www.mentenebre.com: Underworld: Evolution

La primera entrega de la saga "Underworld" incidía en cierto modo en algunos de los temas planteados en la otra serie de vampiros Underworld: Evolution

del cine contemporáneo, "Blade", mezclando la tradición del vampirismo medieval con la moderna tecnología y la lucha de clanes. La inclusión de los licántropos ya era algo menos convencional, sobre todo en lo que a grandes producciones se refiere, ya que Drácula y el Hombre Lobo habían medido sus fuerzas en numerosos films de clase B en décadas pasadas. El resultado final de aquella primera entrega no pasaba de curioso, debido sobre todo a la incapacidad de Len Wiseman para narrar una historia mal escrita, con conspiraciones pasadas y presentes de varios tipos que el director fue incapaz de hacer no ya creíble, sino meramente comprensible. Sobre todo por el tiempo que empleaba en mantener en pantalla, y con la cámara "mejor cuanto más cerca", el rostro de la que después se convertiría en su esposa, Kate Beckinsale.

En la primera entrega Selene oficiaba de secundaria y protectora del que a priori era el protagonista del film, Michael Corvin, un descendiente directo de la raíz de ambas razas y el único híbrido entre ellas, que se convertía en el centro de la trama de conspiraciones entre líderes vampiros y licántropos para conseguir algo que no estaba demasiado explicado, posiblemente porque tampoco era demasiado importante. Para "Underworld: Evolution" Wiseman decide dejarse de complicaciones y centrarse en la vuelta a la vida de Marcus Corvinus, en teoría el primer vampiro, para liberar de un encierro de casi 10 siglos a su hermano Alexander, el primer hombre-lobo. En cuanto a la pareja protagonista, los términos se invierten: ahora es Selene el centro absoluto de la historia y Michael queda reducido exclusivamente al papel de guardaespaldas y amante.

También hacen acto de presencia el padre de las criaturas, un Derek Jacobi de lo más aristocrático tratando de defender unos diálogos de verguenza ajena, y otro par de vampiros más que intentan explicar algo de la trama. Pero solo lo intentan, porque a pesar de que en este caso la historia es bastante menos confusa, los primeros minutos son una vuelta al siglo XIII para mostrar el nacimiento de la guerra entre ambas especies. La película está repleta de flashbacks, y Wiseman sigue a lo suyo, que es sacar lo más guapa posible a su señora. Para ello, además de contar con la "materia prima" humana, utiliza las mismas técnicas de la primera entrega: planos cortos, muy cortos, herederos directos de la estética de comic, fotografía (casi siempre) azulada como no se ha visto desde los buenos tiempos de Tony Scott y mucha, demasiada, cámara lenta.

Underworld: Evolution

En definitiva lo mismo que casi todo el género de terror actual, que confunde la atmósfera con lo que acaba siendo simplemente estética de usar y tirar para neo-goths. Si se pierden muchos minutos en planos casi fijos del rostro de Selene, más la manera actual de planificar las escenas de acción con la cámara superlenta, pues lo normal es que la historia, por escueta y simple que sea, acabe por estar mal contada. Pese a todo esto, me parece mejor, o más soportable que la primera entrega.

Un par de detalles: el poder de la sangre como transmisor de recuerdos y vivencias, algo habitual en las Crónicas Vampíricas de Anne Rice, pero que en los films actuales no es tan común, y la absoluta ausencia del factor humano en "Underworld: Evolution", donde la impresión es que vampiros y hombres lobo están absolutamente solos en el mundo. El único toque, y bastante ridículo, dada la naturaleza del personaje, es el intento de Michael de curar una quemadura a Selene ...con un ¡¡botiquín!! Y uno más personal: el parecido entre una de las formas que adopta Marcus Corvinus y el protagonista de la que para mí es la mejor muestra de cine de terror de los últimos años, el Creeper de "Jeepers Creepers", películas que son exactamente lo opuesto a "Underworld: Evolution" : narración frente a la pura imagen, atmósfera frente a pura estética.

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