momentáneamente la proyección.
Mis partes preferidas son los flash back a la infancia de los protagonistas, esa idea de crear una banda secreta en un descampado, con códigos secretos, planes secretos y enemigos secretos y reales. Todos los integrantes poseen una maravillosa personalidad y sus rasgos particulares, descritos con humor y vistos a través de escenas de peleas en el recreo o de confidencias, resultan absolutamente encantadores y permiten volver un poco a esa infancia donde el concepto de lealtad era tan importante y una caja de cartón enterrada con cuatro baratijas era un tesoro que proteger con la vida.
Título: El Vagón De La Muerte (The Midnight Meat Train)
El Tren De La Carne De Medianoche era el título de uno de los cuentos que aparecían en el primero de una serie de seis volúmenes (aunque Planeta no llegó a publicar en España más allá de los tres primeros) recogidos bajo el nombre de los Libros Sangrientos. Avalado por Stephen King, que dijo que había visto el futuro del terror y su nombre era Clive Barker, este alcanzó un éxito notable, especialmente en los Estados Unidos.
Independientemente de los comentarios de los colegas de profesión, la proyección de Clive alcanzó unas cotas espectaculares a partir de la segunda mitad de los años 80 y sus libros empezaron a venderse como rosquillas entre un público adolescente que reclamaba sangre nueva.
Quedaba todavía un elemento que habría de jugar muy a favor del escritor y fueron las distintas adaptaciones al cine de varias de sus novelas e historias cortas que incrementaron todavía más si cabe ese momento dulce. Asi, The Forbidden se convirtió en "Candyman" (1992), Cabal en "Razas De Noche" (1990) y sobre todo, The Hellbound Heart en la fundamental "Hellraiser" (1987).
Hasta aquí, todo perfecto, pero el de Liverpool tuvo la osadía de declarar públicamente su homosexualidad en un momento y en un país que a pesar de jactarse de ser muy moderno, no estaba lo suficientemente preparado para semejante confesión. Barker se vio obligado a mudarse a Los Ángeles, donde vive actualmente y a pesar de seguir publicando con regularidad, su éxito estos últimos años se ha trasladado hacia los mercados de comic y videojuegos.
Por eso me resulta un poco extraño que justo ahora, cuando parece que ya pasó el estado literario de gracia, vuelva a ser una de sus historietas y además de las de la gloriosa primera época, la que haga su aparición en el cine (en España ni se va a estrenar, saliendo directamente en DVD). Y más extraño todavía que el director que ha decidido apostar por él haya sido el japonés Ryûhei Kitamura, responsable de las curiosas "Aragami" (2003) o "Azumi" (2003).
Leon es un joven fotógrafo con una prometedora carrera por delante. Por mediación de un amigo conoce a Susan, la dueña de una famosa galería de arte interesada en su trabajo. Las fotos no son del agrado de esta porque según dice, no terminan de reflejar ese lado oscuro del ser humano. Leon, cámara en mano, recurre a los lugares más sórdidos y personajes más barriobajeros como objetivo fundamental de su trabajo y por casualidad, toma una instantánea de un extraño personaje en el metro. Se trata de Mahogany y seguir indagando en su vida le hará descubrir un secreto escondido desde tiempos inmemoriales en la profundidad de los túneles y que jamás debe salir a la luz.
Básicamente esto es lo que se encierra detrás de El Vagón De La Muerte, solo que aderezado con muchos litros de hemoglobina y grandes dosis de violencia, bastante explícitas en la mayoría de ocasiones, que por otro lado creo recordar no difieren demasiado de la historia corta que leí hace ya varios años y que tampoco fue la que más me gustó de ese primer libro.
Para conseguir darle un empujón extra, Ryûhei ha reunido un puñado de actores que sin ser primeras figuras, tienen cierto gancho y no resultarán desconocidas para los amantes del cine. Bradley Cooper, Leslie Bibb y sobre todo Vinnie Jones en el papel del malvado Mahogany y una recuperada para la ocasión Brooke Shields haciendo de Susan Hoff, la dueña de la galeria.
El Vagón De La Muerte es una película de terror sin mucho más, inspirada en una historia corta graciosa pero bastante chorroncilla y que de no haber sido por el nombre del director y alguno de sus actores dudo bastante que ni tan siquiera hubieran llegado a estrenar en las salas americanas.
Título: Surveillance
Año: 2008
País: USA, Alemania
Género: Thriller, Drama
Director: Jennifer Chambers Lynch
Intérpretes: Julia Ormond, Bill Pullman, Michael Ironside, Pell James, Ryan Simpkins,...
Los que ya llevamos unos años enganchados a la Muestra y sus entresijos, sabemos que siempre hay alguna película que en apariencia, y digo solo en apariencia, desentona con el resto de las programadas. Surveillance se perfilaba como la más fácil de señalar con el dedo en ese sentido. Pero se da otro fenómeno curioso y con cada nueva edición del festival resulta más gratificante comprobar como el personal que acude a ver las películas, se ha informado previamente muy mucho respecto a lo que va a ver por difícil que sea de encontrar en los circuitos convencionales.
Si Surveillance se había llevado el premio a Mejor Película en la 41ª edición del Festival Internacional de Cinema de Catalunya, Sitges 08 para los amigos, era algo que casi nadie había pasado por alto. Y otro tanto pasaba con la directora del film, Jennifer Chambers Lynch hijita del director de culto David Lynch. Así que vamos a tratar de dejar ambas cosas a un lado y centrarnos en lo que allí vimos.
Tras un desagradable acontecimiento, muertos incluidos, acaecido en uno de esos desiertos fronterizos al norte de los Estados Unidos dos agentes del FBI llegan a la comisaría del pueblo donde se encuentran los testigos de la masacre con la firme intención de interrogarlos. Sin embargo, aunque todos coinciden en señalar a un grupo de peligrosos asesinos, las declaraciones del agente de policía, la niña y una drogadicta difieren considerablemente entre sí.
Con este juego de engaños y equívocos, Jennifer se mete en la piel de un thriller nada peculiar, alejándose por completo de ese aire excesivamente serio que por lo general suele llevar implícito. De momento, nada que objetar, en todo caso agradecer la valentía de la joven directora. Los personajes intencionadamente típicos y cayendo intencionadamente en uno y otro tópico, logran mantener sin mayor problema la atención del espectador con efectivas dosis de humor negro, cierto surrealismo y unos inteligentes diálogos. Lo estás haciendo bien, ya casi lo tienes. Pero ese puñetero empeño tuyo por retorcer una historia con una cantidad por completo injustificada de flashbacks. (Si es que uno llega a perder la cuenta, parece un campeonato) ¿No habrás tratado de ocultar una trama que de haber estado narrada de forma lineal habría resultado excesivamente previsible? Ay, pillina, con lo bien que lo estabas haciendo…
Bonitos planos, saturaciones de color, imágenes desde cámaras de vigilancia y un buen elenco (Julia Ormond, Bill Pullman o Michael Ironside) convierten a Surveillance en un más que interesante trabajo, muy divertido una vez le has pillado el punto y que afortunadamente disimula bien su mayor defecto, ese del que hablé antes. Un thriller macabro e interesante, así que por favor, bajen su mano y dejen ya de señalarla que además, lo único que se ha quedado Jennifer del papa, han sido los dineros.
Título: Déjame Entrar (Låt Den Rätte Komma In)
Año: 2008
País: Suiza
Género: Drama, Terror
Director: Tomas Alfredson
Intérpretes: Kåre Hedebrant, Lina Leandersson, Per Ragnar, Henrik Dahl,...
Es bien sabido que cuando de una película tienes tal cantidad de referencias positivas acabas, aún a sabiendas que es el peor de los errores, por dejarte llevar haciéndote demasiadas ilusiones. Digo que es el peor de los errores porque la cara de tonto que se te queda cuando no se han cumplido ni la mitad de ellas tiene que ser de espanto. Pero esta vez y ojala puedo repetirlo más a menudo de lo que quisiera, Déjame Entrar satisfizo sobradamente todas las expectativas que de ella se esperaban y es de ley reconocer y además sin pelos en la lengua que en efecto, todos aquellos que habían hablado maravillas, se habían quedado muy cortos.
Es una de esas películas que deja un recuerdo imborrable y además lo hace sin trampa ni cartón y me explico. Es difícil olvidarse de proyecciones como "Martyrs" (2008) o "À l'intérieur" (2007) porque de alguna manera ambas suponían un intento por dar un pasito más allá. Pero lo que resulta verdaderamente difícil es conseguir el mismo efecto con una historia sencilla que no ha necesitado excesos de ningún tipo que si por algo ha de prevalecer será por la forma en que Tomas Alfredson nos la cuenta y sobre todo, una de las claves principales, sus entrañables protagonistas.
Deberían aplicarse el cuento en Hollywood y tratar de hacer mejor las cosas apostando por caras menos conocidas y trabajando un poquito más los guiones en lugar de agilipollarnos con precuelas, secuelas y lo mejor para el final, remakes, anunciados ya por supuesto tanto para Martyrs como para Déjame Entrar. ¡¡¡Señor, qué pena!!!
Inspirada en el libro del mismo nombre "Låt Den Rätte Komma In" (2004) de John Ajvide Lindqvist. Personaje muy popular en su Suecia natal, especializado en literatura de terror y amante de Morrissey del que incluso afirma tomó prestado el título de su canción "Let The Right One Slip In" para la novela. El escritor ha gozado de plena libertad para adaptarla a la pantalla y desde luego y a juzgar por los resultados, ha sido todo un acierto.
Oskar (Kare Hedebrant) es un chico de 12 años que por su carácter afable y solitario sufre el continuo acoso de parte de sus compañeros de clase. Agobiado por la situación, parece encontrar el tan ansiado sosiego en la figura de Eli (Lina Leandersson), una niña de su misma edad recién mudada al apartamento contiguo. Eli es seria y misteriosa y muestra una palidez casi impropia, coincidiendo para colmo su llegada con una serie de desapariciones y extraños asesinatos.
Cansados como estamos de los vampiros con porte de superhéroe se agradece enormemente una película en que se mantiene con extraordinaria fidelidad la esencia misma del vampiro clásico rememorando la figura de los Murnau o Herzog. Hacía muuuuuucho tiempo que no veía en pantalla a ese personaje atrapado en su propia enfermedad, con su lado tierno como humano que fue en algún momento, y con su lado salvaje, como depredador acuciado por el hambre que es ahora.
Imprescindibles igualmente las localizaciones, convirtiendo a la nieve en silencioso protagonista e impregnándose en una sorprendente fotografía. Esos fundidos en negro en contraposición a la luz del sol, el enemigo mortífero de estas criaturas. Los silencios prolongados y primeros planos que recuerdan que la muerte y la oscuridad están siempre presentes. La banda sonora sobria a la par que exquisita. El ritmo pausado pero tremendamente efectivo dejando al espectador boquiabierto bien por la dureza de las imágenes o por la sensibilidad que desprende cada fotograma. Y como no, los dos jóvenes actores protagonistas que dan una lección de interpretación en grado máximo. Kare Hedebrant transmite en todo momento esa fragilidad que su personaje requiere, pero es que Lina Leandersson se marca una interpretación que roza la perfección, frágil, inquietante, perturbadora, dura.
Un drama con las pinceladas justas de terror que muestra el corazoncito de los vampiros y evidencia que quizás el espectador europeo no es tan ceporro como el estadounidense, al que hace falta derramarle litros y litros de sangre para conseguir meterlo en la trama. La clara triunfadora de la Muestra, despedida con una sonora ovación, joya de obligado visionado contada de una forma tan cotidiana y cercana que resulta casi imposible no caer en sus colmillos.
Título: Splinter
Año: 2008
País: USA
Género: Terror
Director: Toby Wilkins
Intérpretes: Shea Whigham, Paulo Costanzo, Jill Wagner, Rachel Kerbs,...
A este ritmo van a seguir pasando los años sin que consiga ver una película con bicho que me haga un poco de gracia. Casi es ya una especie de subgénero propio dentro de la Muestra y no hay edición en la que se proyecte al menos una de ese palo. Y que conste que me parece muy bien, pero el problema es que de antemano tengo la seguridad que me voy a tragar un producto, y voy a ser benévolo, mediocre.
Curtido en mil batallas, decidí usar el viejo truco de no tomarme Splinter muy en serio, pero ni con esas. Es más, Toby Wilkins, el inexperto director, se me había adelantado. Ante tal panorama solo me quedaba la opción de dejarme llevar y encontrarle el lado positivo a esta especie de Serie B y fue entonces cuando la cosa empezó a funcionar.
Todo comienza y acaba, en una gasolinera, desde donde el encargado vislumbra algo extraño entre la maleza. Cuando se acerca para comprobar de qué se trata, una especie de mano espinosa se lo merienda con una facilidad pasmosa. Por diferentes coincidencias una joven pareja y un convicto fugado coincidirán en la gasolinera donde deberán aprender a unir fuerzas para poder hacer frente a la criatura, el reverso tenebroso de Cosa de la "Familia Addams" (1991).
No se puede decir que nos encontremos ante una historia demasiado original pues ya está más que trillado el tema de la supervivencia en entornos hostiles pero al menos lo del parásito que necesita al ser humano para propagar la infección nos retrotrae a los tiempos de "La Cosa" (1982) o "Alien" (1979) y eso siempre es de agradecer. Desafortunadamente ni guión ni presupuesto dedicado a efectos especiales están cercanos a las mencionadas y tenemos que conformarnos con suplir los momentos más terroríficos con primeros y cortos planos de la criatura o movimientos alocados de cámara que viene a ser lo mismo que acabar por no ver nada.
Pero bueno, como ya habíamos dicho que la idea era divertirse, al menos eso sí que lo consigue. No tengo muy claro si nos encontramos ante una película de terror, una road movie o una comedia, porque tiene cosas de las tres, sobre todo las más tipiconas, pero cambiando el chip a tiempo puedes llegar a sacar algo positivo del visionado.
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