www.mentenebre.com: Llamada Perdida

Podría decirse que, producto de la recién concluida huelga de guionista que ha asolado las tierras americanas, Hollywood habría tirado de guiones ya escritos y modificados ligeramente para poder continuar a flote. Quizá podría desprenderse esta idea a tenor de los últimos títulos que han llegado a nuestras pantallas desde Estados Unidos (sin ir más lejos, The Eye, estrenada apenas una semana atrás), pero creo que todos sabemos que esto no es así. Es mucho el tiempo que los americanos han estado cogiendo películas de otros países y adaptándolas a sus visiones y costumbres. Éste, obviamente, es el caso de Llamada perdida, remake del director japonés Takashii Miike.

Para empezar a analizar esta cinta, quizás habría que ser honesto y comenzar hablando de la original. Chakushin Ari, estrenada en el año 2003, para mí ya supuso una decadencia en el creciente cine de terror japonés. Es cierto que las primeras noticias y películas que llegaron desde tierras niponas supusieron toda una bofetada de aire nuevo y refrescante. Cansados del cine de terror adolescente, de los asesinos en serie típicos, y películas sin ninguna chispa y originalidad, aquella saga que algunos incluso tuvimos la suerte de ver en versión original años antes de que se conocieran en España (con subtítulos, por supuesto), como fue The Ring, nos supuso toda una alegría y renovada experiencia. El cine japonés parecía resurgir con fuerza, vigor y con un sinfín de ideas aterradoras con una firma especial y única en la forma de llevarlas a la gran pantalla. A raíz de esta película, comenzaron a salir títulos y más títulos que mantenían siempre implícita la aureola de maldad que sólo los japoneses, incluso con efectos especiales baratos y maquillajes a veces irrisorios, conseguían transmitir a los espectadores. Pero desgraciadamente, como todo en la vida, lo poco gusta y lo mucho desagrada. Y así empezó a pasarme, al menos a nivel personal, que comencé a cansarme de ver una y otra vez prácticamente las mismas películas e ideas basadas en ese terror japonés. Y casualmente fue con ésta, Llamada Perdida, donde llegó la gota que colmó el vaso. Después de ver esta cinta, ya no volví jamás a fiarme de antemano (como antes sí hacía) de una película japonesa.

Llamada Perdida (la original de 2003) me pareció sobradamente lenta y en ocasiones ridícula, a parte de considerarla prácticamente una copia de la propia The Ring (Ringu). Teniendo esto en mente, la versión americana a priori lo tenía difícil para poder llamar mi atención, pero se trata de un remake, lo cual quiere decir que si los guionistas, productores y director creen que pueden mejorar algo de la original, están en posesión de poder hacerlo. Así, con esta expectativa, acudí al cine a ver qué era lo que me deparaba la nueva version de Llamada Perdida. Pero no, realmente no sabría decir cuál me gusto más, si la original, o el remake, pues incluso tratándose de una adaptación, la película del director Eric Valette parece haber cobrado vida propia haciendo un poco lo que le venga en gana. Realmente poco tiene que ver la una con la otra, a parte del residente mal que recorre los teléfonos móviles realizando llamadas a sus víctimas, avisándoles de la hora y día de su muerte y dejándoles escuchar un fragmento de sus últimas palabras. El resto de la historia, aunque podría correr paralela en ciertos aspectos, es completamente distinta. El kit de la cuestión, la raíz que está provocando los hechos, la trama que mueve los hilos en general, no tiene nada que vez. Comienza siendo similar pero, a medida que se desarrolla la película, se va separando más y más hasta ser una película completamente distinta, donde lo único que siempre se mantiene igual es el tema de las llamadas. Esto podría ser bueno, pues, como antes dije, al realizar un remake éste no tiene por qué ser un clon del original, siempre se pueden tomar las cosas buenas y positivas, coger un papel en blanco, y redactar un guión completamente distinto que sea más atractivo para los espectadores. Pero es que, incluso, ni siquiera esto lo han conseguido. La película original guardaba en su final un secreto interesante que quizás era lo que más salvaba la película de la hoguera. Me recordó mucho a El Ultimo Escalón (protagonizada por Kevin Bacon). En esta ocasión desaparece ese punto notable dejando la película prácticamente nula. Cierto es que se trata de dar el típico revés de fin de minuto para tratar de sorprenderte, pero... no llego a convencerme. Probablemente estemos hablando del remake japonés más americanizado de todos los que hemos visto hasta la fecha, pues mezcla de manera sublime la poca esencia nipona con grandes dosis de cine teenager muy en la línea de películas como Destino Final, incluso con escenas terroríficamente cercanas a ésta.

La película comienza cuando dos amigas reciben una llamada perdida. Al escuchar el mensaje que se guardó en el buzón de voz, la propietaria del móvil se escucha a sí misma entre gritos de pánico y terror. A partir de ese momento comenzará a ver cosas extrañas, como espectros o seres siniestros que le observan desde cualquier punto, hasta que finalmente llega la hora y día que extrañadamente marcaba aquella llamada perdida, muriendo en extrañas circunstancias. Cuando esto ocurre, el teléfono móvil de la chica realiza otra llamada automáticamente a otro amigo, continuando así con la demoníaca cadena de muertes. Cuando Beth comienza a sospechar que algo raro les está ocurriendo a sus amigos, que mueren uno tras otro tras recibir la extraña llamada, acude a la policía, pero nadie la cree y poco menos que entre risas la echan de la comisaría. Sin embargo, Jack Andrews, un agente que oye la declaración de la chica, decide ayudarla en su búsqueda de la verdad, pues su propia hermana murió en las mismas circunstancias. De ahí en adelante la película sucederá entre algunas que otras llamadas, y la investigación de Beth y Jack contrarreloj para averiguar qué está pasando y cómo detenerlo.

Llamada Perdida en el fondo resulta una película floja, poco interesante, recurrida, y que no conseguirá destacar por encima de otras por mucho que lo intente.

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