¿Podemos conocer la Verdad? ¿Podemos descubrir la Verdad? Un interesante trhiller de Alex de la Iglesia que nos muestra su faceta más clásica dentro del celuloide.
"Los Crímenes de Oxford" dirigida por Alex de la Iglesia con la distribución de Warner Bros y presentada 2008. Interpretada por Elijah Wood como Martin & John Hurt como Arthur Seldom & Leonor Watling como Lorna & Julie Cox como Beth desde España y transcurre entre los géneros Thriller & Policiaca , tiene una duración de 110 minutos. Enlaces Relacionados:Los Crímenes de Oxford & Warner Bros Valoración: 7.5 sobre 10
Nos encontramos ante la película más extraña de Alex de la Iglesia.
Comenté en la sección de Cortos de Mentenebre que la ópera prima de Alex de la Iglesia, su corto "Mirindas Asesinas", era la “puesta en escena” del “Tarantino Español”. De aquel que se encargaría de darnos “Tiros y Sangre” hasta la saciedad en nuestro Cine. Aquel que nos ha demostrado que ese género cinematográfico, el cine de acción, es también realizable en nuestro país sin el menor sentimiento de vergüenza ajena. Pues bien, esta película no parece en absoluto una película realizada por este genial director español.
Se trata de una película muy clásica en sus formas, correctísima en su realización y con un elenco de actores foráneos de alto nivel, en la que hay una falta absoluta de…
…tiros.
Sí, no se dispara ni una sola vez en toda la película. Bueno, hay un disparo, pero con una pistola de clavos, por parte de uno de los mejores personajes del filme, el científico loco mutilado, interpretado magistralmente por Burn Gorman, pero, aun así, la violencia brilla por su total ausencia.
Es una película que nos muestra que Alex de la Iglesia no está ahí por casualidad. Es un gran director, y puede realizar obras delicadas, con finura y buenas maneras (destaco el bonito plano secuencia de la escena del descubrimiento del primer crimen, como muestra de ello).
El filme está basado en la novela, "Crímenes imperceptibles" de Guillermo Martínez, que como no he tenido el gusto de leer, utilizaré el genérico en estos casos:
“El libro es mucho mejor”. Jejeje, si es que el refran de “una imagen vale más que mil palabras” jamás ha gustado a ningún lector que haya visto una secuela de su libro favorito. Pero en fin, volvamos a la película.
El filme podría parecer un thriller al estilo del ya famoso "Codigo da Vinci", con menos acción, sin monjes albinos, ni viajar tan alegremente por Europa, pero con el desnudo integral de Leonor Watling, que muchos considerarán la excusa ideal para ir a verla.
En el filme buscaremos a un asesino, capaz de matar sin que nadie se dé cuenta de que ha sido un crimen, y en el que para descubrirlo, jugará con los dos protagonistas, siendo uno un prestigioso profesor de Oxford, John Hurt, a quien, parece ser, se le ha quedado “lacara de pena” desde ese fatídico día del 1979, cuando le salió un alíen de la barriga, y el otro, un joven norteamericano que quiere que sea dirigida su Tesis Doctoral por el ilustre y tristón matemático, Elijah Wood, a quien creo que se le va a quedar para siempre la cara de Hobbit, como en el caso de John Hurt, con esos ojazos tipo Manga que hacen las delicias de nuestras madres y de nuestras amigas y amigos amantes de los rasgos dulces.
Tendrán ambos, casualmente al parecer, resolver la conexión de una serie de crímenes casi imperceptibles, al no ser por las pistas del supuesto asesino, en forma de enigmas geométrico-lógicos. La forma de este enigma es la aparente sucesión lógica de unos sencillos símbolos geométricos que intentarán descifrar para anticiparse al siguiente crimen.
La moraleja del filme parece que se le ha escapado a la gran mayoría de los críticos, quienes no han visto en ella prácticamente nada, a pesar de la buena factura de toda su creación. La película no es una película que busca descubrir simbologías ocultas, sino demostrar que la Verdad es un hecho difícilmente reconocible y que todo suceso, objetivamente hablando, es imposible de conocer, ya que nuestra apreciación del suceso jamás podrá abarcar todos los sucesos relacionados y, por supuesto, las motivaciones detrás de ellos.
El filme nos demuestra cómo las “verdades se construyen”, que todo suceso puede tener varias interpretaciones y que todos estamos, en un momento dado de la vida, bajo sospecha, si nos expresamos o actuamos “mal”, o fuera de sospecha, si somos capaces de aparentar seguridad y falta de interés en el supuesto fin del crimen.
Por ello, invito a quienes desean ver la película que se queden más con el contexto filosófico del filme que con las cábalas expuestas por el asesino como pistas. En ese sentido, me supo a poco el juego matemático-lógico y me hubiera gustado algo más sesudo, más profundo, a pesar de que para muchos es un filme lleno de referencias matemáticas, sobre todo a famosos matemáticos, como Kurt Godel, Alan Turing, Pitágoras. En la película también sale una recreación de la solución del matemático Andrew Wiles al Último Teorema de Fermat, aunque en la película lo llaman el Último Teorema de Bormat, quizás para que la gente lo busque y se rompa la cabeza con este supuesto teorema, o simplemente porque el Teorema de Fermat estaba ya resuelto y desearon usar otro nombre. En realidad, no son tan relevantes las matemáticas como en un principio parece mostrar el filme. Es decir, la matemática, no es la protagonista a pesar de su presencia, sino a la lógica relacionada con el pensamiento humano.
La conclusión final de esta película es que un españolito de a pie no verá nada que le recuerde a Alex de la Iglesía. De hecho, para mí, es una película realizada absolutamente para un público anglosajón. Y creo que Alex de la Iglesíano ha buscado el reconocimiento en su tierra.
Es, quizás, una búsqueda de un reconocimiento internacional.
Cinematográficamente hablando, "Los Crímenes de Oxford" es una película bien realizada, pero no aporta nada nuevo a este género de "Genios Psicopatas" donde los asesinos son tan admirables, intelectualmente hablando, como sus perseguidores. Tampoco es un "Código da Vinci", ya que no hay misterio o misterios, siendo en realidad un thriller de connotaciones filósoficas, pero no por ello místicas o trascendentales.
De hecho, la obra expuesta en el comienzo, "Tratactus logico-philosophicus", de Ludwig Wittgenstein, es en realidad la clave de la película, e incluso, diría, el verdadero nombre del filme. No puedo dejar de comentar, la participación "del Actor Fetiche" del aclamado Jean Pierre Jeunet, Dominique Pinon. En perfecta asimetría estética con Elijah Wood. En fin, un filme intelectual, interesante y ameno, pero no para llevar a los niños, sino para meditar y pensar sobre lo que es la Verdad y nuestro limitado conocimiento del mundo.
Para terminar, os dejaré un Enigma a descifrar, ya que está tan de moda y parece ser tan interesante.
Intentar descubrir en el símbolo que hay al final de este articulo, un importante músico del Rock Gótico Internacional.
La solución, ummm, ¿Cuándo podré daros la solución?
No os quedará más remedio que seguir mis reseñas hasta encontrarla.
No puedo dejar de comentar, la participación "del Actor Fetiche" del aclamado 
